Tal como se había planeado, las preparaciones para partir a la isla de Sur estuvieron listas al anochecer; Shio aún caminaba con una pequeña cojera, pero sus heridas habían desaparecido casi por completo y no parecía tener problemas para invocar magia, pues desde que Aira se había rehusado a alejarse de él, Shio la mantenía entretenida con siluetas de agua y hielo mientras él daba órdenes a Naga para qué preparara a los demonios a salir de la montaña en caso de ser necesario.
−No sé cuánto tiempo resista− confesó−, pero sí esta montaña comienza a desmoronarse es mejor que nadie esté aquí.
Naga asintió y sin decir más caminó sobre los tejados, acompañado por los demonios cuervo quienes golpeaban con cetros dorados las tejas. Espíritus trasparentes y que piaban saltaron erizados por las hendiduras del templo conforme el larguirucho avanzó.
−Amo, el sabio Hakim dijo que un dios puede resistir por tres amaneceres luego de separarse del fragmento− indicó Won con un paliacate en su cabeza y un plumero en la otra− ¿No es ese el tiempo exacto en el que deberíamos desalojar la isla?
−Mi poder actual puede extender el plazo− Shio levantó un pie viendo pasar a los espíritus pollitos−, sin embargo me siento mejor sabiendo que la montaña está vacía. Aunque aún debo protegerla, así que sólo dejaré a un dragón guardián en caso de intrusos.
−Pero, hay algo que no entiendo, amo −dijo Tara con una manta doblada en sus manos−, no hay un problema en realidad ¿Cierto? Sí los dioses entregan el fragmento al mismo tiempo no resultará peligroso para nadie.
El dragón le sonrió a Tara.
−No es seguro que los otros tres acepten− replicó−. Lo dije antes, nosotros como dioses no nos involucramos con humanos. Ninguno de ellos se sentirá obligado a ayudarme, así que puedo verme en el deber de tener que arrebatarles sus fragmentos uno por uno y de ser así el tiempo no favorecerá a todos, además...− rió con cierta negrura, pero que aún parecía divertirle−... no todos pueden seguirnos el paso.
−El amo también está en desventaja− flotó Wan con toallas apiladas en su cabeza−, el dios Neun le arrebató su fragmento y no podrá aguantar por mucho.
Shio empujó las toallas repentinamente de mal humor.
− ¡Ja! ¡Desventaja!... No lo digas cómo si fuera débil
Wan atrapó las toallas luego de quedar enterrado entre ellas. Aira corrió y saltó a las toallas descubriendo la cabeza del roedor blanco.
− ¡L-Lo siento mucho!
−Pero amo− lo llamó de nuevo Tara, ayudando a Wan a salir de las telas caídas. Aira giraba una toalla en el aire gritando algo acerca de volar−, aún sí hiciera eso, el riesgo es menor para los otros tres dioses ¿Estoy mal?
Shio resopló y tomó en brazos a Aira, ella le cubrió la cabeza con una toalla.
−No estás mal, pero no puedo confiar en Neun− declaró sin quitar la sonrisa −, sé que aunque llevé los tres fragmentos frente a él hay algo que me está ocultando. Es el tipo de sujetos que guarda cartas bajo la manga incluso con nosotros.
− ¿Con los dioses?
−Ninguno de los cuatro conoce todo acerca de ese mocoso− Shio frunció el entrecejo−. Pero aunque esto pueda destruir el mundo que él mismo creó, Neun va a continuar jugando con la situación hasta el final por simple diversión.
− ¡¿Por diversión?!− Tara preguntó en notas elevadas e incrédulas.
Encogiéndose de hombros, el dios dio media vuelta para bajar al campo de flores de la entrada al templo; el cielo se cubría por espíritus apurados que cargaban cajas de joyas y muebles de valor personal. Algunas madres preocupadas arrastraban a sus hijos llorosos y le gritaban a sus esposos que se apresuraran.
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Aira
Fantasy¿Qué pasaría si colocas a un dios que es conocido por ser agresivo, con una niña de tres años que sólo reboza de amor? Esta historia es para averiguar como Aira, una pequeña que pronto se verá envuelta con seres mágicos, encontrará un lazo especial...