Narra Slash.
Otro día más, y esta sensación extraña seguía rondando mi cabeza. No podia sacarme a Axl de la mente.
Joven, salvaje y cautivador como un león; así es él.
Esas hebras delgadas y rojizas que caen en su rostro, esas mejillas tan apretables, esos ojos de océano palido...
-Bebé. - una voz chillona me sacó de mis apasionados pensamientos. - te estuve buscando por todos lados. - decía Amy mientras se sentaba frente a mi.
Pero, ¿quién carajos es Amy?
Amy es mi novia.
Así es, tengo una relación relativamente "estable", pero ahí estaba, fantaseando con un chico que jamás en la vida se ha dignado si quiera a verme.
Y hablando del rey de Roma...
Un destello color naranja se acercaba poco a poco, era él, y su divina apariencia asomándose lentamente por la entrada de la cafetería.
Oh, esa gracia, oh, ese cuerpo, oh, esa cara hace que me hace querer ir de fiesta.
Él es mi sol, me hace brillar como diamantes.-¿Te pasa algo? - preguntó Amy. - estás muy raro, corazón.
Me pasa que tu enorme cabezota no me deja apreciar bien al amor de mi vida, ¿si te mueves un poco?, por fa.
-No, nada. - contesté secamente mientras daba pequeños golpes sobre la mesa.
Axl, Izzy y Duff se sentaron en su lugar y empezaron a charlar, bromear y reírse como si no hubiese un mañana.
¿Olvidé mencionar que iban los tres? Perdón, me distraje un poco apreciando a una obra de arte viviente.
-Bien. - aclaró su garganta. - sabes, escuché que Adler hará una fiesta en su casa el fin de semana. - detuve el movimiento de mis manos y la miré fijamente. - sus padres no estarán, así que será genial. - sonrío.
-Ah, ya. - desvíe mi mirada hacía el pelirrojo una vez más.
¿A mi que coño me importaba lo que hacía Steven?
-Debemos ir, Saul. - tomó una de mis manos, lo cual me tomó por sorpresa. - por favor.
-No lo sé, no conozco muy bien a ese tal Aldler. - bufé. - sería incómodo.
La verdad habíamos cruzado palabras un par de veces, pero no era nada importante.
-Oh, vamos. - parecía molesta. - Steven es un tipazo, será muy divertido.
Bien, ella estaba encaprichada; definitivamente no iba a convencerla de lo contrario.
No quería ir, no con Amy.
Suena muy egoísta y prepotente, pero no me sentía bien conmigo mismo al salir y aparentar que eramos una pareja enamorada y feliz; cuando por lo menos de mi parte, solo había un cariño de hermanos.-No lo sé... - suspiré profundamente.
Mientras tanto, el pelirrojo jugaba con los mechones de su larga y sedosa cabellera.
Tan adorable como siempre.Hay violetas en tus ojos, hay armas que arden a tu alrededor.
Pensé por un momento una manera no homosexual de saber si Axl iría a la dichosa fiesta. Si él estaba ahí, las cosas no serían tan malas después de todo.
Porque nunca me cansaría de admirar a la rosa más hermosa de todos los jardines.
Él es mi templo, mi hortensia roja como la sangre, mis ganas de vivir...-Izzy. - dije de repente.
Recordé que varias veces Steven e Izzy se quedaban charlando en la salida, parece que se llevan bien; así que probablemente lo invitó, y si Izzy va...
-¿Qué? - frunció el ceño extrañada.
-¿Izzy irá? - pregunté con seriedad.
-¿Stradlin? - volteó a ver a los tres mosqueteros que se encontraban peleando por una soda. - desde luego, él y sus amiguitos jamás se lo perderían... - comentó tranquilamente - ¿por qué preguntas?
-Simple curiosidad. - tomé unos cuantos bocados y empecé a comer.
-Ya veo. - masculló.
Creo que en el fondo, Amy sabía que nuestro noviazgo solo era una pantalla absurda.
No lo entendía muy bien, yo era un idiota con ella la mayoría del tiempo, pero su postura siempre era pasiva y tranquila.
Soy lo peor del mundo.
-Entonces iremos o no. - irrumpió la de cabello oscuro, después de unos minutos de completo silencio.
-Desde luego que si. - una sonrisa se me escapó.
Una sonrisa que escondía miles de sentimientos...
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¿Alguien dijo Lana Del Rey? Ahr.
Pensé mucho en si debía colocar parte de Axl Rose Husband; pero para ser sincera, odio esa canción jsjs. Es horrible.
-Karu.
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7 Minutos En El Paraíso. | Slaxl |
FanfictionDos personas deben estar 7 minutos en un armario a oscuras. Las reglas son fáciles, pueden hacer lo que quieran durante este tiempo; hablar, besarse, acariciarse o incluso, dar un paso más allá. Pero a veces, 420 segundos no son suficientes, y Saul...