Única

3

-Así que... ¿eres una princesa? -pregunte sin mirarla.

Las nubes de esa tarde nos seguían, el sol nos alumbraba y la brisa nos acompañaba.

Ella siguió caminando, y suspiró.

-Así es. Soy la princesa Izayoi.- Dijo sin mirarme.

De alguna manera, me sentía bien a su lado. Jamás había hablado de tal manera con una humana. Siempre he pensado que son muy... torpes.

-¿Cómo llegaste a ese lugar anoche?- Preguntó mirandome a los ojos.

Seguiamos caminando, adentrandonos en el bosque.

No podía descirle la verdad, no es alguien que deba saber mi identidad ni mi poder.

-No recuerdo.- Evite la pregunta.

-Mis hombres estaban persiguiéndo a una bestia. - Dijo. -Sin embargo, el joven Takemaru menciono que aquella bestia no era una amenaza, y la dejaron ir...

-¿Y tú? - Pregunté. - ¿que hacías en aquel lugar tan peligroso?

Ella suspiró.

-Fui yo quien detuvo la pelea de anoche. Esa bestia no tenia en mente atacarnos... era como si estuviese detrás de una verdadera amenaza. - Agregó.

Esta mujer no es para nada tonta.

- Y después vi correr a un hombre herido hacia un árbol. Cuando me acerque, junto con Takemaru, estabas asutado y preocupado. Despues de que nos vieras... te desmayaste. - quito su mirada de mi.

Sin darme cuenta, habíamos llegado a una aldea.

-¿Qué hacemos aquí?- Pregunté.
Ella me miro, y sólo sonrío.

Seguimos caminando, ella saludo a varios aldeanos.

-Venimos aquí por plantas medicinales. Para tus heridas. - Contestó la pregunta anterior.

Mis heridas ya no estaban, no podía ser grosero, sólo me retire sin que ella se diera cuenta.