⚫-tic, toc, tic, toc.

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Mi respiración es lo único que se escucha en toda la habitación.

Y el reloj.

Ese molesto reloj.

Tic, toc, tic, toc.

El tiempo avanza, las horas pasan, los minutos corren, los segundos fluyen, y todo se desliza tan suave y tan efímero como agua en la palma de mi mano.

Tic, toc, tic, toc.

Todo mi cuarto sumergido en una tenue luz de la luna que traspasa los espejos sin reflejos de mi ventana, y el sonido del reloj.

Tic, toc, tic, toc.

Mi simple cuerpo inerte yace en el extenso valle de cobijas y sabanas que es mi cama.

La luna avanza, las manecillas cambian y yo sigo sola en mi habitación. Por fin sola.

Tic toc, tic, toc.

La insignificante luz que detalla la habitación solo llega a observar una parte de lo que hice, de lo que hicimos.

Tic, toc, tic, toc.

Una laguna de algo rojo se avecina en el suelo blanco de la habitación, algo rojo y pegajoso. Me paralizó. Hermoso.

Tic, toc, tic, toc.

Sigo mirando al cielo, sigo mirando esa parte de cielo que es obstruido por lo que muchos llamarían mi hogar, aunque yo nunca llegara a hacerlo.

Tic, toc, tic, toc.

No pienso en el, no lo miro a el, miro y pienso en todo, menos en el. Se que no le importara, en su estado, ya nada importa.

Tic, toc, tic, toc.

¿Amar?, ja, nunca nadie me habría amado, no como yo, yo podía llegar a idolatrar a cada persona que estuviera a mi lado, pero si el llegara a saber lo que le pasaría de no amarme, lo pensaría dos veces. O quizá solo una.

Tic, toc, tic, toc.

El reloj, ese odioso marcador del tiempo y recordatorio de que todo llega a su fin, a tu fin.

Fue un obsequio, una forma de disculparse por una de sus tantas noches fuera de nuestro hogar, hubiera preferido otra cosa, quizá un gato, no, ellos hacen ruido al morir.

Tic, toc, tic, toc.

Un sombrío olor a lavanda me abruma los sentidos, olor a muerte.

Olor a lo que alguna vez fue nuestro amor, olor a mi cariño y a tu despreció. Olor a nosotros. Lo odio.

Tic, toc, tic, toc.

¿Me escuchas?, ¿cariño?, ¿porqué no me hablas?, parece que ya terminaste de decir todo, o talvez alguien termino contigo.

Extraño escucharte, extraño escuchar tus reclamos, tus indirectas, y todo lo que hacía que nuestra relación fuera perfecta.

Tic, toc, tic, toc.

El liquido rojo se sigue expandiendo, viene hacía mi, viene por mi. Vienes por mi.

Seguro estarías gritando, de no ser por esa pequeña fosa en tu garganta, estarías gritándome, gritando incoherencias, pero así eres, o eras.

Tic toc, tic, toc.

El tiempo avanza, las horas pasan, los minutos corren, los segundos fluyen, pero no para ti, no, para ti ya se acabo el tiempo, y no fue el reloj el que lo decidió, no, claro que no. Fui yo.

Tic, toc, tic, tac.

Estúpido reloj.

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