La Unión Imperial es conocida por los hechiceros de La Academia como el país en donde se protegen y se resguardan a los peligrosos hechiceros oscuros a cambio de sus servicios militares, esto incluye a hechiceros de sangre huidos, magos vitales, maestros del vudú o las maldiciones y, por supuesto, los nigromantes.
Los nigromantes imperiales son especialmente peligrosos no solo por sus potentes pestes necróticas transmitidas a través del contacto o del aire las cuales son extremadamente difíciles de tratar incluso para sanadores veteranos, siendo la infección una condena a una muerte indeciblemente dolorosa, sino también por ser capaces de corromper terrenos hasta el punto de que no puedan ser habitables en décadas y, peor aún, por reconvertir los cadáveres de sus enemigos en terribles máquinas de carne cuyo único objetivo es destruir todo aquello que pise el terreno de sus amos.
Los nigromantes imperiales son instruidos por sus superiores para despreciar a sus enemigos y a ser crueles, les deshumanizan durante meses en lo más recóndito de sus prisiones y les instan a ser tan despiadados como sea posible. Tras los entrenamientos los que no terminan completamente locos terminan siendo unos psicópatas sádicos sedientos de dolor.
El fruto de las duras técnicas de deshumanización se aprecia en sus abominaciones reanimadas que, más allá de ser no-muertos convencionales, son entes retorcidos compuestos de carne putrefacta deformada y cosida a fin de formar nuevas tétricas y grotescas formas que satisfagan la macabra curiosidad de sus amos.
Es común que también incrusten en su carne fragmentos puntiagudos de metal oxidado untado de veneno necrótico y que los materiales con los que unan sus extremidades desentonen entre si para dar un aspecto aún más tétrico. Un nigromante imperial no se conforma simplemente con alzar un cadáver para que luche, tiene que esculpir una obra que le satisfaga y puede tardar incluso meses en moldear una criatura que cumpla sus espectativas.
Sin duda, los no-muertos imperiales son más inteligentes, más fuertes y rápidos que uno convencional y también mucho más letales por todos los filos cortantes y apestados que los recubren.
El problema viene en que los no-muertos son demasiado inteligentes y bastante rebeldes, no pocos han sido los casos en los que los cadáveres reanimados se han vuelto contra sus amos en vorágines sanguinolentas. Por suerte o por desgracia los nigromantes idearon un hechizo que corrompe la tierra y encadena a los no-muertos al terreno profanado de forma que no puedan salir de él. El hechizo tuvo tanto éxito contra sus enemigos que lo mejoraron enormemente: la tierra profanada potenciaba la velocidad y la fuerza de los no-muertos, les permitía sentir los movimientos en el terreno como si fuese la tela de una araña y les dotaba de una mayor ansia de carne viva de la que alimentarse.
¿Pero qué ocurre después del conflicto? Que los nigromantes dejan a los no-muertos campando a sus anchas ya que son muy difíciles de matar y suponen un gasto innecesario de tiempo y recursos. A esos se les conoce como necrófagos errantes y pueden permanecer cientos de años patrullando un terreno putrefacto, convirtiendo una tierra en inhabitable hasta que alguien se haga cargo de la amenaza y no temerán en descuartizar con brutalidad a todo aquello que se introduzca en las inmediaciones ya sean animales, personas o insectos.
Huelga decir que un necrófago errante será mucho más agresivo y rápido cuanto más tiempo lleve sin alimentarse. De hecho, se han reportado la desaparición de muchos niños y viajeros que caminaban peligrosamente cerca de esas zonas...
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Manual: Dragones, magia y política
Fantasy¿Quieres adentrarte en el mundo de fantasía del Linaje Oscuro? ¿Quieres introducirte de lleno en un universo plagado de dragones, especies únicas y hechicería? Este libro contiene información sobre todos los países, las diversas facciones, fichas de...