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Papeles, papeles y más papeles. No veo la hora de tomar un descanso de este infierno que se llama trabajo. Me dedico a leer y firmar los contratos que tenía frente a mi, leer las estadísticas de ganancias y perdidas, entre otras cosas que me causaban un dolor de cabeza indescriptible.

Esta semana ha sido un completo desastre en el trabajo, no he podido salir un sólo minuto de la oficina y me estoy volviendo loco. El cumpleaños de Rose es mañana y no tengo un regalo para ella, necesito salir de esta puta cueva y buscar algo en este momento. Cierro mis ojos con fuerza y alzo mis cejas tratando de deshacerme de la jaqueca.

—¿Cómo esta, jefe?— de pronto la voz de Elliot se hace presente, causando que me exalte y abra mis ojos más de lo normal por el susto— Llego el suegro, más vale que cuides tu lenguaje— bromea y yo no evito sonreír. El ojiazul se sienta frente a mi como si ya fuese costumbre y se cruza de brazos para mirarme unos segundos. Frunzo el ceño y bufo cuando se queda quieto sin decir una sola palabra.

—¿A qué vienes? ¿Y cómo carajos entraste a mi casa?— le pregunto, este relame sus labios, aclara su garganta y se acomoda en su silla.

—Que bueno que preguntas— comenta, ruedo mis ojos—. Como seguramente ya sabes, el cumpleaños de Rose es mañana— este dice, asiento—. Entonces, ella me ha dicho que quiete algo pequeño, sólo tu, Anna, ella y yo en casa comiendo un poco de pizza mientras vemos películas— dice, sonrío levemente y asiento.

—¿Y vienes a invitarme?— le pregunto, este hace una mueca de horror.

—¡Diablos no! Vengo a pedirte que cambies su opinión. ¡Va a cumplir veintiuno, Dios! Necesitamos hacer una jodida fiesta como si fuéramos universitarios: drogas, alcohol, sexo–

—Hey, hey, hey— lo interrumpo—. Es su cumpleaños, no nuestro— aclaro, él alza sus cejas.

—¡Su cumpleaños veintiuno!— exclama, me encojo en hombros— Oh vamos, podemos hacer eso cualquier otro día, pero una fiesta tan grande no. Aparte, yo la planearía y sería jodidamente asombrosa— dice con orgullo, suspiro.

—No lo sé, Elliot...

—Sólo piénsalo— este murmura—. Tu mismo nos lo contaste cuando recién la conocías: la Rose ebria y fiestera es tu Rose favorita— hago una mueca. Yo si dije eso, mierda.

—Eso fue hace tiempo— susurro.

—Oh, ¿me vas a decir que no extrañas a la tierna, inocente y dulce Rose que te dice tantas estupideces cuando no esta en sus cinco sentidos? La que te regaña cuando la besas porque 'tiene un novio guapísimo' y cuando se da cuenta que eres tu te hace las mejores mamadas de tu vida— me recuerda. Rasco mi nuca.

—¿Sabes? Ahora que se que eres el padre de Rose, todo cambia— confieso—. Ahora me arrepiento tanto de haberte contado todas esas cosas— río y él rueda los ojos.

—El sexo es algo completamente natural, hombre, y ella es mayor de edad... Lo será mañana— dice restándole importancia, suspiro inseguro—. Volviendo al tema, tu tienes más... poder sobre ella que yo, por eso te pido este favor— me pide. Muerdo mi mejilla derecha interior.

—No lo sé, hombre— murmuro y lo miro—. Es sólo que no quiero arruinarle su deseo de cumpleaños, ¿sabes? Quizás ella en serio quiere algo pequeño y si eso es lo que quieres yo creo que deberíamos de respetarlo— susurro, Elliot alza sus cejas.

best mistake [h.s mature]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora