•Promesas•

643 45 6
                                    

-¿Quién eres?-Interrogó con un tono autoritario el mayor de los tres.

Ya se podía apreciar que poseía cierta edad. Su cabello era blanco, en él quedaban pocos rastros de lo que en un pasado pudo ser una bella cabellera lisa, con un amarillo que hasta el mismo sol envidiaría; el mar era reflejado en esas pupilas - que habían visto mucho más de lo que podría tan siquiera recordar- tan brillantes que parecían desafiar con fiereza a la vida que aún conservaba por delante, sin miedo a todo lo que ya había aprendido años atrás; las arrugas eran la mayor muestra de todos los años que había vivido, pliegues de piel que, con el paso de las décadas fueron perdiendo firmeza y obtuvieron la forma que actualmente lo detallaban; pero sin duda alguna su rasgo más característico era su encorvada espalda -debido a su ya casi siglo de vida, todo el peso que había llegado a poseer causaron que poco a poco su columna fuera reduciendo en longitud-, era difícil de creer que en un pasado llegó a medir 1.80 o hasta más, cuando en la actualidad no alcanzaba ni con ayuda el metro cincuenta.

-M.. Me llamo Amajiki... Tamaki Amajiki, señor- rectificó el de cabellos color índigo. Como era de esperarse se encontraba muy nervioso, sentía que en cualquier momento Mirio lo iba a abandonar y lo dejaría a su suerte al enfrentarse con el que parecía ser, la premonición de cómo sería su amigo en un largo y muy alejado futuro.

-Nos conocimos abajo, abuelo, él está perdido y me ofrecí a ayudarlo, no podía dejarlo solo- Comentó el niño rubio, quien parecía que estuviera hablando de un gato y no de una persona.

-Mirio, mi niño, sabes que me alegra mucho que quieras ser un héroe y que seas un niño con un gran corazón como lo es tu padre -comentó el de piel arrugada- pero debes tener cuidado con las acciones que realizas, si no eres lo suficientemente cauteloso puedes llegar a salir perjudicado, herido y hasta muerto, ese sería el final del gran héroe que deseas ser si te precipitas a no evaluar la situación-.

Ninguno de los dos infantes podían entender que relación tenía el ser cuidadoso con que hubiera una tercera persona -que no le faltaba mucho para mostrar los síntomas de un resfriado- en la casa. Claramente el peliblanco pudo entender que no eran capaces de hallar una relación y con una sonrisa muy amable procedió a explicarse mientras daba paso a los niños para que entrasen a la sala.

En cualquier otro momento hubiera permitido que se sentaran en el sofá mientras explicaba su llamado de atención, pero dado a que se encontraban mojando todo aquel sitio por donde caminaban y se quedaban de pie -y es que a pesar de que uno tuvo la capacidad de haber evitado el agua en su ropa. Éste no tuvo la precisión necesaria para que el paraguas los cubriera a ambos, colocando como prioridad al casi enfermo niño perdido-, los condujo hacia el baño, dónde mientras se iban quitando los calcetines el anciano aprovechaba y explicaba.

-Te vi correr tras ese nuevo amigo tuyo, Mirio -escuchar estas palabras provocó que el mencionado se pusiera nervioso y con los pelos de punta, si es que el peso del agua se lo permitía. Su diagnóstico había sido apresurado antes de que bajara a comprar tuvo que haberse asegurado de que en realidad dormía - no habías llegado a la entrada y bien ya habías comenzado a correr en su ayuda... Mirio, no te voy a decir que no está bien lo que hiciste, fue un gran acto de valentía y hasta a mi me sorprendió. Pero así mismo es un acto de imprudencia, algo que no es digno de admirar y menos en un héroe -a medida que iba revelando el motivo de su reprimenda, su nieto se iba avergonzando y el nuevo amigo de su descendiente, trataba de animarlo - con gestos que indicaban que había hecho lo correcto, aún si el dudase de lo que decía- inútilmente- aún no has aprendido a controlar tu quirk, y las habilidades no son un juego de niños. Son un poder que lleva años aprender, y hasta el más simple requiere mucho tiempo de práctica...por eso, y sabiendo que el tuyo es muy problemático deberías haber esperado un poco -un intento de un "pero abuelo" fue escuchado por lo bajo causando un alargo a su monólogo- ¿Qué hubieras hecho si el joven Amajiki se encontraba en peligro? ¿Cómo lo hubieras protegido?-.

Mi SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora