Capítulo IV: Una noche para los dos

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-E-eh... C-claro...- puso el casco nerviosamente en su cabeza.

Rápidamente subió tras de mi y con temor tomó mis caderas, encendí la moto sumergiéndome nuevamente en las vacías calles. Kusanagi permanecía en silencio, se le notaban los nervios que llevaba encima... creo que me dejé llevar un poco al besarle por sorpresa, pensé en un instante en llevarlo a su casa... No. Obviamente a su madre no le gustaría verle conmigo y mucho menos con el termino de "Rebelde agresivo" en el que permanezco en la boca de su familia, seguramente me asesinarían y le entregarían los restos a mi padre por correo. Debía si o si llevarlo a mi departamento, ya que el baboso de peinado horrible le había dejado tirado en este estado.

-Yagami...- pronunció después de un rato. Sentí como sus brazos se enredaban sutilmente en mi torso y posaba su cabeza en mi espalda, seguido de un bostezo.- Me siento muy agotado...

Al parecer estaba a punto de quedarse dormido ahí. Por suerte en unos minutos llegamos al edificio, bajé de la moto y sentí como pego un brinco al moverme, le mire fijamente. No me había percatado de que no tenía su abrigo puesto, rodé los ojos.

- Llegamos.- mencioné esperando a que se bajase.

Me miró con los ojos casi cerrados sin contestarme nada.

-Bien...- me quité el abrigo y se lo puse. Me llené de fuerza y lo tomé de las piernas y la espalda cargándolo a un estilo "princesa".

Se sentía realmente liviano para el peso que imaginé sumándole. Entré en el elevador, dirigiéndome al noveno piso, dónde vivo. Al llegar me dirigí a mi departamento, dejé a Kusanagi sentado junto a la puerta mientras la abría, se levantó de inmediato perdiendo el equilibrio, logré agarrarle de la cintura en el aire.

-Deberías mantenerte quieto por un momento, Kusanagi.- le dije en modo de regaño.- Ni si quiera puedes caminar tú solo.

Hizo un gesto de molestia manteniendo sus ojos cerrados.

-No soy ningún debilucho... Déjame en paz...- Un débil intento de empujarme junto a sus palabras casi susurradas...

Suspiré profundo.

-Vamos, entra.- Pase su brazo por encima de mi cabeza llevándolo hasta mi cama.

Allí quité sus zapatos sentándolo. Me dirijí al armario a buscar ropa cómoda para ponerle, saqué una camiseta azul claro y una pantaloneta negra de ahí, pues era todo lo que tenía de repuesto como pijama. Le quité su camiseta, mirando su pecho... noté lo mucho que había entrenado, su tez morena clara se veía tan bien... Sacudí mi cabeza, no debía aprovecharme de él estando así. Puse la otra camiseta la cual le quedaba un poco grande debido a que era un poco más robusto de el torso que él. Proseguí quitando sus pantalones y colocando la pantaloneta. Me dirigí nuevamente al armario a buscar un futón y unas frazadas para que durmiese ahí.

-Bien, tú dormir...- se quedó dormido sobre mi cama.

Sonreí. Lo arropé y me senté a un lado mirándole, se veía tan inofensivo... Por un momento creí que tal vez no se trataba del Kyo Kusanagi que tanto decía odiar, se veía distinto. Ese odio se sentía distinto... Tal vez no era odio, la manera que me hacía sentir era extraña, nunca había experimentado algo así en mis 21 años.

Me levanté de ahí sin quitarle los ojos de encima, me quedé ahí un buen rato antes de apagar las luces e ir a tomar un baño. 

Me metí en la tina desnudo, el agua permanecía tibia... Consideraba el descanso como algo importante ahora mismo, la noche había sido larga, y no solo hablo de algo físico, si no sentimental. Con Kusanagi cerca era imposible descansar y pensar profundamente, tampoco lo podía dejar solo mucho tiempo. Escuché la puerta del baño abrirse lentamente, abrí mis ojos algo confuso.

MOONLIGHT [IorixKyo] ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora