Occasus

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Siguieron mis melodías al filo de las lúgubres noches, con un susurro que, junto a dos estrellas fijas que miraban hacia mi débil y cansado corazón, me embebían en la vieja tristeza. De repente, un día perdido en los calendarios olvidados, bajo la onírica luz del ocaso, un leve golpe de súbito dejó oírse, como si alguien hubiese tocado la ventana de mi cuarto.

-Kristen... -dije musitando, saliente de mis fantasías de fuego.

Abrí mis luceros y pude verlo: un cuervo parado a las afueras de mi departamento, aquí, donde la luz se arrastra.

-Mensajero -le dije- ¿Vienes a devolver las esperanzas que me abandonaron, cual todo aquel que amé?

El cuervo mas no emitió palabra alguna, pero logró arrancar de mis tristes fantasías una sonrisa. Sintiendo el calor de su mirada inocente, me acerqué a él para sentir su presencia, su justa alma, más claramente.

-Tú, enviado -volví a llamarle-. Cavilando estás sobre qué eres, mas sé a qué vienes desde ese horizonte carmesí. Dime a qué concebida ha sido tu encomienda.

Más el ave, arrojado por la tempestad avecinante, emprendió su vuelo; iba a irse con Kristen, o quería llevarme con ella.

***

Mis brazos y piernas rasgadas, mi aliento desesperado por descanso, prisionero de mi obsesión por ese cuervo. Llegué a un bosque de difuntos a no se qué hora, todo lo que oía era el monótono y eterno tañido del viento contra los árboles, pero la obsesión es el jinete del caballo de copas que caza el logro. El cuervo, por fin, había detenido su vuelo. Salí de entre los árboles a un peladero de mística ancestriz: el suelo estaba cubierto por roca antigua y, rodeado por árboles, se abría gracias a templarias rocas rúnicas la entrada a un hermoso lago de aguas de esmeralda. Sentí terror.

-Es culpa tuya -me dijo derrepente el ave, quien atrajo con su aura a los más otros.

-Tú lo hiciste -me dijo otro cuervo.

Me estremecí cavilado ante las suyas palabras, cientos de cuervos me rodeaban mientras yo cubría mis ojos para detener las lágrimas y posaba mis rodillas en la roca.

De repente, nada. Cuervos ya no habían y la fuerte tormenta había cesado; el mundo se había detenido.

-¡Sí, fui yo! -grité al inmortal silencio, quien quemaba hasta lo más hondo de mi corazón. El aire se volvía más tenso-. ¡Miserable!¡Detén este juicio del recuerdo!¡Apura el fin de tu existencia y deja a mis penas morir por su propia llama!

Y el silencio, ancestro del todo, respondió con su música, música que agujereaba los oídos y tomaba a tu alma del cuello cual verdugo del mundo.

-¡Miserable, ente del mal! -grité- ¡Seas ángel o demonio o el propio ente que nos mira, arrojándome por la tempestad a este sitio místico, vete de mi existencia por ese cielo que se curva y nos cubre, arranca este recuerdo de mi corazón y déjame morir por mi propia llama!

Entonces, el agua, inmediatamente y posada por el tintel de la luna, comenzó a agitarse cual bailarina sobre sí misma, acercando su espíritu cada vez más a la orilla, un canto claro elevaba. Lirios están creciendo.

-¡Pretensiosa!¡¿Qué te has creído, ente sin nombre, aura estancada, que amenazas hundirte ante mi pena, pobre rencor verde?!¡Mátame si quieres, gata sirviente del fuego, pero tu puñal jamás gozará de la benignidad de la espuma de los cielos!

En cuanto las mías palabras se dejaron ver, el recuerdo del mal no pudo ser excluido. La pesadez de la atmósfera despertó todo sentido y, en cuanto caí cual peso muerto ante la depresión de mis llamas, las aguas dejaron ver su gloria, volviendo su rostro hacia el resplandor de otro mundo.

Pronto salí de mi histeria y pude entenderlo, pude ver y sentir lo que el aura esmeralda del agua me decía: toda llama se apaga, toda flama se extingue.

El perfume de los lirios oscurecen los castos brillos de las agua huídas, ya no queda tiempo.

Oh, amada mía... pronto esta tristeza irreal, esta pena extrahumada, pronto alcanzará un tibio final. Los dolores y renunciaciones huirán de la sombra al tiempo en que el alma del lago me llama con su mirada, mística, blanca, incorpórea.

Y pronto, cuando me aventure en las cadencias del otro mundo, pronto el mundo encontrará mis grafos y podrán entender lo que miles y miles jamás habrán entendido.


Fin

LiliumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora