El trayecto de la universidad a la casa fue incómodo, Adrian conducía en silencio y de vez en cuando me tiraba un vistazo, ni siquiera fue capaz de encender la radio. Cuando detuvo el auto para comprar una pizza en italian Carlo's ni me volteo a ver y tampoco dijo algo, solo se bajó del auto y le puso seguro para niños, como si yo tenía pensado escapar, yo solo me dedique a observar por la ventana y guardar silencio durante todo ese tiempo.
Adrian estaciono el auto en el lugar donde iba el auto de mi padre, con eso solo me daba a entender que pretendía pasar a la casa. Sé que estaba siendo una inmadura al no hablarle e ignorarlo, pero mi enfado con él no había pasado aún. Busque las llaves en mi mochila antes de abrir la puerta del auto y salir, encontré más que las llaves, las galletas que tome esta mañana estaban ahí. Adrian ya estaba fuera del auto esperándome con la caja de la pizza en una mano. Sin más salí de su auto con las llaves y un paquete de galletas en la mano.
Al pasar a su lado coloqué el paquete sobre la caja de pizza, él me miraba con su cara de arrepentimiento trato de tomarme del brazo, pero yo fui más rápida y seguí hacía la entrada de la casa.Escuche la alarma del auto sabía que Adrian me seguía unos pasos atrás. Él era así, siempre que se enfadaba conmigo; y él sabía que había metido las patas trataba de arreglar las cosas, y me gustaba que fuera así, pero yo necesitaba mi espacio. Al entrar a la casa fui directo a mi habitación dejando a mi amigo solo en la planta baja. Revise cuánto tiempo tenía antes que mi padre llegará, el reloj de la mesa de noche marcaba las 2: 12 de la tarde.
-Cuánto tiempo perdido.- Pensé. Tendría que buscar un conjunto de ropa para mi padre y bajar las maletas antes que fueran las 3:30 P. M.
Aún tenía tiempo para una ducha decente y cambiar mi ropa a una que podría usar para dormir en el avión, tal vez un buzo estaría bien. Comencé a caminar hacía el baño, sin embargo no logré dar más de tres pasos, ya que Adrian abrió la puerta de mi habitación sin tocar, un mal hábito suyo, siempre entraba a las habitaciones sin tocar las puertas antes, lo cual causaba problemas no solo a él sino también a otras personas.
Adrian. - Dije su nombre muy despacio, tratando de tener paciencia con él y no explotar, ya había sido suficiente pelea por hoy.
Sí? - Pregunto inocente pasando frente a mí como si de su habitación se tratara, camino hacía el escritorio que tenía al lado, alejo la silla de su lugar colocándola frente a la cama, dejó caer su cuerpo sobre esta, y mirándome palmeo el colchón varias veces invitándome a sentarme.
Lo hice, camine y me senté frente a él y espere a que él hablara. Estaba dándole la oportunidad a que me explicara lo que había pasado, se la merecía y yo tampoco era tan mala para no dejar que se explicara. Y sé que no se iría hasta resolver este asunto.
Lo siento. - Dijo pasando una de sus manos por su pelo, desgreño algunos mechones, el acto solo lo hacía parecer más culpable. Adrian evitaba verme directamente a la cara.
- Solo no te enojes.- Dijo después de unos segundos. - Quiero que me escuches hasta el final. Está bien? - Me pregunto en un tono amable, sus ojos azules no se apartaban de mí. Esperaba una respuesta por mi parte.
Bueno. - le dije apuntándole con mi dedo índice. - Pero tengo algunas preguntas. -
Y las respondere todas si aún tienes dudas después de que te explique todo. - Adrian acerco otro poco su silla se inclinó hacía mí colocó sus brazos a cada lado de mi cuerpo, él es más alto que yo por lo tanto me sentía prisionera entre su cuerpo y la cama, aun que sabia que solo se aseguraba de que no huyera y le prestara atención; su cercanía me hacía sentir bien.
- Cuando venía de camino hacía aquí, me encontré con el auto de Kristen a un lado de la carretera, ella estaba con Melanie, la chica rubia con la que platicaba, mientras tú me evitabas. - dijo tocándome directo al pecho.Con su dedo índice. -lo cual me hizo rodar los ojos- Tenía la intención de decirle que estaba enfadada, que no quería verle. Que me había abandonado una vez más y también que no me mando ningun mensaje para avisar que no vendría por mí, pero en cuanto abrí la boca él puso un dedo en sus labios evitando a que dijera algo.

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Ahora es por todo.
DragosteGrace una joven de 20 años universitaria cansada de no tener idea de como vivir, de tener miedo al tomar decisiones que pueden volver su vida una aventura. Por lo tanto se ve envuelta en una situación un tanto complicada al ayudar a su mejor amigo a...