Tengo que contar esto, se que me hará mucho daño si lo mantengo oculto mas tiempo, contar las cosas a otras personas funciona como un desahogo sentimental ¿Verdad?
Ya había terminado el año, ya no más escuela, maestros, tarea. La depresión que le daba a la mayoría de personas a fin de año ya no era mas que un asqueroso recuerdo, ahora todo era vacaciones y pasarla bien. Yo no fui la excepción, solo que en vez de ir a Mar del plata u a otra provincia, yo me fui al campo, justamente una tía que ni mi madre sabía que tenía, nos invitó a pasarla en una propiedad rural que esta poseía. Cuando llegué, algo olía muy mal. Y no, no era el hecho que había madera podrida o que se oían algunos rasguños detrás de las paredes, era una extraña presión que sentía, a esto sumarle que el lugar parecía sacado de una película de terror genérica. Traté de no dar mucha importancia, esas cosas cuanto más lo pensás, más rebuscadas se vuelven, intenté relajarme un poco en lo que se suponía, Iba a ser mi cuarto. todo estaba tranquilo, yo estaba en mi cama con el celular, ahí es cuando los problemas comenzaron, esa presión que sentí al entrar volvió mucho más fuerte, mis ojos automáticamente se clavaron en el armario de enfrente, había algo ahí adentro que me pedía que abriera su puerta, ese sentimiento de que algo malo iba a pasar volvió. Primera cosa de la que me arrepiento, haberme armado de valor para abrir la puerta de dicho mueble, estaba nerviosa, mis manos no hacían mas que temblar ¿Quién diría que al abrir ese armario abriría la caja de Pandora? Porque ese fue el principio de esta pesadilla que hasta el día de hoy me persigue, al abrir la puerta me encontré un cuerpo demacrado con algo similar a un cuchillo en sus manos y lo mas peculiar, no tenia cabeza, solo el cuello donde se podía ver sangre cayendo de este. Cuando vi esto grité totalmente asustada, había un cadáver en mi armario después de todo.
-¡¿Qué pasa, Pilar?!
Dijo mi madre luego de llegar corriendo. Yo con un hilo de voz, puesto estaba helada del miedo, dije "Un cuerpo" estando temblorosa al ver tal mórbida y cruda escena. Mi madre se acercó a este y lo movió haciéndole tambalear.
-Es un muñeco- Dijo ella.
Yo me quedé perpleja de ver como alguien podía tener un gusto tan tétrico y enfermo.
-Sácalo de acá- le dije a mi madre, pero resulta que el muñeco estaba adherido a la madera del armario, lo trataron de sacar pero fue inútil y lo que es peor, la puerta que del armario, la cual lo podría ocultar, se había roto y no se podía cerrar, significaba que tendría que verlo constantemente ya que ese ropero estaba justo enfrente de la cama.
Luego de unas intensas horas de intentar arduamente distraerme, logré cerrar los ojos y dormirme. Acá es cuando el verdadero problema y lo que me marcó de por vida comienza.
Desperté, desgraciadamente, y no, no lo digo porque piense que la vida es triste o porque soy de esa tendencia de "Chica suicida". Lo digo porque en verdad fue una desgracia despertar, ver el reloj y que diga que eran las 3:45 de la madrugada. Un alivió fue ver que el muñeco, el cual me gusta llamar "Decapitado" no estaba, por un momento pensé que tenia la suerte de que lo ipudieron sacar del lugar, pero ese fue un error fatal, porque ese sentimiento de alivio no tardó en desaparecer cuando sentí como si algo punzante tocara una de mis costillas. Lo primero fue un sentimiento de escozor que recorrió cada parte de mi cuerpo, luego sentí un olor putrefacto que me dejó la piel de gallina ni bien entró por mi nariz, pero lo que me logró helar la sangre, fue que en la cama no estaba yo sola. Podía sentir como si un niño pequeño estuviera conmigo en esta, solo que no sentía ningún latido mas que el mío, ya que tanto mi corazón como mi respiración estaban agitados, solo traté de ignorarlo, pensé que sir soportaba esto hasta el amanecer solo tendría que esperar que alguien venga y me ayude.
En ese momento en mi mente pasaron dos ideas. La primera, que un familiar que notó mi repulsión a Decapitado y lo puso ahí para molestarme, y por otra parte, que Decapitado cobró vida y en su intento por hacerme imposible la noche se subió a mi cama. Cosa que tiene sentido si se lo rebusca, por un lado el hecho de que esa suerte de rancho pertenece a una "tía" mía a la cual ni mi madre le vio la cara, ya se darán cuenta cual es la que es verdad, pero en ese momento traté de creerme lo más lógico y pensar que fue una broma de un pésimo mal gusto e ignorarlo, básicamente no darles el placer de asustarme. Ya convencida de esto, me dormí con cierta dificultad. Cuando desperté, Decapitado ya no estaba conmigo, estaba en su lugar en el ropero, por un momento tuve el pensamiento de que vieron que su "broma" no les funcionó y solo lo sacaron antes que despierte. Mi madre cortó esa línea de pensamiento cuando me llamó a desayunar.
Ya en la mesa, donde conversación iba y conversación venía, me atreví a dar un comentario sarcástico.
-Que cómicos, me resulta gracioso que piensen eso de que a mi me asustan los muñecos- Dije yo jugando con la comida, puesto no tenía apetito, aun podía sentir ese olor putrefacto en mi nariz.
-¿Te asustan los muñecos?- dijo mi hermano algo confundido.
-¿Qué, acaso ustedes no pusieron lo que estaba el armario en mi cama mientras dormía?-
Estos solo negaron con la cabeza estando algo confundidos por la forma en la que yo actuaba.
-Perdón, solo fue un sueño- dije terminando la conversación.
ESTÁS LEYENDO
Decapitado
HorrorNo todas las vacaciones son como uno la espera, lo extraño y aterrador puede estar en cualquier parte, más cuando uno menos se lo espera.