Algo a que aferrarse

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¿Nunca les ha pasado, que sueñan con alguien, que en realidad no conocen, ni si quiera saben si existe, pero de alguna manera, se lo imaginan muy claramente y saben que es la descripción exacta del amor de su vida?

Y entonces se despiertan, con la sensación de que por fin encontraron a esa persona indicada y que su vida ahora tiene un sentido; encontrarlo.

 Y en cierto punto, están más felices ese día, con esperanzas, con ilusiones, con una sonrisa y un color rojo que les ilumina las mejillas cada que recuerdan el sueño.

Pero entonces vuelve a llegar la noche, y saben que es muy probable que no vuelvan a tener ese sueño, y que ahora esa sensación de paz, se transforma en un vacío, en ansiedad, porque saben que la vida real es muy diferente a los sueños.

Porque ahora se tienen que aferrar a un recuerdo vano, que al final de la semana, se empezará a desvanecer por completo. 

Y lo peor, más que a un recuerdo, a una sensación, a ese sentimiento que les provocó el sentirse acogidos en los brazos de esa persona imaginaria, pero que en realidad, ¿no es un recuerdo, sino un deseo?

Y que lamentablemente, por alguna razón en la vida, que supongo que es lo más lógico y sano, en la mente y en el corazón, permanece más tiempo un recuerdo que una fantasía. Es por eso que uno abandona sus sueños tan rápido, porque no hay algo tangible a lo que sostenerse.

Sin embargo, el ser humano es obstinado en esas cuestiones del amor. Y por más increíble que parezca, volvemos a tener ese sueño una y otra vez, porque nuestro subconsciente nos lo está pidiendo, está pidiendo volver a sentir esa mariposa. Aunque sea irreal. Porque se siente bien.

Lo bonito llega, cuando encuentras a ese alguien de carne y hueso. Y entonces la sensación deja de ser efímera. Es por eso que uno no se debe quedar en lugares donde está insatisfecho, porque al final del camino, aparecerá esa persona con la que soñaste, no con las mismas características físicas, pero sí con las características que te van a despertar esas sensaciones maravillosas a las que un día te amarraste.

Esa persona con la que te sientas satisfecho y puedas ser tu mismo, y no puedan vivir el uno sin el otro. Y simple y sencillamente, vas a saber que ahí es tu hogar.

Y puede ser contradictorio que yo lo diga después de lo que he experimentado, seguir pensando que el destino me va a arrojar en la marea a mi alma gemela, pero lo pienso.

Aún no muy convencida de la dinámica que hay que seguir, quiero decir; ¿se busca? ¿te dejas encontrar? ¿o en verdad llega cuando dejas de esperar?

Pero si algo creo con firmeza es en la respuesta a esta pregunta: ¿Es tu media naranja aun cuando tú no eres la suya?

No. 

Solo cuando dos partes son correspondientes, pueden embonar. 

Y sí, he oído que no hay que buscar tu otra mitad.

Porque somos seres completos.

Y el amor más importante es el propio.

Pero definitivamente no funcionamos igual solos. 

No voy a cuestionar a la ciencia, obviamente, podemos andar y pensar cada uno por separado. Pero observa bien, la mayor parte de nuestro cuerpo viene en pares; dos manos, dos ojos, dos oídos, dos riñones... 

Así que no podemos dejar a nuestro corazón solo...ni a nuestro cerebro, o perderíamos el sentido de la humanidad.

Pienso en esto todos los días y creo que al fin me está llegando la oportunidad de comprobar estas teorías. 

El refugio de una mente obstinadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora