The Black Sheep [Boku No Hero Academia AU Fanfic]

Parte 5.

Nadie había escuchado de Izuku nunca más, la última persona que lo había visto fue Katsuki, cuando le dio esa última paliza.

Su madre había quedado desconsolada, culpándose por la desaparición de su hijo, acercándose a la locura y perdiendo su cabeza con la simple idea de que su único y gran querido hijo hubiera muerto. No quería creerlo, pero las señales estaban ahí, todas esas cicatrices, todos esos golpes. Era claro que sufría de bullying, y era claro que el chico podría haber planeado su suicidio.

Pero Inko no quería ni pensarlo, como lo que ella miraba como lo más hermoso del mundo, como lo más puro e inocente. Alguien pudo corromperlo tanto para que este se odiara tanto y se quitara la vida.

Pensó en como probablemente nunca podría volver a tocar sus mejillas, sus tiernas y regordetas mejillas salpicadas de pecas y que comúnmente tenían un rubor. Sus grandes y verdes ojos, todo él. No quería vivir en un mundo donde su hijo no existiera, él era su todo.

Se aseguró a si misma que Izuku no había muerto, que ni siquiera había desaparecido, tal vez simplemente estaba en la casa de algún amigo. Sí, por supuesto que eso es, se quedó en la casa de Katsuki porque se amigaron de nuevo, claro que sí.

Cuando Katsuki se enteró de la desaparición de Izuku su mundo entero se detuvo, ¿tanto mal había cometido? ¿Tan horrible persona era?

Comenzó a torturarse día y noche, pensando siempre en el chico de ojos esmeralda que cuando eran niños les seguía a todas partes, sabía que si un suicidio había sucedio sería su culpa, el mismo le había dado valor para hacerlo, repitiéndoselo tantas veces que era imposible contarlas.

Sin poder evitarlo comenzó a soñar con él. Con su dulce sonrisa y sus pecas, sus grandes ojos y sus mejillas, su suave cabello y todo de él. Había sido un completo idiota, ahora el fantasma de Izuku le cazaría día y noche hasta su muerte, lo sabía, no podía hacer ninguna acción sin pensar en el de cabello verde.

Se volvería loco antes de poder contar las vecea que pensaba en él, porque todo era su culpa. El haber dañado a alguien tan puro como Izuku fue su culpa. Todo fue su culpa.