Capítulo nueve.
Ambas escucharon el sonido de las llaves. Ese de seguro era él, y ambas deseaban con todo su ser no que no viniera con Marilyn. Esta noche querían dormir bien.
- ¡Hola Familia! – saludó alegre y entró a la cocina. Se acercó a su madre – Hola Connie – la saludó y besó su mejilla.
Siempre la había llamado por su nombre. Desde chico. Y ella nunca supo porque. Lo hablaron, varias veces. No hay ningún problema entre ellos, pero él prefiere decirle así.
- Hola, hijo ¿Cómo estas? – le preguntó.
- Cansado – le contestó.
- ¿De que? – le preguntó _________ mirándolo bien.
- ¡Ay! hola enana de jardín, no te había visto – le dijo y besó su cabeza.
- ¡Aléjate apestoso! – dijo ella quitando su cabeza.
- ¿Lo ves Connie? Ella es la que no quiere mi amor.
- Ya, ya – dijo ella divertida – Tu hermana tiene una noticia para darte.
Ron dirigió la mirada a su hermana. _________ se puso de pie y le sonrió orgullosamente. Él la miró extrañado.
- Te conseguí un trabajo, apestoso – le dijo.
- ¿Qué? – dijo sin poder creerlo.
- ¡Si, ahora no estarás cansado por nada! – dijo alegre y aplaudió unas veces.
- ¿Trabajo de que o que? – preguntó preocupado.
- Tranquilo apestoso, aun no se bien de que. Pero de que ya no serás un vagabundo de profesión, si estoy segura.
Los tres se sentaron a la mesa y compartieron una divertida cena. Ambas reían por lo preocupado que estaba Ronald por comenzar a trabajar de algo. Y Ronald reía, de que ellas reían. Hacia mucho que no la pasaban tan bien los tres juntos.
Terminaron la cena y limpiaron todo. Los tres estaban cansados. Aunque _________ todavía se preguntaba ¿de que demonios podía estar cansado Ron? ¿De tener sexo con su novia?
Se despidió con un tierno abrazo de su madre y se dirigió a su habitación. Se coloco el pijama y cepillo sus dientes, antes de meterse en su cama.
A su cabeza vino Justin, ¿Qué raro que no haya venido como le dijo? Tal vez tuvo algún problema y se le olvidó. Se acomodó en su cama y cerró los ojos. Un ruido hizo que abriera los ojos de golpe y se sentara en la cama. Alguien tocaba la puerta de su balcón.
Se puso de pie y tomó lo primero que encontró en su camino. Un paraguas. Lentamente se acercó a la puerta y comenzó a abrirla. Cuando lo hizo golpeó con fuerza a la persona que estaba allí. Este cayó al suelo. Rápidamente prendió la luz para encontrase con él.
- ¡Justin! – dijo sin poder creerlo y se agachó para socorrerlo – ¡Dios mío, Justin!
Lo sacudió un poco, pero el castaño no respondió. Lo tomó de ambos brazos y lo arrastro hasta la punta de su cama. Con todas sus fuerzas comenzó a levantarlo.
- Vamos Justin, despierta – dijo con dificultad, ya que lo tenía casi encima.
No pudo soportar el peso de su masculino cuerpo y cayó a la cama con él encima. Todo el aire salió de su cuerpo al encontrarse aplastada por él.
- ¡Justin, despierta! – intentó de nuevo, pero nada.
Como pudo logró darlo vuelta y que quedara bien sobre la cama. Se acercó a él y vio el golpe en su frente. Se le había ido la mano. Hubiera sido mejor preguntar quien era. Pero, ¿ella que iba a saber que era él a estas horas?
Con mucho cuidado salió de su cuarto y fue en busca de hielo. Bajó las escaleras y fue hasta la cocina. Preparó las cosas y volvió a subir. Entró y aun estaba inconciente en su cama. Mordió su labio y se acercó a él.
- Lo siento tanto – dijo apenada, mientras colocaba hielo en el chichón de su frente.
Lo miró detenidamente. Se veían tan lindo dormido. Su respiración era leve, sus rasgos eran delicados y bien marcados. Su nariz era perfecta para su bello rostro. Bajó su mirada a sus labios. Miró sus ojos, sus pestañas, sus cejas. Luego sus mejillas, para volver a sus labios. Volvió a su frente.
Comenzó a moverse, ella se alejó como para darle aire. Justin se llevó una mano a la cabeza y siseó al tocarse el moretón.
- ¡Auch! – dijo y se sentó sobre sus codos.
- ¡Justin! ¿Estás bien? – le preguntó ella. Él la miró.
- _________... ¿Qué... sucedió? – le preguntó.
- Lo siento, de verdad. Pero cuando abrí la puerta del balcón y entraste te golpee con un paraguas, pensé que eras un ladrón – le dijo muy apenada. Él rió.
- ¡Auch! – volvió a decir.
- Lo siento – repitió ella.
- Tranquila, tranquila no pasó nada – dijo y se recostó de nuevo en la cama. Estaba algo mareado – Yo también hubiese hecho lo mismo.
_______ levantó la mano y volvió a poner el hielo sobre su frente. Justin cerró los ojos ante el frío causado por este. Abrió sus ojos y la miró. Ella sonrió levemente.
- Pegas fuerte – le confesó.
- Lo se – dijo divertida – ¿Pero que hacías entrando por el balcón?
- Es algo tarde ________, y no iba a tocar el timbre. Tu hermano sería capaz de golpearme por eso ¿No lo crees?
- Va a golpearte si te encuentra aquí – le dijo ella.
- Eso también lo se – dijo asintiendo.
- ¿Por qué no viniste antes?
- Espere a que mis padres se durmieran – dijo y se sentó de nuevo.
Ella volvió a colocar el hielo sobre su frente. Justin giro su cabeza para quedar con su rostro justo frente al de ella. Mirándola fijamente a los ojos descubrió que en verdad no había venido tarde por sus padres, sino que para estar a solas con ella. Nerviosa, se alejó un poco y bajó la mirada.