4. Prezioso.

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Las manos de Aristóteles bajaron lentamente hasta la cintura de Cuauhtémoc, dándole un leve apretón mientras lo besaba. Temo mantenía sus manos en las mejillas de Aris dándole pequeños cariñitos. Tenían una semana que no se veían y estaban más que desesperados por los toques y besos del otro, sin importarles nada.

—¡Chiflando y aplaudiendo!—gritó Pancho, interrumpiendo tan fogoso beso. Lupita y Julio sólo miraban sonriendo emocionados.

Ambos separaron sus labios, asustados con el grito del señor López, pero sin quitar sus manos del cuerpo del otro. Voltearon a verlos aún con el corazón palpitándoles con fuerza.

—¡Papancho!—reclamó Temo.

—Oh, se ven re chulos juntos, mi Temito. ¡Pero ya, sepárense!—dice poniéndose en medio de los dos, obligándolos a soltarse.

—Papancho, deja de ser celoso con Temo.

Aristóteles rió por el comentario de Lupita, Cuauhtémoc lo imitó.

—Achis, achis, ¿Cuáles celos?—se cruzó de brazos mirando a sus hijos y a su yerno.—Sólo no quiero que se me vayan a gastar de tanto becerro.

—Papancho celoso, mejor ya vámonos.

Los aristemo rieron de nuevo ante las palabras de Lupita e inconscientemente aprovecharon para volver a abrazarse, Pancho seguía discutiendo con Julio y Lupita sobre sus celos de padre, pero al darse cuenta que ya estaban pegados de nuevo, se giró a ellos.

—Ay mis aristemocles. Los estaré vigilando como jaiba eh, como jaiba.—informó simulando unas tenazas con sus manos sobre sus ojos.

Las calcamonias negaron riéndose de las ocurrencias de su Papancho y se lo llevaron a la salida del edificio, dejando solos a la feliz pareja. Aris apretó la cintura de Temo y este lo miró encontrándose con una sonrisa traviesa.

—¿En qué estábamos?—preguntó Aris, acercándose a los labios de Temo.

Ya iban a juntar sus labios cuando fueron interrumpidos de nuevo.

Ci sono i tuoi amici.—escucharon el Perfecto Italiano de Guido que venía junto a su mejor amigo; Diego.

—Ustedes dos deberían conseguirse una habitación.—saludó su mejor amigo.—Siento esa tensión sexual en el aire.

Aristemo se sonrojaron un poco, pero al darse cuenta que Guido Mussi era quien acompañaba a Diego, se confundieron al instante, así como confundistóteles cuando no quería aceptar los sentimientos por Cuahutémocles.

—¿Guido?—mencionó Ari con intriga.—¿Tú eres el novio de Diego?

—Oh, sí, lo olvidé.—dijo Diego antes de que Guido hablara.—Guido y yo estamos saliendo, aún no es oficial. Nos estamos conociendo.

—Me alegra que por fin estés conociendo a alguien, y espero que todo vaya bien entre ustedes.

Diego le dió una sonrisa sincera a Temo y este se la devolvió.

Por un momento, los cuatro se adentraron a una charla muy amena, amistosa y llena de risas. Contaban varias desgracias de sus vidas y algunas felices, todo iba tan bien, hasta que...

—Uy, Temo, a que no sabes dónde me llevó Pepe.—alertó Diego.

—¿Mi hermano? ¿A donde te llevaría?

—No seas celoso.—le dió un golpe.—Pues tuve el honor de presenciar la gran remodelación de la empresa y dijo que iba a llevarte a ti, pero decidiste venirte a Oaxaca.

Tú siempre serás mi corazón. [one-shots aristemo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora