Teatro y dramaturgia

El Indigente y la ciudad -Miniteatro (Luis Alberto Portugal Durán)

Como fondo se observa una pantalla gigante proyectando todo el tiempo una ciudad de noche muy iluminada. Al pie de unos escalones de una vieja casa, hay un hombre con la ropa completamente vieja y sucia sentado en el suelo sobre unos cartones y periódicos viejos. La pared y la puerta están llenas de grafitis y pancartas de todo tipo. La luz tenue da la sensación de desarrollarse la escena por la noche y el frío será representado por el vaho que despide el actor al hablar y se añade humo para darle el fondo de un sueño. Agarra firmemente una botella de licor y habla para sí mismo.

HOMBRE:

¿Sabes? La indigencia para mí no es una opción. Es mi calidad de vida. Vivo aquí en el hotel más lujoso de las diez mil estrellas. Bebo sí, pero no por decepción o por mal de amores, sino para pasar el frío. ¿Qué quieres que te diga? Tú, seguramente, reprocharás mi indumentaria, mi olor rancio o la forma de eructar mientras hablo, hasta mi impresentable apariencia ante tus ojos, sin embargo, es lo que soy. El indigente de tu ciudad. Tengo hasta un hobby, recolectar paquetes de tabaco de los basureros, los llevo en los bolsillos de mi abrigo, a veces encuentro tantos que no sé qué hacer con ellos. ¿Familia? Familia dices... no tengo a "nadies". Estos cartones mi cama, este saco mis pertenencias, esta ropa mi tesoro y tú (mira cariñosamente a la botella), mi amiga y confidente. El día que me vaya a ir al otro lado rezaré, pediré perdón por mis pecados, perdonaré a todos los que me insultaron, empujaron, golpearon, robaron y tiraré mi última moneda al pozo de los deseos para que cuando vuelva en la otra vida, no lleve esta misma vida de perro. Pero mientras tanto soportaré hasta donde se pueda... ¡Salud! (bebe copiosamente de la botella) ¿Y me preguntas por qué estoy aquí? Eso "nadies" lo sabe... Salvo la gitana que leyó mi suerte en la palma de mi mano y me dijo: La riqueza de tu propia salvación será tu destino. Lo que nunca me dijo fue que acabaría en la calle, pasando hambre, frío y miseria. ¿Y a quién mierda le importa? Supongo que a "nadies"? O sí... ¿hay alguien a quién sí le importa...? A mí mismo... Y que no se diga que mis pasos acabarán siendo ramas secas holladas en la hojarasca de la montaña oscura. El cénit del arcoíris dibujará mandalas en el rostro del avestruz mientras el flamenco levantará el vuelo y la golondrina junto a la gaviota surcarán el mar antes del último rayo de la luna plena. La noche del ladrón tatuará una cebra en la frente del asesino y antes del amanecer la prostituta orará mantras en el altar de la misericordia. ¡Salud!

Calla, bebe y se recuesta a dormir. Hace un ademán como para apagar la luz y todo se queda a oscuras. Telón.