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Amanecía en el Reino de Afterground*, las humildes gentes del reino se preparaban para otro día más en el mundo y un joven caballero era sacado a empujones de su habitación por su propio hermano pequeño.

-¡Saaaaans! Diantres hermano, deja de holgazanear -se quejaba el menor mientras Sans se dejaba llevar hasta la humilde cocina, luchando entre la vigilia y el sueño.

-Oh vamos Paps, calma esos huesos, hermano - miró a su hermano desde abajo, sonriendo con pereza.

-¡¡SAAAAAANS!! - el menor hizo un berrinche ante el juego de palabras de su hermano.

-Heh, sabes que no puedo evitarlo bro, soy sanstástico~ - se encogió de hombros, sentándose por fin en la silla mientras apoyaba su cabeza entre sus brazos, guiñando una cuenca a su hermano.

-NYEH!! Ya basta Sans - se gira, recogiendo un par de platos con croissants rellenos de mermelada con una mano y una taza con humeante café en la otra, colocándolo todo en la mesa - sabes que hoy es un día importante hermano, hoy el Gran Papyrus será nombrado caballero, estoy seguro! Nyehehehe – el menor posaba de forma graciosa al estar también sentado mientras fantaseaba.

- ¡Claro, bro! ¿Quién en su sano juicio no querría tener al esqueleto más genial entre sus filas? – sonríe con pesadez dando un sorbo a su café, haciendo una pequeña mueca de disgusto al darse cuenta que olvidó ponerle azúcar.

- Tienes toda la razón Sans, ahora estoy más que seguro, ¡todo saldrá según mis fantásticos planes Nyehehehe! – terminó su desayuno, levantándose para recoger su plato – iré a prepararme hermano, no seas perezoso y haz lo mismo cuando acabes, por favor – le da una mirada de reproche que luego cambia a una suave sonrisa, para marchar escaleras arriba a realizar lo dicho.

Sans suspiró, sabía lo ilusionado que estaba el menor con todo el asunto, pero sabía que sus posibilidades eran mínimas, no porque no tuviera aptitudes, sino porque su colega, la capitana Undyne, no querría corromper a alguien tan dulce y bueno como lo era Papyrus con algo tan peligroso como ser caballero, menos aún con los tiempos que corrían. Hacía sólo un mes que el anterior rey había sido asesinado por un reino rival que aún no lograban identificar y al parecer el hermano de éste había tenido que tomar el puesto a la fuerza, aunque sólo se había encerrado en el castillo, aislándose de todo y todos – hum... Yo también estaría deprimido si algo le pasara a Paps... - susurró para sí, dando la última mordida a su croissant, saboreándolo, su hermano realmente tenía unas manos habilidosas para la cocina**. Fregó los platos y su taza y luego simplemente se teletransportó a su habitación para cambiarse.

[...]

El tiempo pasó rápido y ahora ambos hermanos se encontraban ante las puertas del imponente castillo, que ahora parecía un poco desolado por el último ataque enemigo.

-¿Cómo es el nuevo rey, hermano? – preguntó algo nervioso el más alto de los esqueletos.

-Ni idea, bro – se alzó de hombros en respuesta – recuerda que no estuve el día de la coronación y él no ha salido de su alcoba desde entonces.

Papyrus se estremeció ante el recuerdo, es cierto que su hermano no había ido a la nueva coronación, pero no por pereza, estuvo más de dos semanas postrado en la cama, con severas heridas por proteger al difunto rey, de no ser porque éste lo empujó, recibiendo el ataque que acabaría con su vida, Sans habría terminado siendo polvo también. Sacudió con fuerza la cabeza, tratando de alejar aquel horrible recuerdo, para dar un paso al frente, entrando finalmente en el castillo, seguido por su hermano mayor.

[...]

Cientos de aspirantes a caballero se encontraban ya en la sala del trono, siendo alistados por la capitana Undyne quien, al ver a los hermanos esqueleto, se acercó presurosa a saludarles.

Rey y Caballero #worldsanscest2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora