Capítulo VI: Soldado

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La noche cubrió Ayoria. La escarcha del invierno comenzó a caer. Sobre el muro norte un soldado se sujeta su pesado abrigo al cuello, mientras les ordena a los demás estar atentos. Es el capitán de esta guardia. Esta noche la defensa ha sido triplicada en esta parte de la muralla.

Del bosque Lorbar, tal como lo ha percibido el rey Asai, los profanadores desterrados habían salido, llevaban ya cuatro días de camino y esta noche llegarían al reino. 

Por casi cien años han fraguado el día en que someterían el reino, y ese día ha llegado. No pasó un solo instante desde su destierro, en que no planearan vengar su humillación. Muy pronto, luego se su expulsión, las familias se establecieron en las entrañas del inmenso paraje; luego organizaron una jerarquía y una cadena de mando a la cual se someterían bajo pena de muerta. Los espíritus oscuros les visitaron con más frecuencia y les enseñaron cosas más perversas que las anteriores, aunque sin el Trono de Piedra no podrían volver a crear vida; así que se enfocaron en aprender formas de atacar a los que una vez fueron sus hermanos: los ayorios. Muchos de esos hombres y mujeres una vez se habían sentado en la corte real y habían conocido el Libro de las Eternidades, pero ahora aborrecían toda su vida pasada y se declaraban amantes de las sombras. Llegaron a convencerse que eran los elegidos para librar a Ayoria del oscurantismo y la ignorancia que provenían de guardar leyes arcaicas. En sus corazones caídos nació el sueño de un nuevo reino, libre de restricciones, sin más guía que el deseo y sin otro propósito que satisfacer las pasiones. Se convencieron ser los representantes de una nueva era de paz y prosperidad, donde se abrirían de par en par las puertas del mundo espiritual para que los espíritus de oscuridad, guiaran a cada hombre en el cumplimiento de su sed de poder, conocimiento y pasión.

De las setenta familias desterradas muchos miembros habían muerto ya, pero se habían levantado nuevas generaciones; y los hijos nacidos en Lorbar crecían aferrados a los deseos de sus perversos padres. Habían llegado a multiplicarse en extremo, esto lo hicieron a propósito, pues sabían que acrecentarse era vital para consumar sus planes. No hubo restricción en el sexo para ellos; padres con sus hijas, hermanos con hermanas; no importaba el lazo familiar, la meta era reproducirse. Pronto descubrieron que amaban la forma de vida que habían elegido.
Hace cuatro días habían emprendido la marcha fuera del bosque que los confinaba.

Parado sobre una roca en el borde de Lorbar, un hechicero levantaba su báculo mientras pregonaba con excitada emoción:

- ¡Hermanos! ¡El día en que hemos de tomar venganza ha llegado! ¡Los espíritus han hablado y señalan que es tiempo atacar al envejecido reino de Ayoria! – Sus labios eran delgados y su sonrisa era larga sobre los extremos de su rostro; sus ojos negros centellaban al igual que su cabello – Sé que anhelan tanto como yo ver el reino caer. Imaginen lo hermoso que será tajar la garganta de nuestros aborrecedores. Imaginen lo hermoso que será ver arder cada copia del maldito libro de las Eternidades. ¡Pero no olviden! ¡No estamos para destruir a todo el pueblo! Les ofreceremos la oportunidad de unirse a esta nueva era de libertad y sabiduría. Solo aquellos que rehúsen el regalo que les ofrecemos han de ser muertos. Ayoria se convertirá en el bastión de nuestra causa. Desde ahí liberaremos a todo Hadom, y finalmente a toda Protea de las tinieblas de la ignorancia y la represión. ¡Nosotros somos los elegidos para crear el mundo donde el hombre alcance la cumbre de sus deseos mientras convive con los espíritus oscuros! ¡Hacía Ayoria! –Esto último dijo casi jadeando mientras señaló con el báculo rumbo al sur.

El hechicero que los guiaba era Garfer, el último de los doce hombres que sobrevivieron a los setenta profanadores. Él había tomado por la fuerza  el mando de los desterrados, pero luego toda la comunidad había confirmado su autoridad. En su vida pasada fue un vidente, amigo del rey; ahora había llegado a ser el más fuerte de los profanadores, su poder provenía de que ningún otro llegó a relacionarse tan bien con los espíritus oscuros como él lo hizo. Incluso permitió que en ocasiones los espíritus se apoderaran de su cuerpo, esta experiencia casi lo mata, pero aprendió a dominarla y esto le permitió conocer la mente totalmente muerta de los espíritus.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2018 ⏰

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