Otro día en el mundo de los humanos sin tener ningún resultado fiable. Desde que bajamos, hace más de tres semanas, solo hemos podido comprobar lo que ya sabíamos, que shinigamis de toda la región están desapareciendo poco a poco y que el autor es un Hollow aunque aún no hemos podido identificarlo.
Al entrar en la pequeña cabaña donde nos estamos alojando siento como todo mi cuerpo está exhausto.
–Kuchiki taicho debería descansar un poco –me dice uno de los shinigamis que nos acompañan.
–Estoy bien. Lo único que necesito es acabar con esta maldita misión de una vez por todas.
–Se nota que no le agrada mucho el mundo humano ¿no?
Yo no respondo aunque en mi mente la respuesta está demasiado clara. No es que este mundo no me guste, es que lo que me gusta no está en este mundo. Suspiro a la vez que como la sopa de miso que me han traído pensando en lo que estará haciendo Renji sin mi todo este tiempo. Es cierto que le dije que si la cosa se complicaba o alargaba demasiado lo haría llamar pero solo confío en él para llevar las riendas de la división. La sexta división siempre se ha destacado por ser de las divisiones más productivas y sin su capitán y teniente, a saber como quedaríamos.
Faltan unas horas para que amanezca de modo que me tumbo en el futón que tengo asignado e intento dormir pero en mi mente solo Renji tiene cabida. Dios, como lo hecho de menos. Ya casi no siento sus últimas caricias aunque no puedo olvidar su rostro cuando me dice que me ama. Hemos pasado por mucho hasta llegar a donde estamos y tenerlo cerca se me ha hecho indispensable, demasiado indispensable.
--- Varios siglos anteriores---
Camino algo inquieto por el Rukongai mientras releo la información que mi espía me ha conseguido. Llevo varios años intentando localizar a Renji, el hijo de Seigen y Karen que perdí justo cuando había conseguido la aprobación de mi abuelo para meterlo en la mansión como criado. Sé que no es lo que mi padre habría hecho o lo que sus padres habrían deseado pero era la única forma que había conseguido para tenerlo más cerca, al menos hasta que pudiera ayudarlo a mejorar su vida pero, aquella maldita vieja lo perdió el mismo día que me lo iba a llevar.
Desde entonces lo he buscado y he puesto a gente a buscarlo y por fin lo hemos localizado en una de las zonas más pobres del Inuzuri. Dios, a saber como ha logrado sobrevivir. Al enfilar una calle escucho algunos gritos y cosas que se rompen y, aunque mi primer impulso es ir a ver que ocurre, me contengo ya que no puedo intervenir en todos los conflictos que hay en este distrito. Justo frente a mi se abre una puerta y veo como una mujer joven de cabellos y ojos oscuros sale corriendo aunque no avanza mucho ya que tropieza y cae prácticamente a mis pies. Cuando alza los ojos veo sus lagrimas y en cuanto escucho la voz masculina que sale de la vivienda veo también su miedo. Para su sorpresa la ayudo a levantarse y me sorprende lo delgada que es, a penas pesa nada y siento como se ruboriza cuando mis manos la sostienen.
–¡Hisana!¿Donde vas? Aun no has terminado tu... –El hombre que sale de la vivienda nos mira quedándose callado y algo confuso. Puedo sentir claramente como su mano, aferrada a mi brazo, tiembla y eso no me gusta. Una mujer jamás debería temer a un hombre–. ¿Y tu quien coño eres?
Siento como una ceja me tiembla ante esa forma de dirigirse a mi pero entonces recuerdo que voy de incognito, aunque visto las ropas de shinigami, llevo una bufanda blanca tapando gran parte de mi cara.
–Tu, mujer. Vuelve dentro y muestra tus respetos a tu futuro esposo.
En ese momento puedo ver el bicharraco que se supone va a ser su esposo y entiendo el pavor de la joven. Si ese hombre la toca la destroza seguro. ¿Es que no se dan cuenta? El supuesto pretendiente se nos acerca y pongo a la mujer tras mi cuerpo a modo de protección.
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Mi secreto
FanfictionLa relación entre capitan y teniente siempre es intensa y, a menudo, oculta demasiados secretos. ¿Como comienza una historia de amor?¿Cuando se asimilan los sentimientos cuando se saben prohibidos?¿Como fue su primer beso o su primera cita o... la p...