3. Reconciliación

40 4 4
                                    

Dos meses después.

—¿Hola, Ninfa? —Dije apenas sentí que contesto el teléfono. —Soy yo Jared te llame para saber que es de tu vida y como te encuentras.

—Muy bien, como tú sabes perdí un año en el colegio y estoy cerca de graduarme

—¿Quieres salir a comer un helado? ­— estaba con miedo de que me diga no.

—Bueno. Vamos un rato tenemos mucho que conversar. —

En este mismo momento me di cuenta de que no había perdido a Ninfa por completo, solo que si tenia que resignarme a que toda la bonita amistad que teníamos se perdió un poco.

—Hace calor, me iré a bañar— ya eran como las cuatro de la tarde.

—¿Dónde te vas? — mi mamá, siempre preguntado cada vez que me baño

—¡hay mamita! pues no me iré a ningún lado, no mentira si saldré a comer un helado con Ninfa.

­—Si me acuerdo de ella, es de la escuela donde estudiaste, entonces que te vaya bien y te me cuidas hijo.

—Ya mami.

Estaba listo para salir, fresquito y guapo iba a visitarla, ya para salir ella me envía un mensaje al WhatsApp

oye sale en veinte minutos, que mi abuelita me pidió un favor y me demorare.

—¡Coraje! — me lo decía a mi mismo.

Entonces regrese a mi cama un rato mas antes de salir y poder verla, tenía vergüenza ya que fue de un largo tiempo que la volvía a ver. Solo chateaba con ella y le contaba mis más oscuros secretos.

—ahora sí, ya vente con calma Jared.

—bueno, si esta tu ñaña dile también para ir mira que no todos los días tengo dinero. — riéndome.

Pues era verdad no todos los días me salía algo (un trabajito) y obtenía un dinerito para invitar a alguien. Ya a lo que voy llegando a la casa de ella casi me pierdo, porque el barrio había cambiado un poco.

­—¿Dónde me vine a meter? — andaba ya todo asustado

Pero en fin llegue porque Ninfa justo salió.

—¡Me salvaste! — con una gran sonrisa se lo exclame.

—Así me doy cuenta ya andabas perdido, por eso mismo salí de la casa a ver a qué hora llegabas­­—

Me dejo entrar a su casa un ratito.

—Dame agua, mira que vengo perdido. —

—Ya espérame, toma ponte cómodo— En eso sale la abuelita-

—Niño a los años que se deja ver, ¿Cómo así visitando a los pobres? — me habla sorprendida la abuelita de Ninfa.

—Señora, usted que recién se deja ver, pues a visitar un rato— Me reía porque era verdad que tenía tiempo sin ir.

—Me llevo a Ninfa a dar una vuelta—

—Vayan con cuidado, que bueno yo confió mucho en usted mijo—

—Listo mi señora, yo se la traigo sana y salva, ¿Oye ninfa y tu ñaña?

—Salió a otro lado, dijo que ya había hecho la salida sino si nos acompañaba.

Entonces nos fuimos, dimos como tres vueltas por el barrio de ella y conversábamos de todo lo que nos había pasado.

—Bueno Ninfa, en fin ¿me disculpas por todo lo que paso?

JaredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora