Sus vagas pisadas sobre la nieve era lo único que podía oírse resonar en aquella pacífica aldea en la que vivía. Había sido una jornada tan abrumadora para Yoongi, que poco le importaba arrastrar los pies al caminar. Él solo quería llegar a casa y arrojarse en su cama de una vez por todas.Se atrevía a decir que éste había sido un día terrible para él, y que, absolutamente todo, había jugado en su contra. Primero, los terribles malestares en su cuerpo que estuvieron molestándolo toda la maldita mañana, luego, la inesperada aparición de su celo frente a, nada más y nada menos, que el imponente alfa Namjoon, su profesor particular.
Todo lo que podía agradecer era que éste le hubiese dejado retirarse antes de las clases con la excusa de que el joven omega siempre fue su debilidad, y si permanecía cerca de él en ese estado, le sería muy difícil controlarse.
No hace falta aclarar lo vergonzoso e incómodo que eso fue para Yoongi. Sobre todo porque, a sus veintiséis años de edad, él no había sido despojado de su castidad aún.
Y allí se encontraba el chico de cabello azabache, a unos dos metros de la entrada a su cabaña, con sus llaves en mano y una sonrisa de satisfacción plasmada en su rostro.
Nunca creyó que un extraño olor le haría detenerse en seco.
Aspiró profundamente y cerró sus ojos, sintiendo cómo su piel se erizaba con rapidez mientras que el insoportable calor que recorría su cuerpo aumentaba poco a poco, especialmente, en la zona de su vientre. Estaba claro que debía tomar sus supresores cuanto antes o, de modo contrario, atraería visitas indeseadas.
Con algo de pereza, dio los últimos pasos hasta llegar a la puerta e insertó la llave en la cerradura, sorprendiéndose al notar que no se encontraba asegurada. Tomó el pomo con desconfianza y lo giró, empujando la puerta de forma pausada hasta que quedó totalmente abierta. Entonces, una oleada de aquel exquisito aroma de antes golpeó su rostro, estremeciéndole y llenándole de temor.
«No puede ser real, no puede tratarse de él», se repetía una y otra vez el muchacho en su mente. Conocía tan bien aquella esencia, que le fue imposible no recordar a quién pertenecía.
Atinó a dar unos cuantos pasos hacia el interior del lugar, cuando ya no pudo con el temblequeo de sus piernas y cayó de rodillas sobre la fría superficie de madera, observando receloso a la persona que, con una mortificante lentitud, se aproximaba a él.
—Tu cuerpo jamás podrá olvidarme. Tan sólo mírate, mira lo que provoco en ti.
El eco de aquella grave voz retumbó varios segundos en su cabeza, mareándolo junto a los efectos de la excitación que recorría su cuerpo. Ni hablar de lo que causó la penetrante mirada que se lo devoraba, o la sensual sonrisa con la que lo recibía aquella persona.
—...T-Taehyung...
Volvían a encontrarse luego de cuatro largos años, y, una vez más, el muchacho de tez pálida se veía desfavorecido por la situación.
—Como verás, me ha tomado un buen tiempo encontrarte... —dejó salir una pequeña risa enfermiza y luego volvió a posar su vista sobre Yoongi, quien aún se encontraba en el suelo, conmocionado y sin ser capaz de reaccionar—. A pesar de todas las dificultades, aquí estoy de vuelta para reclamarte, bebé, y esta vez, nada podrá detenerme.
—N-no lo entiendo... —tartamudeó asustado. Pequeñas gotas saladas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, humedeciéndolas al instante—. ¿N-no te bastó con todo lo que me hiciste aquel día?
Trató de ponerse de pie cuando el moreno se acercó más hacia él, pero su cuerpo no respondió. Aquel olor tan masculino y atrayente que desprendía el alfa, le volvía demasiado dócil, dejando que su lado omega tomara el control.
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You'll always be mine ; Taegi
Fiksi PenggemarYoongi se empeña en negar lo que siente, Taehyung solo quiere tomar lo que es suyo. (✿) Contenido homoerótico. (✿) Lenguaje vulgar y explícito. (✿) Yoongi!bottom. (✿) One-shot. (✿) Omegaverse!AU. (✿) Todos los derechos reservados.