2019

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" Dedicada a todos esos amores que en esta vida no pudieron tener un final feliz, a esos amores que fueron reales pero breves, para esos amores sempiternos".

Thais:

- 5...4...3... 2...1... feliz año nuevo.- grito el animador a todo volumen por el micrófono. Todos comenzaron a besarse con todos como de costumbre, yo miré a Donna y está se estaba besando con un chico pelirrojo que no había visto jamás, como siempre estaba sola. Así que me refugie en mi vaso de champagne. Daba gracias a Dios no estar en el radar de los chicos de la academia ya que si estos me veían se reirían como siempre. Estos eran los chicos pubertos de la academia, todos ellos chicos de buena situación social. En cambio los que teníamos talento y no podíamos pagar esa academia teníamos que conformarnos con practicar en casa por vídeos de Internet. Donna volvió su atención hacia mí y está me abrazó con fuerza. Está era mi prima la cual siempre conseguía un chico nuevo cada día.

- el chico que bese me a invitado a una fiesta de los estirados.- dijo donna refiriéndose a los chicos ricos del pueblo.

- si tú quieres ir, entonces ve.- dije con una sonrisa fingida. No quería quedarme sola en ese lugar y no quería ir a casa de los chicos ricos, sabía que no seríamos bien miradas. O más bien yo, ya que Donna traía puesto un lindo vestido rojo con encaje y espalda descubierta, yo en cambio traía puesta mis zapatillas de lona, mis jeans favoritos y mi camisa de la suerte la cual me había regalado la abuela.

- si no vas tú yo no voy.- dijo mi prima haciendo mohín. Sabía que está quería relacionarse con los estúpidos de la zona alta, pero yo sabía que sería un fracaso.

- está bien. Solo si prometes que no me dejaras sola.- Donna salto y me dio un abrazo fuerte.

Nos subimos al auto del chico, este me agradaba era de esos chicos sonrientes y de los cuales para hablar te miraban a los ojos. Mi abuela me dijo una vez que las personas que suelen mirar a los ojos para hablar son las más sinceras.
Cuando llegamos noté la gran casa de Francia Hills, su padre era un empresario petrolero, pero nadie era más adinerado de Román Varona, su padre dueño de casi la mitad del pueblo y además dueño de una empresa de automóviles. Estos dos chicos eran como Barbie y Ken, con lujos a sus alrededores, y además de eso perfectamente guapos, Francia y Román desde pequeños siempre fueron la pareja perfecta, ganadores de los bailes, como rey y reina, los más populares y cosas por el estilo, yo fui a la preparatoria con ellos solo porque mi madre me consiguió una beca, pero para mí suerte yo era invisible a sus ojos.
Caminos hacia adentro de la casa y está estaba repleta de personas vestidas en primera etiqueta, chicos con sus perfectos trajes de dos piezas, las chicas montadas en tacos y vestidos elegantes. Yo era la única que desentonaba.

- dice Collin que puedes quedarte por ahí, nosotros iremos un momento a la piscina.- dijo Donna apuntando un lado desocupado al lado de una gran chimenea.

- como digas.- dije mientras caminaba en dirección hacia el lugar.

Pero de pronto una chica levantó su mano y me saludó como si me conociera, está me llamo y yo con una sonrisa en mi rostro Camíne hacia ella, se veía tan elegante. Cuando llegue a su lado la saludé y la chica soltó una risa graciosa.

- querida podrías traerme dos martinis. No sabía que las empleadas en la casa de Francia eran tan amables.- dijo la chica mirándome de pies a cabeza, no explique nada. Sabía que solo empeoraría las cosas.

Me di la vuelta y me alejé, caminé con torpeza hacia dónde me hallaba antes, pero de pronto choque contra algo y un estruendo se escuchó por toda la casa. Cuando levanté la mirada un camarero me miraba apenado, en el suelo miles de cristales rotos y mi ropa toda llena de bebida. Sentí los ojos de todos en mí, y todos hablaban como si yo no estuviera ahí.
" Debe ser una de las meseras", escuché mientras trataba de salir del lugar. " No tiene apariencia de mesera, yo creo que hasta una mesera se vería más sofisticada que ella", escuché decir a otras personas. Pero lo que más me dolió fue ver a Kai mirándome con sus ojos oscuros, este sonrió hacia una de las chicas a su lado y luego las chicas me miraron y soltaron una gran risa de burla.
Salí corriendo y cuando estuve en el jardín me fui a una de las partes oscuras del lugar.
Kai era el chico que me había gustado desde la primaria, su padre al comienzo era como mi familia, muy humilde pero después comenzó a trabajar en la empresa de Román y este se volvió uno más de los de la realeza. kai  había sido mi amigo pero ahora me quedaba claro que no era más que un idiota mal educado.
Trate de limpiar las manchas en mi ropa pero fueron imposibles. Así que solo me senté ahí en el césped en la parte más oscura del jardín. Me sentí a salvo por un momento. Pero luego vi a Francia, su cabello rubio y sus ojos verdes se veía como la maldita Barbie, y a su lado Román, su cabello miel, sus ojos grises y porte de modelo. Caminaban distraídos pero gracias a Dios no me notaron. Francia abrazo a Román y este depósito un beso cariñoso en los labios de esta. Los envidiaba como podían tener tanto y a la vez tener amor, porque no había duda de que ellos se amaban o al menos eso veía yo.

- te quiero.- dijo Francia mirando a Román como si fuese una deidad.

- solo lo dices para que no me enoje contigo.- dijo este con su voz masculina.

- vamos no te puedes enojar con tu novia por una desconocida.- respondió la rubia.

- es vecina de Rian y el me dice que es una chica agradable. Así que no me gustaba lo que tenías pensado hacer.- cuando dijo Rian supe que hablaban de mí.

- es que no soporto que sea tan incipiente. Además de eso me hizo ver como si en mi fiesta entrará cualquier persona.-

- vamos cariño, no sacabas nada con correrla de la casa, a estas fiestas siempre vienen personas como ella.- por un momento había creído que Román me defendería pero después caí en cuenta que el era igual de superficial que esa chica.

- si te refieres a personas corrientes pues te equivocas. Yo siempre dejó fuera a toda persona que no es de nuestra clase.- dijo la estúpida de Francia.

- bueno ahora estamos de fiesta y no quiero hablar más de una chica que no conozco y que no se sabe dar su lugar.-

En ese momento mis ganas de ponerme de pie y decirle unas cuantas cosas a esos dos idiotas eran tremendas, pero me aguante, ya había armado un buen show y no quería dar de que hablar.

- Thais, al fin te encontré.- dijo mi prima.

- ya podemos irnos.- pregunte algo enojada.

Está me abrazó, en ese momento supe que había visto mi espectáculo. Me ayudó a ponerme de pie y caminamos hacia la salida, Donna unos pasos más atrás pero yo adelante casi Corriendo.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora