Capítulo 14 parte II

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Capítulo 14.

Parte II.

-Pero yo creí que íbamos a salir -Le dije a Justin, decepcionada mientras observa mi ridículo triquini de figuras geométricas fosforescentes traspasándose a través del camisón blanco que llevaba puesto. Tire una sombrilla amarilla que había comprado en el camino y deje mi bolsa sobre el suelo-. ¿Por qué siempre no saldremos?

-Decidí que aquí tendríamos más privacidad. ¿Acaso no te agrada la idea? -Dijo él mientras me tomaba de la mano y me pedía que lo guiara hacía el patio trasero-. Además, quiero hablar contigo.

-¿Hablar conmigo? ¿Sobre qué? -Le pregunte, nerviosa y emocionada a la vez. Había tantas cosas que él podría decirme y yo solamente me imaginaba que me confesaría su amor eterno y ese tipo de cursilerías que en lo particular yo amaba-.

-Más al rato. Hay que disfrutar de la piscina, ¿vale?

-Siempre podemos disfrutar de la piscina. No es como si tu casa estuviera siempre llena, eh.

-Tú sabes a que me refiero, ___-Dijo él mientras lo guiaba hacía la orilla de la alberca y después se separaba de mi agarre para sentarse sobre el suelo. Me sente a su lado-.

-No. Realmente no se a que te refieres.

-Disfrutemos de la alberca, como pareja. Bueno, ¿Así te quedan las cosas claras? -Termino de hablar y se zambullo dentro del agua, salpicándome y mojándome al instante. Pero no me moleste. Ni siquiera me di cuenta. Solo podía pensar en sus palabras-.

«Disfrutemos de la alberca como pareja».

¿Eso significaba que éramos novios?

Me levante del suelo, me quite el camisón y grite.

-¡Justin! ¡Agárrame porque ahí voy! -El levanto su cabeza, despistado y después me di un clavado, chocando contra el agua de la alberca. Intente quedarme lo más quieta posible y después me impulse con los pies hacía Justin, ya que yo no sabía nadar. Lo abrace por el cuello y sin importarme, le plante un beso en los labios. El me tomo por la espalda y rio-.

-¿A qué se debió eso?

-Yo puedo besar a mi novio cuando se me pegue la gana, ¿o no? -Sonreí alegremente mientras él se volvía a acercar a mí y me daba un fuerte abrazo. Me dio un tierno beso en la nariz y llevo una de sus manos hacía mi rostro-.

-Por supuesto que sí. Y yo puedo hacerte lo mismo cada vez que se me pegue la gana.

-No lo creo. Tal vez a tu novia le moleste. Creo que se pondrá celosa.

-Cualquiera estaría celoso de alguien tan tierna y hermosa como tú. Incluso mi novia.

-¿Ah, sí? -Pregunte mientras nuestras frentes se tocaban-. ¿Y quién es tu novia?

-Es una hermosa chica que tiene la nariz más respingada de toda California y unos exóticos labios suaves. Ah, y trabaja como niñera. ¿No la conoces? -Dijo él mientras acunaba mi húmedo rostro con sus manos-.

-No, no he tenido el placer de conocerla. Pero dime, ¿quién da mejores besos? ¿Yo, o ella?

-Mmm. La verdad, no lo sé. Tal vez podrías quitarme esa duda.

-Tal vez...

Lo volví a abrazar, aferrándome de su cuello. El unió sus labios con los míos y me dio un beso tan dulce y lento, que hizo que mi corazón se detuviera. Dejamos de flotar y nos hundimos en el agua, dejando que nuestras bocas y manos trabajaran por si solas. Y de pronto comenzó a faltarme el aire, y yo supe, que no era precisamente por la falta de oxigeno, si no por culpa de mi hermoso novio de ojos pálidos. Porque él era mi razón de ser, y porque no me importaría vivir un segundo más si no fuera con él. Porque estaba enamorada. Loca y ciegamente. Y ya nada ni nadie podría cambiar eso.

Corazón CiegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora