CAPÍTULO 23

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Suelto un bufido al verlo sonreír.

- Cuando llegues a ver a tu dichoso jefe di le que si me van a tener presa toda mi vida, mejor me de ropa mas decente. Esta porquería que traigo puesta no es nada bonito... Parezco vagabunda. - Tomo con mis manos la playera que tengo puesta y la jalo bruscamente. - Lo merezco por ser su mandadera. -

- Oh, vamos Estivales. Te vez adorable así. Además eres una "prisionera" no una visita. - Hace comillas con sus dedos.

- Ni me lo recuerdes. - Me enseña una venda que tiene en sus manos y vuelvo a soltar un bufido.

Me coloca la venda para que no pueda ver el recorrido hasta la salida de ésta enorme casa. Sé que es enorme por que puedo sentir cuando doblamos de derecha a izquierda, solo que ellos no lo saben. Digamos que me dieron a los guardias más empáticos y un poco torpes de éste lugar.

Al salir de la mansión escucho como abren la puerta trasera del pequeño auto. Ángel me ayuda a adentrarme a éste sin que me lastime.

- Ahora depende de ti, Jake. Si le pasa algo estas muerto, recuerda que ella es tu vida. - Puedo apostar lo que sea a que Jake puso los ojos en blanco, seguramente harto de que todo el tiempo le diga eso.

- Deja de ser exagerado. No pasará nada. - Escucho el rechinar del asiento y el rugir del coche para después sentir como empezamos a avanzar.

Dejando a Ángel seguramente con el ceño fruncido. Suelto un suspiro cansado.

- Jake, ¿Podrías poner la radio? Quiero distraer me. - Busca algún canal en la radio hasta que se puede escuchar una suave melodía.

No soy fan de la música clásica. Pero ahora lo que sea ésta bien. En estos momento en los cuales se les puede llamar tranquilidad, me gusta pensar un poco en Dominic. Tal vez lleve "poco" tiempo aquí, pero para mi parece que llevo un mes. ¿Dominic pensará en mi como yo pienso en él? Espero que éste bien y no le halla pasado nada malo.

Veinte minutos después, Jake me ayuda a salir del auto mientras quita mi venda. Coloca la mercancía en mis manos y yo la miro con odio. Aborrezco venir a éste estúpido lugar.

- Si tu jefe te manda de protector, ¿por qué cojones mejor no me deja en su casa mientras tu dejas la mercancía? ¿Qué no sabe que estoy más a salvo en su casa que con un guardia de su estadía? - Me mira mal y yo me en cojo de hombros.

- El jefe piensa que es bueno que usted aprenda todo lo necesario sobre esto, ya que será su futura esposa tiene que estar al pendiente de su trabajo, para así apoyarse mutuamente. - Coge un arma de la guantera y se la coloca en la cintura sobre el pantalón.

- Tu jefe esta chiflado. Debería saber que si sigo haciendo esta clase de cosas no demoraré más de una semana. A parte de que ni drogada pienso casarme con él... Ni siquiera lo conozco. - Veo como esconde una navaja dentro de su bota. - ¿Trajiste granadas o metralletas?... Digo, nunca se sabe. Además no podemos confiar en ellos. -

- Ya no hables tanto con Ángel, te pega lo exagerado. - Me da un leve empujón mientras nos encaminamos hacia la entrada de la mansión de la otra "pandilla"

- ¿Qué pretendes? ¿Qué me muera del aburrimiento? Además siempre esta afuera de mi celda... ¿Cómo no hablar con él? - Exclamo histérica.

- Es una habitación. Ya quisieran los prisioneros que se encuentran bajo tu "celda" ser tú. - Cuando apenas iba a protestar pone su mano en mi boca, haciendo que la quite de un manotazo.

Toca el timbre de gran casa sin darme cuenta que nos escontrabamos frente a ésta. Por auto reflejo me pego más a Jake, sabiendo que con él no me pasará nada y si llegase a pasar estaría satisfecha que lo matarán por no hacer bien su trabajo... Sería algo justo.

Con un leve empujón me coloca enfrente de él. Abren la puerta y veo a (lo que pienso yo) es la mano derecha del hombre asqueroso que habita en esta hermosa casa, ya que siempre está como garrapata pegado a él.

Nos hace una ceña para que pasemos y obedientes lo hacemos. Escuchamos unos pasos por algún pasillo, haciendo que automáticamente trague en seco.

Tranquila Estivales. No pasará nada. Solo es mercancía a cambio de dinero.

- Oh mi querida, Estivales. Me alegra que hallas llegado. Acompaña me a mi oficina... Sola. - Remarca la última palabra al ver a Jake tras de mi.

- Él viene conmigo. Es eso o nunca más vuelvo a hacer tratos contigo. - Me alegro de mi misma de no sonar como la chica estúpida que vino hace unos días a la cual casi la violan.

Ésta vez soné sería. La chica a la cual se enfoca en los negocios y no en hablar estupideces. Resignado asiente levemente con la cabeza e inmediatamente nos encaminamos a dicho lugar.

Abre la puerta y nos invita a pasar "amablemente" como si no recordara que tuvo por poco de abusar de mi. Nos sentamos frente a él, mientras su perrito faldero se quedaba parado a lado de él.

Con solo tronar los dedos le ordena a su "esclavo" que traiga un pequeño portafolio, que coloca frente a mi. Un poco temblorosa le hago una sea a Jake para que coja el portafolio por mi.

Éste como si nada lo abre, revisa y asiente en mi dirección. En éste momento me siento un poquito mal por traer la mercancía pelona, sin ninguna mochila o algún portafolio para hacer le a la emoción, como en las películas de acción.

Coloco los tres bultos de cocaína frente a sus narices y con una sonrisa se los entrega a su mano derecha.

- Creo que es todo. Si me permiten tengo otras cosas que hacer. - Nerviosa me levantó del asiento y le hago una seña a Jake.

- Por favor, estivales. Quedate a tomar una taza de té. - Ofrece el viejo regordete.

- No tengo tiempo, tengo que irme. - Prácticamente corriendo salgo de la casa con Jake pisandome los talones. - Date prisa que ya le tengo miedo a ese hombre. -

Rápidamente coloca la venda en mis ojos y con su ayuda subo al auto, mientras nos volvemos a dirigirnos a la misma mierda de antes, pero más tranquila. Por un momento pensé que iba a ver algo más que la palabras.

Buscando A Una Reina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora