Un chico de apariencia joven se miraba ante el espejo sonriente, estaba encantado con su resultado. El chico portaba una falda de estudiante femenina muy corta dejando casi nada a la imaginación, era de cuadros color roja con líneas blancas y negras, tenía unas medias hasta un poco más arriba de las rodillas de color negras y su pecho era cubierto por una simple camiseta de manga larga blanca abotonada. Su cabello plateado estaba revuelto y un poco mojado de las puntas, sus ojos de color azul tenían una sombra ligera púrpura con toques negros, sus labios carnosos estaban rojos y levemente hinchados mostrándose atractivos, como accesorios extras estaban sus piercings y anillos.
Salió de la habitación en la que se encontraba moviendo sus caderas de forma sensual, buscaba a su objetivo con sus ojos que brillaban intensamente.
-Yoonie~.-llamó con voz dulce.
Cruzó un largo pasillo y se paró frente a una puerta en específico, abrió esta y ahí estaba ese chico de tez pálida que lo traía babeando. Se acercó lentamente sonriendo seductor, meneando sus caderas y levantando levemente su falda.
El chico de apariencia mayor lo miraba detenidamente, su expresión era neutral, sus labios finos formaban una línea y sus ojos no demostraban emoción alguna.
-¿Necesitas algo?-preguntó cruzándose de brazos.
-Te necesito-contestó abultando su labio inferior.
-Estoy ocupado, Jimin-afirmó, detrás suya estaba un computador con múltiples páginas abiertas y en el escritorio detrás de él habían libretas y libros.- No vamos a follar.
El chico se hizo sordo y con lentitud se acercó mientras desabotonaba su camisa dejando ver su pecho de tez tostada, había el símbolo de una luna con estrella en un costado de un color negro.
-Puedes tomar un descanso-dijo tocando al contrario por encima de su camiseta negra.
-No es no, no tengo tiempo para tus calenturas-dijo casi en un gruñido.
-Vamos, quiero que me llenes y me marques en el proceso, te necesito-sus ojos desprendían deseó y su voz era ahora un tanto ronca.
El chico de mirada fría y felina le decía en silencio que no pero realmente le calentaba ver a ese pequeño demonio vestido así, aún le impresionaba como no se le paraba. Miró de reojo su trabajo y aún le faltaba mucho, quería divertirse con el demonio pero debía terminar eso.
El de apariencia menor lo miraba fijo y sabía todo lo que cruzaba por la mente contraria, sonrió malicioso y sin decir nada metió su pequeña mano dentro de los pantalones grises holgados del contrario tocando el miembro semi dormido por encima de la ropa interior.
-Si no jugaras conmigo, déjame tocarte-dijo el chico sacando el miembro.
El chico alzó una ceja y chasqueó su lengua.- Haz lo que quieras, pero déjame trabajar-dijo y se dio vuelta en la silla.
El chico de vestimenta provocativa sonrió victorioso y con facilidad se metió dentro del escritorio. Tomó la base y empezó un suave vaivén transmitiendo un ligero placer, el pene del chico pronto comenzaba a levantarse aumentando de tamaño y haciéndole agua la boca a quien le estaba otorgado una felación.
El chico de tez pálida miraba la pantalla del computador y su respiración comenzó a fallar más seguía atento en su trabajo, debió correr a ese demonio.
El pene del chico estaba erecto y con sus venas ligeramente marcadas, el pequeño contrario sacó su rosada lengua y la pasó por el pedazo de carne lentamente desde la punta hasta la base, regresó y besó el glande para después meter por completo el miembro a su boca y después sacarlo para volver a lamer, empezó nuevamente con el suave vaivén pero ahora también con su pulgar apretaba la punta del glande mandándole escalofríos al contrario.
Yoongi comenzó a jadear levemente, sus manos temblaban mientras escribía en la computadora, al diablo el trabajo. Tomó de los cabellos al demonio e hizo que engulliera su pene importándole poco si el contrario se enojaba -aunque lo dudaba-, sus caderas comenzaron a moverse con violencia contra la boca del otro, le gustaba follar esa boca más que cualquier cosa aunque penetrarle por detrás le hacía tocar el mismo infierno.
-Tan bueno...ahg-soltó un gemido ronco.
Aumentando aún más su fuerza consiguió aún más placer, sus gemidos inundaban la habitación y poco le importaba si alguien del personal lo escuchaba, se vendría dentro de poco, lo sentía en su vientre, no le dijo nada al demonio y dejó que su semilla brotara dándole satisfacción.
Soltó el cabello plateado del demonio y miro a éste que le miraba hambriento con ojos llorosos, tenía los labios entre abiertos y podía ver los restos del semen, se veía pornográfico y sentía que se le volvería a parar.
-Ya te divertiste, largo de aquí-habló el pálido acomodando su ropa.
El otro solo asintió y se levantó con sus piernas flaqueando, estaban manchadas de su propio semen y por ende el suelo igualmente, este salió de la habitación tambaleando.
Jimin amaba a ese humano, le gustaba el trato que recibía, fuera duro o delicado, siempre era bueno y satisfactorio.