2005. DOS

25 1 0
                                    

Muros negros y neones rojos. Corredores y salas. Salas y corredores. Aquello era un laberinto. Unos puntos más oscuros y otros más alumbrados. La atmósfera estaba cargada. Olía a sudor, tabaco y alcohol. Había muchos hombres. Ocultos por las sombras o bañados con luz rojiza. Una peli porno se oía de fondo. Gemidos, golpes y exclamaciones en inglés.

Caminaron agarrados de la mano. Su novio delante y Pablo detrás. Los hombres lo tocaban contra su voluntad. Le agarraban la polla y el culo. Pablo se sentía acosado, pero descubrió que le gustaba. Un hombre sobó a su novio y su novio lo increpó. Sin embargo, Pablo se callaba como una puta.

Se metieron en una sala rodeada de gradas. Había hombres sentados. Fumaban y bebían amparados por la oscuridad. ¿Qué miraban? Las luces rojas enfocaban el centro... Su novio tiró de su mano y la cruzaron con rapidez. Pero las imágenes quedaron grabadas en su memoria.

Un columpio de cuero sujeto con 4 cadenas y dos chicos musculados en pelotas... solo con zapatillas. No sabía qué edad tendrían. En esa época, todos le parecían mayores, pero calculaba que unos 25. Uno yacía bocarriba. El otro estaba de pie... y lo follaba. Le daba embestidas con brutalidad. Resultaba fácil con el columpio. El sonido era bestial. Los gemidos, el choque de la carne, el tintineo de las cadenas... Era la primera vez que veía a dos tíos follando en vivo. Se quedó con la boca abierta. Todo el mundo los veía follar. Le impactó su falta de decoro, moral, vergüenza, dignidad... Luego, Pablo terminaría haciendo lo mismo.

Su novio se detuvo en un cruce.

-Joder -dijo-. No recuerdo dónde están las habitaciones individuales.

Pablo no respondió. Estaba encantado de que no las encontrase tan pronto. Quería seguir inspeccionando aquel lugar. Descubrió una pequeña ventana y se asomó.

-¿Qué miras? -le espetó su novio, sin querer alzar la voz.

-Un segundo... -le susurró.

La sala era pequeña. Había un televisor y dos sofás. Un chico miraba la peli porno y un hombre le comía la polla. En el otro sofá, otro hombre se hacía una paja viéndolos. Le pareció muy sórdido... Sin embargo, no podía apartar la mirada. La mesa entre ambos sofás estaba llena de cubatas vacíos. Uno de los muros también estaba cubierto con un collage de re...

Su novio le estiró del brazo y no pudo ver nada más. Siguieron cruzando corredores. Algunos estaban totalmente a oscuras y otros no tenían salida. Pasaron junto a una puerta entreabierta. Había una silla barbero. ¿O era una silla eléctrica? No quiso preguntárselo. En una pared había agujeros a la altura de las caderas. Luz roja brillaba al otro lado. Pablo miró por uno y...

-¡Aparta! -le gritó su novio.

Se alzó asustado.

-¿Por qué?

Una polla erecta se asomó. Era grande y gruesa. El neón centelleaba en el glande y su único ojo parecía mirarlos con curiosidad. Su novio tiró de su brazo y se alejaron a toda prisa. En un rincón, vio una gran moto deportiva. Era negra, a juego con el local.

-¿Cómo se atreven a guardar aquí la moto? -preguntó Pablo con inocencia.

-Pablo. La moto es para...

Se fijó bien y... estaba anclada. Visualizó a un tío en pelotas a horcajas sobre el sillín, el culo bien abierto... y tuvo que sacudir la cabeza para que desapareciera la imagen. Creía que la polla iba a reventarle en el pantalón.

-Creo que ya sé dónde están -dijo su novio.

Pasaron junto a una cárcel. Los tubos rojos mostraban un montón de chicos en pelotas. No pudo contar cuántos había. Los cuerpos se movían y enredaban. Se comían la polla, se follaban, se besaban, se tocaban, se... Los más afortunados hacían varias cosas a la vez. Pablo ralentizó el paso. Quería quedarse a verlos. Parecían pasárselo taaan bien. Pero su novio le dio otro estirón. Ese día creyó que lo iba a desmembrar.

Llegaron al corredor con las habitaciones individuales.

Muchas estaban ocupadas y se oía a los chicos follando. Otras tenían la puerta abierta, pero no estaban libres. En una de esas, un hombre yacía sobre la cama. Esperaba a quien quisiera entrar. Les guiñó el ojo, pero pasaron de largo. Al menos fue sutil. Otro agarró a Pablo cuando pasó por su lado y quiso meterlo en su habitación. Su novio le dio un empujón y siguieron buscando. Un puñado de hombres se agolpaba frente a otro umbral. Pablo intentó ver qué pasaba... Dos jóvenes follaban con la puerta abierta.

Finalmente, consiguieron una habitación vacía.

Me Lo TragoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora