𝙁𝙪𝙧𝙧𝙮 𝙛𝙧𝙞𝙚𝙣𝙙

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Jeongyeon detuvo el auto en frente del lugar al que habían llegado, pudo escuchar como las niñas salían del auto y jugueteaban, mientras que su esposa abría una puerta.

Durante la educación y crecimiento de Jeongyeon, le enseñaron que la vida es valiosa, independientemente de si es de una persona, un animal o una planta.
No es solo un objeto sin valor, es algo que siente.
Cuando se encontraban a un perro o un gatito en la calle, lastimado, sin comida o agua, su familia lo recogía, lo llevaban al veterinario si lo necesitaba, lo alimentaban, le daban de beber y le regalaban todo el amor que necesitara.

Lamentablemente muchos de esos amiguitos ya estaban en sus últimos momentos de su vida, y solo podían irse del mundo con felicidad de saber que la gente con buen corazón aún existe.

Ahora, los animalitos que aún están aquí son Nanan, un perrito caniche, Bbosong, un cachorro pomerania blanco y un gato scottish fold, llamada Bami. Ambos perros viven en casa de sus padres y la gatita pertenece a su hermana Seungyeon.

Después de que formó una familia, junto con Nayeon, ambas decidieron impartir esa misma enseñanza y respeto por los seres vivos a sus hijas.

Un ejemplo de ello fue cuando Chaeyoung vio a un perrito salchicha lastimado mientras regresaban de las compras.
Jeongyeon estacionó el auto rápidamente al escuchar a su hija pidiendo que se detenga, bajó del automóvil, se quitó su abrigo y tomó al cachorro.
Llegaron al veterinario más cercano y Chaeyoung le entregó el animal al veterinario con muchísimo cuidado y unas cuantas lagrimas asomándose por las comisuras de sus ojos.
Ella no se dejó de mover, estuvo caminando por toda la sala de espera, hasta que por fin salió el doctor con el perro salchicha con su patita enyesada.
Ese pequeño amigo padeció de un choque con un auto, el conductor no tuvo ni siquiera la dignidad de ver qué había sucedido con él, lo dejó ahí en la calle, con sus últimas esperanzas de vida.
Lo llevaron a su nuevo hogar, Tzuyu inmediatamente corrió al animalito y lo abrazó, llorando de la emoción. Nayeon gritó de felicidad y abrazó a su prometida y a su pequeña por la hermosa acción que habían hecho.

O también cuando vivían en un departamento, antes de que naciera Tzuyu, se escucharon unos golpes en el cuarto de la vecina, seguido de un chillido.
Al parecer, la persona que vivía allí había golpeado a un perro maltés por excretar en una de sus alfombras. Nayeon escuchó todo y llamó a protección animal.
La mujer quedó encerrada por unas semanas y tuvo que pagar varias demandas, además de una prohibición de ser propietaria de mascotas, todo por matar a un inocente cachorro.

En fin, después de mucha insistencia de Chaeyoung y Tzuyu por tener una mascota, Jeongyeon comenzó a buscar los refugios de animales, y ahora mismo estaban en uno de ellos.
El lugar era muy grande, al entrar, una mujer les dio la bienvenida.

-¡Hola! Soy Kang Mihyun bienvenidas, ¿Vienen a adoptar?- la mayor se inclinó educadamente y asintió.

-¿Qué clase de mascota buscan?- volvió a preguntar.

-¡Un perrito!- Chaeyoung y Tzuyu dijeron al unísono y la mujer sonrió.

-Bien, síganme por favor- comenzaron a ir detrás de ella por uno de todos los pasillos que estaban ahí.
Al que entraron era algo estrecho, hasta finalmente topar con una puerta.

Mihyun sacó unas llaves y la abrió, dando a la vista un gran paisaje. Era un gran jardín verde, lleno de todo tipo de perros, en una esquina habían sacos de croquetas y a un lado muchas vasijas llenas de agua.

Cualquiera pensaría que las primeras en acariciar uno de ellos serían las niñas, pero la rubia fue la primera en correr a jugar con un buhund noruego, con sus ojos brillando de la felicidad.
Después Chaeyoung fue detrás de un dálmata y su hermana la siguió.
Nayeon las observó riendo, al ver que al parecer ella era la única adulta ahí.

Todas estaban separadas, jugando cada quién con un perro diferente, hasta que salió un pequeño pomerania café correteando, de atrás de un costal de comida, con una pelota roja.
Todas levantaron la vista e inmediatamente se unieron a su juego.
Chaeyoung lanzaba la pelota y el perrito se la devolvía, luego le tocaba a Tzuyu, después de ella a Nayeon, y Jeongyeon, como siempre, grababa todo con la cámara de su celular.

[...]

-Quiero el perrito café de ayer- fue lo primero que dijo Tzuyu cuando estaban cenando.

-Si mami, yo también lo quero- habló Chaeyoung.

No era necesario preguntar, todas estaban de acuerdo que ese perrito era el correcto, el que llegó a sus corazónes, y que pertenecía a esa casa y familia.

-Miren, a ese perrito vamos a adoptar- respondió la rubia.

-Pero, van a cuidarlo muy bien, tener un perrito es una responsabilidad muy grande, no es un juguete, ustedes ya saben eso perfectamente- añadió mirándolas seriamente.

-Yo en las mañanas lo sacaré para que haga sus necesidades, Tzuyu-sshi, tú le vas a dar de comer, y tu Chaeng le vas a dar su agua, también, Jeongie, tú lo sacarás a pasear por las tardes y para bañarlo nos vamos a turnar, ¿entendido?- preguntó la pelirroja con sus ojos fijos en cada mencionada, para finalmente escuchar un si en respuesta de las demás.

-Perfecto, mañana iremos a comprar todo lo que necesite, ¿Tienen nombres pensados para él?-

-¡Tian!- exclamó la alta después de recoger los platos de la mesa.

-¡Shiro!- dijo Chaeyoung pensativa.

-No, mejod no, eso significa bdanco, y él es café-

Y ahora, la pequeña experta de los nombres, amante de los animales, comenzó a decir un montón de nombres.

-¡Anyoung! ¡Makki! ¡Toki! ¡Keyowo! ¡Bokshil! ¡Haru! ¡Kasumi! ¡Shin...!-

-¡Espera!- la detuvo Nayeon.

-¡Haru! ¡Es lindo!- volvió a sonreír.

-¡Es perfecto! ¡Tzuyu-sshi, ¿Cómo se te ocurrió?- Jeongyeon dirigió su mirada a su hija.

-Y-yo..., mi maestra de japonés dijo esa palabra y Momo me dijo que podía nombrar un perrito para cuando adoptara, porque se usa ese nombre en Japón para las mascotas, ¿Creo que eso significaba primavera? o a-algo así...- Tzuyu se había puesto nerviosa por todas las miradas hacia ella, siempre fue algo tímida.

[...]

Chaeyoung sostenía una correa, con un perrito en el otro extremo.
Después de llenar un montón de papeles y la entrega de sus actas, el pequeño Haru ya era oficialmente un nuevo miembro en la familia.
Antes de ir al refugio, ya habían ido a la tienda a comprar sus croquetas, una casita de madera, una camita, un par de ropa (dos suéteres tejidos, para que no sufriera frío, y un disfraz de kaonashi recomendado, obviamente, por Jeongyeon cuando moría de risa al verlo) y un montón de juguetes, que ojalá y no los llegue a romper.

Fueron a un paseo a un parque cerca de la casa, Tzuyu y Chae jugaron con Haru, brincando por todos lados y correteándose mutuamente, Nayeon y Jeongyeon las observaban desde una de las bancas.
Cuando ya estaba oscureciendo el cielo, volvieron a su hogar.

El perrito estaba muy confuso, no entendía a donde se dirigían, todo era algo muy nuevo, nunca había visto esa casa, y estaba algo asustado. Cuando se abrió una cosa de madera y todas entraron, instintivamente también se sumergió dentro, realmente era muy acogedor el lugar.

Pudo escuchar cómo se abría una llave de agua, así como las que sonaban en su antiguo hogar, a él le encantaba la hora del baño. Jeongyeon y Nayeon fueron las primeras en bañarlo, que prácticamente ellas también terminaron bañadas por Haru, que no dejaba de moverse ni de secarse su cuerpo.
Después de lograr lo casi imposible, lo envolvieron en una toalla morada y usaron una secadora y un cepillo para que su pelaje estuviera completamente seco y peinado.

El olfato de Haru detectó un olor de comida, siguió ese rastro y vio que una niña ponía la comida en un plato hondo.
Moría de hambre, así que en pocos minutos se había acabado todo.

Con la barriga llena, se fue con una niña aún más pequeña al segundo piso de esa casa, y jugaron con una croqueta de plástico en una cama, hasta que terminaron dormidos.

Todo fue un día de nuevas experiencias y nuevos lugares, y más para Haru, que tenía un nuevo hogar.

𝘼𝙙𝙫𝙚𝙣𝙩𝙪𝙧𝙚𝙨 | 𝙁𝙖𝙢𝙞𝙡𝙮 𝙡𝙞𝙣𝙚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora