Tomás

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-¿Mi historia? Compleja no es, pero supongo que tiene su carácter atrapante.- Mencionó mientras levantaba un vaso con jugo. -Era verano del 2004, vivía en una granja con mi madre, mi padre aparentemente desapareció pero se llevó en esa fría mañana la mayoría de las vacas, yo me tapé los oídos intentando ignorar que mi madre y su llanto desconsolado. - Ángel sonrió, a riendas sabía muy bien que Tomás siempre prefirió ignorar a enfrentar. -La prostituta con la que papá salía a diario le hacía mejor trabajo que mi mamá, entonces él descubrió que a pesar de vender su cuerpo también contaba como mujer ,obviamente, ella disfrutaba del dinero y papá tenía mucho. Cada día visitaba al renacuajo de mi papá y por altísima timidez mía, tan solo me quedaba sentado odiando cada comisura de los labios de aquella zorra que me robó a mi familia y saben, la inocencia de un niño se rompe muy fácilmente.- Se levantó con su vaso en la mano, que por cierto no le dió ningún sorbo, tan solo quería tomar una posición que le favorece en la explicación.

-La tipa era diabética, mi padre tenía que inyectarle insulina muy seguido y no entendía el porqué, ni tampoco las razones, supuse que papá también lo necesitaba.- Empezaba la parte psicótica y el ambiente alrededor estaba ayudando. -Una de esas noches aterradoras, papá tomó doble dosis de sus pastillas para dormir y la perra se iba a escondidas, yo la veía.- Ángel habló sin siquiera pedir permiso.

-Jaja, aún seguía trabajando estando con tu padre.-

-Sí.- respondió sin pelos en la lengua. -Entonces imaginé, sí prostimamá no estaba, ¿quién le inyectaría a papá esa aguja?-

-Tu papá no lo necesitaba, la diabética era la prostituta.- expresé, al menos esos libros de Larousse en medicina me ayudaron. Tomás asintió y prosiguió.

-A pesar de ello no sé porqué creí que papá lo necesitaba e de igual manera le inyecté 3 dosis de insulina como él lo hacía con prostimamá. - Ahora sí tomó de su trago. -El 3 de enero es su aniversario de muerte.-

Todos guardamos silencio, probablemente Tomás reservaba sus sentimientos sin siquiera demostrarlos, yo poco a poco empezaba a comprender que las historias de quienes me rodeaban no eran normales.

-¿Y la cárcel? Creo que te la mereces.- Julián habló por primera vez en toda la noche.

-Nadie condenaría a un niño, solo sería la culpa de la prostituta diabética dueña de esas jeringas y así pasó.-

-Qué ineficiente la policía, capaz se me ocurra denunciarte.- Comuniqué también, a modo de broma era obvio, pero Tomás respondió de una manera que me avergonzó.

-Si fuera así, iría a la cárcel, saldría a los 5 minutos y te buscaría para enseñarte a cerrar la boca a mi modo.- Mi expresión tenía una oración enorme que cubría todo mi rostro: "¿Tu y cuántos más?".

-En fin, no estoy tervirgersando, mi vida no fueron pétalos de rosas que es lo que esperaba hallar aquí. Mi madre y yo llegamos a este lugar mucho después, la granja estaba en decadencia.- Me estaba mareando, la cerveza negra que estaba bebiendo me hacía mal, debo decir que soy muy liviana ante el alcohol, tomé la botella y reposé en la mesa, entonces en frente de mí se cruzó una pálida mano.

-¿Me permites?- Era Axl.

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⏰ Last updated: Dec 29, 2018 ⏰

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