✉Encerrado, Maleado Y Reformado || NCT✉

OO7

Encuentra a la Reina
LuKun

Wong Yukhei sabe que tiene problemas.

En el mundo de NCT, es difícil fingir que no existen malos ratos, no se puede cerrar los ojos y creer que son normales.
Porque no es así, ninguno en el Reformatorio es un chico normal, por más secretos que tengan, todos ellos tienen una historia que habla de eso que los hace únicos. Lo cargan en la sangre, los tercera generación lo tienen en la cadena de ADN: el talento que los hace pegar la oreja a la caja fuerte y girar el seguro en el orden adecuado.

Para Wong Yukhei, ellos son especiales. Los diecisiete chicos, ("ahora dieciocho", como diría Jaemin) son especiales. Sinceramente él los quiere a todos, por más raros, inadaptados o estúpidos que puedan ser, los quiere y piensa de ellos lo mejor.
Hay personas que nacen para ser artistas, tienen talento desde temprana edad, ellos sin embargo, nacieron para ser ladrones, y guardan igual habilidad y dedicación.

Cuando TY los despidió dejándolos ir a curiosear por ahí, Kun lo jaló de la camiseta, impidiendo que se fuera.
Cuando las dos madres de NCT se juntaban, Lucas sufría.

-¿A donde vas, Yukhei?- preguntó TY.

- Debo vender los artículos que conseguí, hay una tienda de antigüedades que compra cualquier cosa que brille.-

- Necesitamos dinero para el almuerzo, TY se niega a que usemos la tarjeta de Jaehyun.- Le dijo Kun.

- Vendo estas piezas y consigo plata.- presumió Lucas.

- No irás sólo, Xuxi.- le gruñó Kun.- Vamos juntos.-

Kun a veces se preocupaba mucho, aquel sentimiento hacia que estuviera constantemente pendiente de los menores, especialmente de los chinos, porque al estar en un país extranjero podían sentirse solos. Era la mamá de todos los chinitos de NCT, aunque no le emocionará el mote, pero con Lucas en lugar de peinarle el cabello y abrazarlo, le gritaba y sermoneaba.

-¿Por qué estás enojado ahora?- preguntó Yukhei.

- No estoy enojado.-

- Si lo estás, no me has hablado bien en todo el día, y me miras de ese modo.-

-¿Qué modo?- preguntó Kun, evasivo.

- Con los mofletes inflados y los ojos entrecerrados.-

Kun inmediatamente se llevó las manos a las mejillas, con indignación.

-¡Yo no inflo los mofletes!- gritó.

Lucas se rió y le quitó la mano de la cara, aprovechando para entrelazar sus dedos con los suyos.

- Sí lo haces, pero es genial... Sólo que me hace sentir atacado. ¿Cómo puedes andar por la vida siendo tan lindo?-

Los mofletes de Kun se pusieron de color rojo. Era tímido, reaccionaba fácilmente a los halagos. Decirle cosas bonitas era lindo porque inmediatamente se iban a las mejillas de Kun y acababa sonrojado, con una pequeña trompa en los labios.
A Yukhei le gustaba soltarle comentarios así, de improviso. Lo hacía sentirse bien e incluso galante.

- Eres muy gracioso.- le gruñó Kun.- Dame mi mano.-

- No lo creo, cariño. ¿Has notado que somos una pareja muy visual?-