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Aclaraciones:

Welp, posiblemente nadie hará caso, pero igual lo avisaré, se viene +18 en este capítulo... No hay mucho más que decir :v

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Geno veía sonrojado cómo los hermanos esqueleto entraban a su alcoba, tenían que hacer un chequeo al lugar para asegurar que todo estuviera bien, al fin y al cabo, desde lo sucedido con Tyrus, el rey anterior, no podían dejar nada al azar.

-N-no hace falta q-que os toméis tantas molestias... - el glicheado jugaba tiernamente con sus pulgares, nervioso.

- Nyeh ¡pero claro que hace falta majestad! - pone los brazos en jarras, mirando al más bajo - usted me dio este cargo y me aseguraré de mantenerle protegido - coloca su puño sobre su pecho, muy seguro de sí.

- Heh, eres bueno en esto, bro - Sans se había sentado en la gran cama, levantando la colcha para ver bajo ésta el hueco que había y si permitiría que algo o alguien se escondiera allí.

- ¡¡N-no mires ahí!! - casi como un resorte, Geno había salido corriendo, tomando el brazo del mayor para detenerlo. Se miraron entre ellos, sin moverse del sitio, hasta que Papyrus carraspeó, achicando sus cuencas, para que los esqueletos más bajos le prestaran atención. Ambos voltearon a ver a Paps.

- Bueno, debo ir con Undyne para avisarle que todo está en orden, en seguida vuelvo - se gira para salir de la habitación, dejándolos solos. Geno aún no soltaba al caballero mientras ambos veían como el más alto se iba, cerrando la puerta. Los dos volvieron sus rostros para verse, dándose cuenta de la cercanía, Geno se alejó con rapidez, sonrojado. Sans soltó una suave risa floja por eso.

- ... ¿Y bien? - dejó la colcha, acomodándose en la cama - ¿qué hay aquí abajo que no quieres que vea? - interrogó al menor, que dio un pequeño saltito, viendo de reojo al caballero, con notable nerviosismo.

- Eso... eso no es de tu incumbencia - se cruzó de brazos, haciendo un adorable puchero mientras miraba a otro lado.

- ¿Mmm? - una fuerte curiosidad se apoderó del mayor, quien se levantó para acercarse a su rey - Geno, sabes que debo inspeccionar toda la habitación, son órdenes directas de Dyne y si se entera que no inspeccioné correctamente me acusará por andar de flojo - trató de convencerlo, pero el glicheado no tenía intenciones de cambiar de parecer.

- Y-ya te he dicho que n-no te importa - trató de encarar a Sans, aunque con el sonrojo que portaba sólo lo había verse más adorable ante los ojos del contrario.

- Oh vamos Geno... - se acercó un poco más a él - no seas así, sólo hago mi trabajo, vamos déjame ver - volvió a acercarse a la cama para intentar levantar la colcha a lo que el menor, alterado, se lanzó de nuevo contra el caballero para evitarlo. Forcejearon unos instantes, pero por la inercia del empuje terminaron cayendo sobre la mullida cama en una posición tal vez algo comprometedora.

Sans había caído encima del menor, sus antebrazos estaban a cada lado de su cabeza y una de sus piernas entre las del glicheado. Se quedaron viéndose el uno al otro mientras aquella extraña sensación los envolvía nuevamente. El caballero acarició con ternura el rostro de su rey, perdiéndose por momentos en su rostro sonrojado, su boca entreabierta y aquel brillante orbe parecían hipnotizarlo. Fue acercándose poco a poco, sus respiraciones chocaban, hasta que finalmente se unieron en un suave choque de dientes. Geno se sobresaltó ante el acto, no entendía por qué su cuerpo no reaccionaba, quería empujar al mayor y echarlo a patadas pero sus manos se aferraron con timidez a la ropa del caballero, cerrando fuertemente su único ojo, aún más rojo si es que era posible.

Continuaron aquel beso, que lentamente parecía volverse más intenso, movían sus mandíbulas en busca de más. Sans invocó su lengua pidiendo paso para explorar la boca del menor, ganándose un nuevo sobresalto por parte de éste, que abrió su boca con timidez. El caballero no esperó e introdujo su sinhueso en aquella dulce cavidad, explorándola con dedicación, enredándose con la lengua ajena en una pequeña lucha de la que el más alto fue el obvio vencedor. El monarca apretó las prendas de su caballero, sintiendo que se desmayaría en cualquier momento por la cantidad de sensaciones y la falta de aire, por lo que ambos se separaron lentamente con un sonrojo en sus rostros, más notorio el del menor, que abarcaba todo su rostro.

Rey y Caballero #worldsanscest2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora