•~Mi Aventura De Ensueño~• (Editando)

~ Conociéndote ~

María comenzó a seguir a aquel misterioso muchacho de la forma más sigilosa que podía. Tras caminar un rato, se dió cuenta de que aquel chico tenía un lugar "especial" dentro de un bosque cercano a la plaza Sur. Aquel "recinto" era una simple tienda de acampar verde oscura no muy grande, lo que le permitía pasar desapercibida por la vegetación del lugar.

María decidió esconderse entre unos arbustos cercanos mientras se asomaba para observar qué hacía el príncipe del territorio contrario en un lugar tan... ¿Curioso?

—<<No lo entiendo... ¿Qué hace ÉL aquí? ¿No se supone que está prohibido? ¿Acaso escapó del palacio Norte?, Y si fuera así... ¿Por qué...?>>—.

Sin poder terminar de vagar en sus pensamientos, María tuvo que esconderse del todo pues vió al príncipe salir de la tienda de acampar con bastante prisa, cómo si lo estuvieran persiguiendo, llevando consigo... ¿Arco y flechas?

La princesa del Sur, decidida a saber lo que sucedía, comenzó nuevamente a seguir al príncipe hasta que, un poco más profundo en el bosque pudo ver unos objetos acomodados que parecían una zona de entrenamiento provisional.

—<<Definitivamente aquí pasa algo muy extraño... ¿Por qué un príncipe entrenaría en el territorio contrario? Y, ¿Cómo trajo todo esto hasta aquí?>>—.

María estuvo un rato observando al príncipe, pero aparte de entrenar, no hacía nada más. Estaba muy callado, pero ella lo notaba molesto, y a la vez... Muy triste. Ella apenas lo conocía, pero no pudo evitar sentir como la invadía una extraña amargura, cómo si ella necesitara ayudarle...

Tras varios minutos observando, un ruido extraño sacó a la princesa de sus pensamientos. Parecía que el príncipe estaba herido, pues había caído al suelo de rodillas con una expresión de dolor que a María le provocó un vacío en el pecho que no podía explicar. El príncipe casi pierde la consciencia del todo cuando, mientras caía al suelo, sintió como algo lo agarraba, o más bien, alguien.

—¡¿Te encuentras bien?!—. Le preguntó María al príncipe Sebastian sin que él supiera que responder.

—Eres tú... ¿Q-qué haces aquí? ¿Vino más g-gente contigo?—. Preguntó mientras trataba de levantarse, pero el dolor no se lo permitió, pues acabo en los brazos de la princesa nuevamente.

—Espera, no te muevas o el dolor solo va a empeorar. <<Claramente está herido, huele a sangre...>> ¿Puedo ver tus heridas por favor? Quiero ayudarte...—. Le dijo ella claramente preocupada.

—¿Q-Qué? ¿P-por qué un ángel como tú querría ayudar... A un demonio como yo?—.

—¿Cómo que por qué? ¡Es más que obvio! ¡Estás herido! ¿Cómo podría dejarte así?—. Le decía ella confundida y angustiada.

—...Gracias...—. Le dijo entre un suspiro mientras, aún con desconfianza, levantaba su camiseta, dejando ver una herida abierta en su vientre. Por suerte no era muy profunda, pero era bastante grande y desprendía un segundo olor diferente al de la sangre; lo que indicaba que era una herida por un arma biológica.

—<<Alguien lo atacó, la herida no se ve muy reciente, pero parece que se abrió... Haré lo que pueda para curarlo>>—.

María, determinada en ayudar al príncipe, cerró los ojos y se concentró mientras ponía sus manos sobre la herida. Una luz verde lima emergió de repente, rodeando la herida y haciendo que de a pocos, ésta comenzara a cerrarse.

—Bien, tu herida está cerrándose, pero lo mejor es que descanses un rato—. Dijo ella, sin darse cuenta de que su "paciente" se había quedado dormido en su regazo.

—Oh. Bueno, lo mejor será que te deje descansar—. Dijo la muchacha dejando recostado al entonces apacible príncipe en el suelo.

—<<A decir verdad, este lugar es asombroso, espero que no le importe si practico aquí un rato...>>—.

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Bien, aquí está la parte nueva! Espero la hayan disfrutado y que quieran seguir leyendo porque esto se pondrá bueno 7w7
Intentaré subir la siguiente parte pronto! Nos vemos!