Capítulo 1: Mi Dulce Provocación.

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Narra Slash.

Era hora de almorzar, así que me dirigí a toda prisa hacía la cafetería, no quería que alguien más me ganara mi puesto.

Por suerte, la mayoría no había salido de clases, así que fui por mis alimentos, me senté y esperé pacientemente.

No, mi emoción no era por la comida...

3 minutos y 34 segundos después, apareció, acompañado de sus infaltables y leales compadres, Izzy y Duff.

Ahí estaba él, brillando más que las estrellas. Ese delgado y torpe pelirrojo que hacía que mi corazón temblara con solo hacer acto de presencia.

Todos los días se sentaban en el mismo lugar, hoy, gracias al cielo, no era la diferencia.

Los tres jugueteaban como si fuesen niños pequeños, pero mi mirada solo estaba puesta en uno, en mi pequeño y tierno ángel.

Empecé a mover mi tenedor de un lado a otro, para parecer alguien casual que disfrutaba su merienda, y no un acosador obsesionado.

Estas enfermo, Saul.

Mientras Duff le hacía unas extrañas muecas para distraerlo, el pelinegro robó una de sus papitas fritas; el bobo al darse cuenta, hizo un puchero tan adorable que derritió mi alma al instante.

Así es, yo, el típico "machito mujeriego" estoy completamente apendejado por un hombre.

Pero, vamos, que no es cualquier hombre. Es el maldito y lascivo Axl Rose.

¿Cómo puedo empezar a describirlo?, Si todas las palabras bonitas del mundo se quedan cortas para alabar semejante belleza.

Lo juro, cada que lo veo mi cuerpo se llena de un inmenso deseo; pero no de una manera tan sexual.
Es solo... que quiero tenerlo, tomarlo entre mis brazos y cuidarlo por el resto de mis dias.

Para que me entiendan mejor, hablaré acerca de sus hermosos y finos rasgos, su carita iluminada por una luz natural, sus mejillas rositas, una nariz perfecta, esos hechizantes ojos y unos labios seductores...

Dios, vendería mi alma sin pensarlo por poder probarlos.
Deben ser más exquisitos que el postre más delicioso; el tomarlos como desayuno hasta que me muera es mi mayor meta en la vida, no exagero.

El pálido chico reía junto a sus compañeros, parece que se la estaba pasando de maravilla.
Me gustaba saber eso, verlo feliz era mi más grande regalo...

Seguí jugando con mi almuerzo, realmente no tenía nada de hambre; solo estaba aquí porque sabía que mi dulce y prohibida manzana se posaría frente a mi a esta hora, como siempre lo hacía.

Sus movimientos eran tan sutiles, lo hacian lucir tan frágil, que tenía miedo de que al más mínimo descuido se pudiera romper...

Pasaban los minutos y yo no me aburría de observarlo, cada pequeño detalle era valioso para mi.

Definitivamente, parecía tallado por los propios ángeles, cualquiera que lo viera se perdería en ese mar de sensualidad.
Yo ya lo estoy, estoy hasta el cuello, y no puedo salir de las profundidades. Y aunque tuviese la oportunidad no lo haría; porque él es mi lugar seguro, él es mi hogar, y quiero permanecer por siempre ahí.

Después de un largo rato, Axl terminó su comida y se levantó de la mesa. Acompañado por sus mejores amigos, abandonó el lugar en cuestión de segundos.

Podría matar y morir mil veces por él, sin duda...

Yo, me quedé un rato más en el lugar, tratando de ordenar mi cabeza, estos pensamientos no podían seguir; iban a volverme loco...

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Amo esto, podría pasar todo el día diciendo lo mucho que me encanta el Acselito :c

Estoy demasiado soft, me paso de ridicula, bai.

-Karu.

7 Minutos En El Paraíso. | Slaxl |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora