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Los rumores en el dormitorio 3-A de U.A. se esparcían tan rápido como el fuego azuzado por la gasolina. Era increíble, si le preguntaban, pero nadie había hecho nada para desmentirlos ni se había andado con sutilezas para apaciguarlos. Sin embargo, fue Iida el primero en hacerles frente al enterarse de su reciente comportamiento.

—Es- Esto es difícil de preguntar. —Estaban los tres en la habitación del más alto, Midoriya y Todoroki sentados en la cama, uno al lado del otro a una distancia donde sus hombros se rozaban, y Tenya en la silla de su escritorio, encarándolos cual padre sobreprotector—. ¿Acaso ustedes...? Bueno, no se han molestado en decir lo contrario, así que todos nos hemos estado cuestionando si ustedes son pa-pareja.

Midoriya y Todoroki parpadearon, enderezando las espaldas y observándolo con incredulidad.

—No —dijeron simplemente, sin entender qué había llevado a tales conclusiones, a pesar de que a ninguno de los dos les molestaría catalogar su amistad de algo más.

—Entonces, Sero mencionó que siempre sales de la habitación de Todoroki, Midoriya, ¿qué podemos pensar de eso?

—¿Que fui a dormir con él? —Alzó una ceja como si se tratara de lo más obvio del mundo—. He tenido pesadillas últimamente y cuando estoy con Todoroki me siento mejor.

—Si creen que ocurre algo más, están equivocados —empezó Shouto, mirando fijamente a Tenya como si pudiera reclamarle por sus pensamientos obscuros—. Midoriya y yo estamos conscientes de que esa sería una conducta inapropiada en los dormitorios.

—¿Eh? —soltó Izuku, mirándolo discretamente mientras las mejillas le ardían, captando un mensaje oculto en los ojos bicolor de su mejor amigo.

—Entonces puedo estar más tranquilo —celebró Iida con estrépito y alivio en sus facciones—. ¡Ahora vayamos a cenar!

Todoroki retuvo unos segundos a Midoriya por la manga de su suéter. Como había dicho Yaoyorozu hacía un año, los dos hablaban más mediante sus miradas que por las palabras. Midoriya asintió y jugó con sus dedos, estrujándolos, nervioso.

—Hablaremos más tarde.

Shouto asintió, sin dejar que el tono recatado y sutil de Midoriya lo afectara de mala manera.

:-:


Midoriya le sirvió un vaso con té verde frío, poco acostumbrado a tener visitas en su habitación. Obviamente Todoroki había entrado en su cuarto con anterioridad, pero siempre paseaba las pupilas por la pared forrada con afiches de All Might. Todo era tan azul y amarillo que siempre dejaba escapar una sonrisa que no abandonaba sus labios ni cuando Izuku le daba un puñetazo a modo de reclamo.

Habían pospuesto esa conversación por distintas situaciones. Sin embargo, esa noche, bajo la mirada atenta de Aoyama que se había detenido a medio camino hacia su habitación para escudriñarlos, Todoroki pasó al cuarto de Midoriya cuando él lo invitó con un gesto que bien podría despertar sus instintos más prístinos.

—Entonces, Todoroki, respecto a lo que nuestros compañeros dicen, yo...

—Me gustas —atajó sin dilaciones, manteniendo sus gestos ecuánimes.

Midoriya lo miró con la expresión en blanco mientras ponía a funcionar todos los engranajes de su cerebro como quien arranca un motor oxidado. De repente, se encendió cual mechero de Bunsen y movió las manos como si se tratara de un autómata. Boqueaba en busca de hilar una oración coherente, pero no podía hacer nada en contra del rostro que pecaba de inocente frente a él.

—Bueno, al menos eso creo. No es como si alguna vez me hubiera enamorado... —Todoroki se echó hacia atrás, notando que Midoriya daba un brinco por el brusco movimiento—. De hecho, Yaoyorozu dice que es así.

Las desventajas de respirar [TodoIzu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora