~ Nuestro Primer Encuentro ~

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Mi madre... Siempre ha sido un verdadero ángel.

Es inteligente y de buen corazón.

Tiene el cabello largo y rubio con un pequeño mechón azul cielo que combina con sus ojos y unas alas tan blancas y suaves como el algodón. Sin importar que fuera un miembro de la realeza, siempre ha tratado a todas las personas por igual... Nuestro reino realmente la adora.

...

-Princesa María, despierte! Recuerde que sus padres le dieron permiso para pasear por la plaza el día de hoy!-.

La muchacha, que aún dormía con tranquilidad, despertó de golpe al escuchar la puerta abrirse y a uno de los sirvientes del palacio, Ted, gritar tan enérgico como siempre.

Ted, pese a ser un hombre mayor que había servido casi toda su vida en el palacio, era alguien muy vivaz y alegre, lo cual desde niña se pegó con fuerza a la futura gobernante del Sur.

-Es cierto!-. Al recordar la promesa que sus padres hicieron, la joven no pudo evitar llenarse de energía y levantarse de inmediato.

-Me complace verla así, princesa. Su atuendo ya está preparado y sus padres la esperan abajo-. Decía el hombre de cabellos albinos mientras dejaba la habitación.

-Bien. Te lo agradezco mucho Ted-.

-Es un placer, señorita-. Decía mientras cerraba la puerta detrás de sí con una sonrisa.

-Bien Mari, ésta es tu oportunidad. Debes demostrar de una vez por todas que puedes cuidarte sola-. Decía la muchacha para sí misma, dándose ánimo.

Ésta sería la primera vez que dejaría el palacio sin escoltas, ya que quería mostrarles a sus padres que su entrenamiento había dado frutos y que era capaz de ver por su persona.

Rápidamente, la joven rubia se vistió y bajo a la primera planta del palacio a verse con sus padres.

-Buenos días cariño!-. Dijo la mujer sentada en la mesa, con cierto nerviosismo que la joven no notó.

-Buenos días mamá, papá-.

-Buenos días querida. Ven, toma asiento y acompáñanos, tenemos que hablar-.

Escuchar esas palabras solían ser una mala señal, a lo que la joven intentó disimular su creciente nerviosismo.
Miles de preguntas aparecían en su cabeza y no quería que su plan de arruinara. Había trabajado muy duro para que todo se desmoronara en un instante como en otras ocasiones.

Asustada, trago saliva y se sentó en la mesa.

-Hija, estás segura de que estarás bien sola? Al menos lleva un escolta contigo...-. Decía su madre preocupada.

La Reina del Sur, Michelle, era una mujer algo estricta pero sumamente dulce. Un contraste algo extraño para algunos.

Pero para María, esto la hacía una gran gobernante y una buena madre a la vez. Sabía lo que quería y cómo lo quería, pero a la vez era flexible y escuchaba a las personas. María admiraba mucho a su madre y quería ser tan buena Reina como ella al crecer.

-Mamá, ya habíamos hablado de esto. Me concedieron su permiso de salir por mi cuenta, sin escoltas o guardias de ningún tipo-. Decía la princesa entre un pequeño suspiro.
-Además, he estado entrenando desde niña, ¿Qué mejor prueba que ésta?-. La rubia hablaba en un tono dulce y tranquilo. Sabía cómo convencer a su madre pero no quería tentar a la suerte.

La Reina meditó por un momento. Era cierto, ya era tarde para retractarse.
Por muy grande que fuera su preocupación maternal, no podía romper una promesa con su niña.
Su mirada se posó en los azules orbes de su marido, que le devolvieron el gesto de forma cómplice.

Ese hombre. Se había aliado con su hija para convencerla de ceder.

-...Bien, tienes razón. Te lo prometimos. Puedes ir, pero ten mucho cuidado, nada de andar de distraída mirando todo lo que encuentres. Te conozco-. Dijo la mujer arreglando su larga cabellera color arequipe y miel, mientras sus ojos esmeralda se dirigían a su marido con cierta malicia.

-Entendido! Gracias mamá-. Dijo la muchacha mientras terminaba de comer y le dedicaba a su padre una mirada que decía: "Buena suerte".

Al terminar su desayuno, María salió tranquilamente del palacio.
El vestido azul que llevaba tenía una capucha y era largo, así que podía esconder sus orejas y cola para no ser reconocida tan fácilmente. Lo que menos quería era exponerse.

A medida que avanzaba, más a gusto se sentía. Era aburrido para ella estar sola en el palacio, así que ver gente nueva en la hermosa plaza Sur la emocionaba en serio.

Ya llevaba un rato paseando mientras admiraba la belleza de todo lo que encontraba. Desde preciosas flores alrededor de la fuente que decoraba el centro de la plaza, hasta las bellas piezas que vendían los artesanos del pueblo.

-Cielos, este lugar es tan hermoso que siento que podría estar aquí por siempre y no me aburriría...-. Pensaba la rubia, sin notar que estaba por chocar con alguien.

Tal y como dijo su madre, la muchacha se había distraído y ahora probablemente acabaría metida en un problema.

Tras el choque, la rubia quedó sentada en el suelo, confundida.

-Pero qué rayos?! Oye, te encuentras bien?-. Dijo un muchacho con tono algo duro mientras ofrecía su mano a la joven.

-Uhhhh... Si, estoy bien. Gracias y perdón por eso-. Murmuró con tono avergonzado, quería que la tragara la tierra.

Aquel extraño chico vestía una capucha de color gris. Su cabello tan negro como el carbón y sus ojos tan verdes y brillantes como un par de esmeraldas llamaron la atención de la joven princesa de forma inmediata.

El joven era atractivo, eso era obvio.

-Ehhh... ¿Cómo te llamas?-. Fue lo único a lo que la chica atinó a preguntar en ese momento.

-...Escucha, tengo prisa y no puedo perder tiempo, ¿Ok?-. Dijo el joven algo molesto.

El chico estaba por irse, pero miró con detenimiento a la muchacha y abrió sus ojos como platos.

-Un momento... ¡¿Acaso eres María AngelLight, la princesa del Su-

La joven por instinto le puso la mano en la boca y entre susurros le pidió que bajara la voz. Al estar tan cerca, pudo notar que el oscuro cabello del chico tenía un mechón rojizo. Eso la hizo reaccionar.

-¿Y de casualidad tu no eres Sebastian DarkWings, príncipe del Norte?-. Preguntó destapando la boca del muchacho.

-¡¿Cómo lo-

-Parece que adiviné. Escucha, no sé que hace un habitante del Norte como tú aquí, pero, si guardas mi secreto, yo guardaré el tuyo. ¿Te parece bien?

-Tch, como sea. No me quedaré aquí mucho tiempo así que no importa-. Decía alejándose.

-<<Que agradable...>>-. Pensó la rubia.

Bueno, no podía dejar a alguien del territorio contrario vagando por ahí, así que decidió seguirlo con cuidado.

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Ozi ozi 7w7 xd

Esto se pondrá interesante! Espero que les haya gustado el cap y se queden para ver lo que sigue!

Byeee! <3

•~Mi Aventura De Ensueño~• (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora