ℒa ℳisma ℋistoria - M i c h a e n g

'하나' ᵘᶰᵒ

-'Esta no es la historia de instituto en el que los chicos y chicas apenas conocerse ya están saliendo. Así no es, no es tan fácil. Corea no aceptaría así como así a las parejas homosexualesˎˊ-

Por más cruel que suene, era cierto. Y Chaeyoung lo sabía. No lo soportaba, pero no eran suficientes fundamentos para que haya un mínimo de tolerancia.

No había día en el que esta joven no escuchara insultos hacia la comunidad a la que pertenecía.

06 / 01

Sentada en su cama, esperando la llegada de algo grande, algo mejor. No sabía qué, pero ella solo esperaba. Talvez a la nada, talvez se estaba volviendo loca; no lo sabía.

El siguiente día regresaba a clases, pero... –¡Nah! Me vale un comino– se quejó rompiendo el silencio, sin darse cuenta que expresaba sus pensamientos verbalmente. Sí, estaba loca. ¿Y qué? Talvez lo que percibimos como tal no es tan extraño.

Al otro lado de su habitación pudo divisar un cuaderno viejo y una pluma. Sabía qué era lo que había que hacer para transferirse a otra realidad. Una en la que ella tenía el control. Donde ella escogía los peligros por los que pasar.

Se levantó de la cama, agarró la libreta con su pluma respectiva y se sentó en su escritorio.

«6 de enero de 1805»

¿1805? Pues sí, eso parecía. Porque aunque estemos en el siglo XXI todavía existen personas con mente tan cerrada... Después de esta pausa mental, Chaeyoung siguió escribiendo:

«...Ella nunca ha experimentado el amor. Nunca esperó ese príncipe azul que su padre había descrito. ¿Para qué esperar si ella sola podía salir de ahí? Se puso manos a la obra hasta que pudo escapar de su torre. Poco a poco fue forjando su propio reino hasta conocer a una linda joven de la cual se enamoraría. Por suerte nadie se opuso a su amorío, pues lo que su reino buscaba era la unión sentimental con balance, eso era todo...»

¿Qué fácil, no? Pues sí. Lo único que Chae buscaba era crear historias inofensivas. Al final nadie las leía, solo ella las conocía.

Después de finalizar el cuento que llevaba escribiendo por varios días, decidió hacer un dibujo sobre lo escrito. Esa era la forma en la que despejaba su mente de la realidad, porque pronto volvería a sumergirse en ella.