Historias de Navidad
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01—conejo
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Sus pies iban hundiéndose en la nieve. Pese a las palabras de Asuna, de que estaba demasiado frío para salir, había hecho caso omiso y allí estaba, volviendo del pueblo a pie, porque volar con esa ventisca sería peligroso. Maldiciendo su testarudez y prometiendo hacerle caso a la sabiduría femenina la próxima vez, se concentraba en poder despegar sus pies de los hoyos de nieve, que quedaban tras su paso.
El sonido familiar lo alertó por lo que se volvió con rapidez, mirando en todas direcciones para ver de dónde provenía. Activó su visión rápida que le permitía ver a varios metros a la redonda, y entonces lo vió: junto a un abeto nevado, acompañado del sonido característico que le indicó su raza.
Un conejo ragú.
De la misma clase S que Asuna había cocinado para él hacía ya tanto tiempo.
Metió la mano en su cinturón y extrajo algunos Throwing Picks, y como aquella vez los arrojó sobre el indefenso animal. Pero este evadió el ataque y salió corriendo graciosamente, dando pequeños saltos sobre la nieve. Al ver lo ocurrido Kirito se quedó perplejo; o su puntería había mermado considerablemente, o… el pequeño conejo tenía un parámetro de agilidad increíble. Por supuesto se decidió por la última opción, sería un golpe a su ego que su precisión fuera errónea.
Decidido a no perder tan magnífica pieza, salió corriendo tras el pequeño dando traspiés ridículos sobre la nieve. La superficie blanda parecía absorberlo y debía agitar los brazos cual equilibrista para mantener la estabilidad. Siguió por incontables minutos arrojando todos los clavos que había en su inventario sin resultado. Finalmente dejó de perseguirlo y se dijo a sí mismo que un conejo no iba a ganarle. Sabiendo que el parámetro del animal era ir en círculos, lo esperó bajo el mismo árbol donde lo descubrió, y cuando pasó por ahí, simplemente se le lanzó encima aprisionándole con su cuerpo.
El pequeño emitió un chillido y tras agitarse desesperadamente bajo el peso del joven se quedó muy quieto mirándolo con sus enormes ojos rojos.
—Ahora veras lo que es bueno, pequeño.
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•24 de diciembre. El sistema de New Aincrad no podía fallar y allí estaba, regalándoles la nevada de Navidad que todos esperaban.
Asuna preparó la tetera con chocolate caliente y volvió a mirar el mapa para ver dónde estaba Kirito. Ya luego le preguntaría porque en determinado momento daba vueltas y vueltas en un mismo lugar. Y porqué tardaba tanto en aparecer cuando debió hacerlo hacía una hora atrás.
Cuando descubrió que estaba a punto de llegar, volvió con la bandeja de tazas y bollos y esperó pacientemente en la sala, acomodándose en uno de los sillones que le pertenecía.
De pronto la puerta se abrió en un remolino de agua y nieve, y el congelado espadachín hizo su aparición con una sonrisa triunfante.
—¡Kirito-kun! ¿Qué te pasó? —la hermosa undine se acercó a él preocupada al ver que tenía nieve en el cabello y de las rodillas para abajo estaba empapado. Pero eso no era lo más llamativo, sino… —¡Un conejo!
El animalito la veía con sus enormes ojos de rubí desde los brazos del spriggan quien no abandonaba la sonrisa pese a su lamentable aspecto.
—¿Recuerdas?
—Como olvidar que pusiste la excusa de que querías que lo cocinara, porque deseabas verme.
—No lo recuerdo de esa forma —la miró de soslayo con un puchero —La subcomandante me lanzo un ataque frontal de que “debía” darle la mitad… Prácticamente me amenazó, y en ese tiempo medio Aincrad le tenía mied- ¡Ay! ¡Oye! —le recriminó ante el feroz golpe que recibió en el hombro.
—¡Deja de burlarte de mi!
—Mira quién habla… Luego de aquello, prácticamente me obligaste a hacer equipo contig-… ¡Hey! ¡No me golpees!
Asuna frunció el entrecejo y se enderezó ante él, volvió a mirar al pequeño orejudo que pese a la disputa arrugaba su nariz semejante a un botón negro y los contemplaba con evidente confusión.
—¿Por qué lo traes así? ¿Suelto?
—¿Te parecía correcto meterlo vivo en nuestro inventario? —le preguntó en susurro como temiendo que el conejo le entendiera.
—¡Kirito-kun!
—Me costó atraparlo ¿de acuerdo? —se excusó bajando la voz —Los clavos que usualmente me hubieran servido no dieron resultado, tuve que corretearlo un buen rato y luego… no pude usar mi espada para… —sus labios dibujaron la palabra matarlo, y la moduló en silencio, la joven se estremeció ante lo que implicaba —Por eso lo traje para que Asuna lo cocine.
Para que Asuna lo cocine… La undine repitió las palabras en su mente, antes de entender la responsabilidad que le estaban ameritando, y empuñó los puños mortificada.
—¡Ni lo sueñes! —le quitó el conejo de los brazos, y éste emitió un ligero chillido e intentó treparse por sus hombros.
—Se me hace agua la boca de solo recordar el ragú que me hiciste aquella vez…
Pero la bella undine ni siquiera estaba prestándole atención, sus ojos se encontraban anclados a los del pequeño, que a su vez la veía fijo.
—Dime que ingredientes necesitas, que voy buscándolos en el inventario… Sumado a las especias que traje del pueblo, todo esto será un manjar… Si le agregamos picante, mucha salsa picante…—estaba alborozado sacando ollas, materializado verduras, que no se dio cuenta que estaba solo en la cocina. Su flamante esposa seguía en la sala —¿Asuna? —la observó por encima de su hombro.
De pronto la muchacha atravesó la sala, y se dirigió al cuarto que compartían en común. Intrigado, Kirito fue tras ella todavía con un par de ollas en las manos, hallándola a los pies del lecho, con el conejo envuelto en una manta de lana, la que ella usaba a veces cuando sentía frío.
—¿Asuna?
—Es que, míralo…¡Estaba temblando! ¡Pobrecito!
—Creo que si lo mandas al horno rápido, no tendrá frío… —comentó con humor. Pero fue recibido por una mirada dura y un gesto amenazador.
A todo esto, el conejo parecía a gusto en los brazos de la undine.
—C-creo que quiero quedármelo… —comentó con ese puchero tierno que ponía a Kirito entre la espada y la pared.
—¿Quedártelo? —repitió sin entender —¿Para cocinarlo mañana?—No quiero cocinarlo...
—¿C-cómo?
—Lo quiero conservar de mascota... ¡Míralo Kirito-kun! ¡Es tan hermoso!
—Asuna —la nombró aún con comprender —Es un ingrediente de clase S no podemos conservarlo como mascota porque... ¡Cuesta una enorme cantidad de dinero! ¡Hay que cocinarlo o venderlo!
—Pues no pienso hacer ni uno ni lo otro. Me lo quedaré —se dió la vuelta y le dió la espalda dejando al espadachín con la mandíbula desencajada como si aún no comprendiera del todo.
—¿Sabes lo que me costó atraparlo? —la persiguió, volviendo a la carga intentando que entrara en razón.
—Pues no es mi culpa.
—¡Pero Asuna, con la comida no se juega! —lloriqueó.
—Ahí tienes chocolate caliente y bollos, deja a Bola de Nieve en paz...
—¿Bola de Nieve?
—Ese será su nombre porque Kirito-kun lo atrapó en medio de la nieve —explicó con orgullo.
Pero para el spriggan solo había una sola cosa importante.
—¿En serio no vamos a comerlo?
—No. Y dormirá conmigo también, porque hace mucho frío... ¿Verdad Bola de Nieve?
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Y así Kirito vio en carne propia como su esposa le quitaba la comida de la boca jajajaja
Bueno, primera parte de este especial navideño!!!!
El tema elegido "conejo ragú" basado en el dibujo que Iri-sama hizo.
Bueno amiga KiraKirinPassel esta pequeña colección de drabbles/historias sin sentido está dedicada a ti! Me hubiera gustado obsequiarte algo más bonito y elaborado como tú mereces, pero una planea una cosa y el tiempo, tirano, obra de otra manera.
Te quiero muchooo no tienes idea de lo mucho que te amodoro ❤️.
Gracias por todo!
Y al resto que ha leído hasta aquí, iré actualizando esto de aquí al 06 de enero inclusive.
Gracias por apoyar siempre todo lo que como fandom proponemos!!!!
Sumi~
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Historias de Navidad
Short Story#meriikurisaomasu2018 pequeñas historias KiriAsu en ambiente navideño.