Pakú

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  Nos fuimos a pasar navidades a Rauch, provincia de Buenos Aires. Un pueblito de 12 cuadras de ancho por 12 cuadras de largo en donde la gente es muy unida, donde se vive como antaño, donde la vida es tranquila. Fuimos porque tenemos familia allá y quisimos pasar la Navidad con ellos. Fue un lindo viaje, con muchas anécdotas, pero hay una que resalta para mí más que el resto.

  Estábamos con mi primo, mi prima y su novio afuera, hablando. Era la última noche que me quedaba ahí y no quisimos irnos a dormir tan temprano. Estuvimos desde las 00:45 hasta las 2:48 hablando. Al principio la charla fue bastante trivial pero a medida que corrían los minutos, empezaron a aparecer los cigarros para darle paso a charlas profundas sobre energías, mambos místicos y sentimientos. A razón de la una y pico ya había contado mis problemas y había revelado mis problemas de autoestima a todos porque me sentía en confianza y porque la charla ameritaba. Todos me miraban, escuchando atentos lo que decía pero fue solo Juan Cruz, Pakú como le decían, el que me dijo algo cuando terminé

  Con un acento cautivador que sufro por no poder representar con palabras escritas, dijo:

  -Sabes a que me hace acordar esto? A la historia del viejo y el billete. La conoces?

  -No, no la conozco -Dije.

  -Es así: Un abuelo le muestra un billete de, pongámosle $100, a su nieto y le pregunta, "¿Cuanto vale esto?" y el nieto le responde "Cien pesos". Acto seguido el abuelo estruja el billete dejándolo compactado y arrugado, entonces vuelve a preguntarle a su nieto "¿Cuanto vale?" mientras que este, atónito, le responde "Cien pesos abuelo". El abuelo, de forma automática, deja arriba de la mesa el papel, lo estira y ahora le pega, lo arruga, lo dobla, lo escupe, lo insulta y lo maltrata de varias maneras. Su nieto, cada vez más desconcertado, le pregunta "¿Qué hacés abuelo?" pero este último lo ignora y le dice, "¿Cuanto vale este billete?". El pibe ya harto de no comprender le grita "CIEN PESOS".

  Pakú hizo una breve pausa y continuó:

  -El anciano lo mira y le contesta, tranquilo "No importa lo que le haga, ni cuánto lo maltrate, ni lo lastime, este billete va a valer siempre lo mismo, siempre $100. Vos tenés que ser igual, no importa cuando te lastimen, cuando te hagan sentir que no vales nada; no importa que cambios estés pasando en tu vida, vos siempre vas a valer lo mismo."

  -Wow -Dije.-Tremenda historia, me gusta mucho.

  -Si, está muy buena -Respondió.- Por eso como sos vos me parece muy copado. Opino como vos en qué no hay que limitarse en cuanto al amor; no por miedo a salir lastimados vamos a dejar de amar, no vamos a privarnos de ese hermoso sentimiento.

  Cuando terminó, nos quedamos todos en silencio, pero en un silencio cómodo, un silencio de esos que tanto habla siempre la gente, un silencio que se genera cuando estás en armonía con las personas que te rodean. Finiquité mi 7mo cigarrillo de la noche y nos despedimos entre todos, pero mi prima y Pakú se quedaron despiertos un rato más. Al saludarlo, nos abrazamos como dos extraños que se brindan calor. Quedamos en que para mi cumpleaños iba a venir e íbamos a seguir hablando, cantando (porque además de todo, canta folklore y sabe tocar varios instrumentos) y jugando unos cuantos partidos de truco.

  Así me fui a dormir. Esa fue mi última noche en Rauch. Ahora, a las 16:05 del otro día, cuento los días para mi cumpleaños y poder volver a verte, Juan querido.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2019 ⏰

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