Capítulo 67: " El comienzo de el final"

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Pov Milo:
No puedo creer que aún no me recuerde. Si, lo sé, debo ser paciente. Pero, no puedo evitar sentirme molesto. Y, en lo que Camus me recuerda, saldré por un tiempo del país, y, ya se a donde ir. Iré a Australia. Su calidad de vida es muy buena. Salgo de el santuario, y tomo un taxi 🚕... Estoy consciente de que no habrá vuelta atrás, y, de que, quizás y Camus menos me recuerde. No debo atenerme a que me recuerde, ¿ o si?. Bueno, como sea... Me pregunto... Como será Australia...

Pov Camus:Esas palabras

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Pov Camus:
Esas palabras... No dejan de retumbar en mi mente... Un momento... El octavo caballero era mi amigo... Esperen... !No puede ser¡... Milo... De inmediato salgo de Acuario, tomo un taxi, y me dirijo al aeropuerto... Veamos... Si fuera Milo, ¿ a dónde iria?... Veamos... No se me ocurre nada... El taxi llegó al aeropuerto, de inmediato bajo y me dirijo dentro de el aeropuerto. "Estamos a punto de despegar rumbo a Australia"... No puede ser... Milo... Se fue para siempre... Las lágrimas brotan de mis ojos... Me arrodillo y sigo llorando... Perdí a Milo para siempre... Todo por culpa de ese accidente... Aprieto los puños con rabia, me maldigo a mi mismo entre dientes... Luego de llorar un buen rato, reflexione, y, me resigne. Nada dura para siempre. Como pude me levanté de mi indecorosa posición. Estaba a punto de encaminarme a la salida cuando choque con alguien. Era Milo... Estaba a punto de besarle, pero, me apartó.
- ¿Esto es una mala broma, cierto?- Me dijo algo molesto.
- Milo... Yo... Lamento n...- Puso su dedo índice en mis labios. De inmediato guardé silencio.
- No, al contrario. Yo debo disculparme contigo. Fui un idiota, infantil e impaciente. Ni siquiera pensé en la enfermedad que tenías. Soy un egoísta Camus. Tu, mereces algo mejor- Dicho esto tomó mis manos, las besó, se dio la media vuelta, y se fue. No, no lo perderé de nuevo. De inmediato lo detuve, lo jale hacía mí, y lo besé. En ese momento no me importó nada. No me importaba que la gente me viera con asco, no me importaba que una parte de mi estuviera riñiendome, no me importaba lo que dijera mi conciencia... Solo me importaba una cosa: no volverle a perder. El es algo vital para mí. Desde que lo conocí pude sentir algo especial en él, tenía ese no se qué, que tanto amaba... Sus cabellos de un hermoso azul marino... Esos pedazos de cielo que llamaba ojos... Aquella piel ligeramente bronceada... Esa complexión musculosa... Absolutamente me encanta todo de él... Lo amo... Al separarnos, un pequeño hilo de saliva unía nuestros labios. Un tono rojizo se mostraba en el rostro de ambos. Nuestras respiraciones eran cansadas y entrecortadas. Milo quería hablar pero, sus palabras no salían.
- Milo, no me cansaré de decirlo. Acepto ser tu esposo, y estaré dispuesto a estar a tu lado hasta que los dioses me lo concedan- Milo, al escucharme, me atrajo hacía él y me besó. Nuestras lenguas no tardaron en encontrarse. Estaban en una ardiente danza. Mis manos recorrían la espalda de Milo, mientras que él, no tardó en buscar mi cuello, besandolo lentamente. Si no fuera por los guardias de seguridad, Milo y yo hubiéramos terminado hecho algo no muy adecuado que digamos...

 Si no fuera por los guardias de seguridad, Milo y yo hubiéramos terminado hecho algo no muy adecuado que digamos

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Narración normal:
Pasaron unos cuantos meses, y, no tardaron en celebrarse unas cuántas bodas. Llegado aquel día, en la recámara de Atenea, se encontraban Camus, Mu, Dita, Shion, y Shaka. Éste último los ayudaba a alistarse, junto con Atenea. Los nervios calcomian a los 4. Camus no dejaba de tocarse el cabello, Mu, no podía evitar rascarse el brazo, Dita tenía un gran rubor en su rostro, debido a los nervios, y, Shion, ni se diga. Parecía que quería arrasar con el banquete de esa noche.
Shaka decidió ayudar a los 4 a calmar sus nervios, diciéndoles que todo saldría bien. Mientras tanto, en la otra habitación, se encontraban Milo, Saga, la jaiba, Dokho,y Aioria. Quién, debido a su embarazo empezaba a manifestar ciertos sintomas. Kanon los ayudaba a alistarse. Y, no dejaba de burlarse de ellos.
- A ver, cojan 7u7- Dijo Kanon en tono burlón para poner nervioso a los presentes. Éstos, de inmediato se ruborizaron. Kanon no pudo evitar soltar sonoras carcajadas. Pero, la gloria no le duró por mucho, esto, gracias a su hermano.
- Oye, Kanon, ¿ para cuándo te nos casas con tu " amiga"- Dijo Saga haciendo comillas con los dedos- Yo hago el asado 7u7- Al escuchar esto, Kanon de inmediato se ruborizo. Los otros, al notar esto, de inmediato soltaron tremendas carcajadas que asustaron tanto a Aioria que tumbó su delicioso helado con chocolate 🍫 extra grande. Pasados los minutos, se llevó a cabo la ceremonia. Cómo era una ocasión especial Atenea decidió revivir a los maestros de cada caballero que contraeria matrimonio. Así que, cada caballero iba tomando el antebrazo de su respectivo maestro, a excepción de Mu y Shion, quienes eran llevados al altar por Harukei. Todos llevaban hermosos vestidos blancos, cada uno con un diferente diseño. Cada uno llevaba diferente peinado y maquillaje, que los hacía resaltar. No dejaban de mirar al suelo. Puede que el maquillaje, los tacones, y los hermosos vestidos los hacían ver radiantes, pero, por el interior estaban hechos un desastre, debido a los nervios. Degel llevaba de forma paternal a Camus. Como Degel no pudo tener hijos, consideraba al francés como un hijo propio. Básicamente le hubiera gustado verlo crecer. Lo trajo al santuario a la corta edad de 7 años, se mostraba como un chico reservado,  muy inteligente, y profundo para su edad, y, muy tímido. Degel aún no podía creer que su pequeño aguamarina ya era todo un hombre, y, caminaba hacía el altar junto a él. Las lágrimas no tardaron en hacer presencia en los ojos de Degel. Sabía que no tardarían en salir. Trató de contenerse aquel amargo sentimiento que lo invadía, pero, le resultó imposible. Les faltaba poco para llegar. Camus estaba a punto de subir esos escalones, pero, al notar el llanto de su maestro, se detuvo, y lo miró fijamente a los ojos.
- Maestro... ¿ Está usted bien?- Dijo Camus con algo de preocupación. Degel solamente le sonrió y negó suavemente con la cabeza.
- Camus, mi pequeño Camus. Es qué, aún no me creo esto. Yo te vi desde que eras un pequeño de tan solo 7 años... Mírate ahora. Eres todo un adulto... Mi amado Camus, lo hubiera dado todo con tal de verte crecer, estar ahí cuando más lo necesitabas... Camus... Te ves muy bien... Mi pequeño...- Fue lo último que pudo decir, antes de que el llanto le ganara. Camus se limitó a sonreír con lágrimas en los ojos, y abrazó a su maestro. Ambos lloraron por unos cuantos segundos, hasta que, lograron guardar la compostura, y, continuaron con la ceremonia. Antes de que continuarán, el galo abrazó fuertemente a su maestro por última vez, se acercó a su oído, y le susurró suavemente " te quiero papá". Una vez terminado esto, pudieron continuar con el resto de la ceremonia. Luego de que, pusieran los anillos, y el lazo, llego el momento mas esperado. Ese momento que definiría todo.
- Bien, jovenes . ¿ Aceptan a estos jovenes como sus legítimos esposos hasta que la muerte los separe?- Dijo el cura mirandolos fijamente. Nuevamente los nervios hacían de las suyas. Camus deseaba dar su respuesta, pero, esos malditos nervios...
- Acepto- Dijeron Milo, Saga, la jaiba, y Dokho al unisono. Solo faltaban los otros...
- Acepto- Corearon Camus, Mu, Dita, ty Shion al unísono.
- Bien, ahora los declaro marido y mujer, pueden besar a la novia- " ¿Cómo de que novia?". Pensaron todos. Al instante, los que traían vestido, se transformaron en chicas. Estaban a punto de maldecir, pero, fueron callados con el beso de sus respectivos maridos.

 Estaban a punto de maldecir, pero, fueron callados con el beso de sus respectivos maridos

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