Experiencias. 1

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No se desde hace cuánto me paso esto, pero para resumir, empezó hace unos meses.

En realidad no tenía nada que hacer, por alguna razón no buscaba en mi celular nada con lo que entretenerme y tampoco tenía ganas de encender la televisión, así que de la nada me empecé a observar las piernas y rodillas, mirar mis imperfecciones y luego, eliminarlas con mis manos. Pasé de sacar imperfecciones a pellizcar piel que estaba totalmente sana, y así seguí por dos o más horas.

 Cuando al fin decidí parar de pellizcarme, mis piernas (y mis rodillas aún más) estaban totalmente rojas y rosadas, llenas de heridas y un poco de sangre. Es increíble notar que por primera vez en tu vida te das un susto a ti mismo. Estaba tan triste, me sentía aún más horrible al empezar a imaginarme todo tipo de escenas donde tuviera que revelar mis piernas, ninguna para nada buena ni desde el inicio ni hasta el final. Si alguien me pudo haber visto la cara seria muy obvio lo totalmente arrepentida que estaba.

Imagínense tener la mayoría del closet lleno con shorts, faldas y vestidos. Todos mis favoritos.

Al momento después de reflexionar y llorar me lavé los ojos con un poco de agua que había dejado en la mesita de noche al lado de la cama. Me puse un poco de crema, corrector de ojeras y mis pantalones de pijama y fui a cenar como si nada hubiera pasado. Claro, si llegas con los ojos rojos, húmedos y temblando de tristeza lo único que dirá tu madre sería algo como "Ya te voy a dar yo una buena razón para llorar, te lavas la cara, te calmas y vienes a comer ahora mismo!" Así que me ahorre un buen sermón. Nadie va a querer escuchar ese tipo de palabras después de llorar, no? 

No pude dormir esa noche, tenia cargando el celular y le quitaba el cable cada vez que llegaba al menos a un 14% para ponerle la linterna y revisar con cuidado mis piernas, una y otra vez. Escuchando musica con audifonos que para nada me suben el ánimo y viendo las heridas que yo misma cree me destrozaban por dentro.

Mi suave mano recorría cada centímetro de mis piernas, mis pies, y de vez en cuando, mis brazos.Cerraba los ojos con delicadeza, debilidad y tristeza mientras dejaba que la música que tenía para dormir, relajarse o sentirse aún más triste me dominara por completo. Y si. Lo sabía, lo se y lo sabré. Se que esto se leerá y pensara como una exageración. Pero es que mis piernas, amigo mio.. Mis piernas eran la razón por la que lloraba todos los días. Si ya de por sí tienes a dos personas que te dicen 24/7 que estas gorda, que te golpean en el estómago y que me critican, te miran feo y te dicen cosas feas si se enojan por que los ignoras, a mi ya no me hacía ninguna falta de que se metiera mi madre a repetir eso con mis heridas en las gordas piernas que tenía.

Y mis compañeros de clase? No digamos que eran un alivio a mis problemas, el mar que cura heridas ni la psicóloga perfecta hecha colegio. Y con un novio que tuve en ese tiempo que era más degenerado que ahora que lo pienso, pudo haber tenido un fetiche con pies y heridas en las piernas, pero eso es otra historia. Una que nunca contaré.

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⏰ Última actualización: Jan 25, 2019 ⏰

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