Solecito

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Que bonito se veía el lienzo, manchado del color rojo de la sangre.

Ardía, por supuesto que lo hacía, pero aquel dolor no era para nada comparado con lo que su corazón quería gritar.

Quería estar solo, su cabeza le repetía una y otra vez que las personas eran malas, que solamente estarían con él por un bien propio.

Solamente eso.

Miró a su alrededor, viendo las cuatro paredes oscuras de su habitación, la cual se mantenía pulcramente ordenada por el mismo.

Le gustaba estar ahí, solo, completamente cómodo consigo mismo, sin necesidad de encajar, de que su alrededor le aceptara como uno más.

Aunque, su corazón le decía a gritos que estaba solo... Irremediablemente solo.

—☀—

Coloreaba con crayones de colores aquella hoja blanca, donde se encontraba dibujada una mariposa de aspecto extraño.

Mirio le sonrió a su dibujo, y se abrió paso entre todos los niños que estaban sentados, absortos en lo que sea que dibujaran. Entonces encontró su destino, un niño con un marcador dorado lejos del resto.

Volvió a sonreir, como si le pagaran para hacer aquello, tambien escondió su obra de arte en la espalda, porque era una sorpresa para su amigo, quien no había notado su presencia.

Y vaya que no lo hacía, de nuevo encontró cortes irregulares, que esta vez el azabache no pudo esconder a tiempo.

Soltó su dibujo, sin importarle que este cayera al suelo, tomó el plumón que traía el azabache, sorprendiéndole y sujetó su brazo para que este no se moviera de la mesa.

—¡Oye, Mirio espera!— en un vago intento por sacar su brazo sintió el frío marcador en su piel.

Se rindió, y dejó que su mejor amigo siguiera su tarea, que una vez fue terminada, el rubio entregó sonriente el marcador para después agacharse a juntar algo.

Tamaki miro su brazo, sonrojándose de golpe al leer lo escrito.

Sonríe
Te quiero c:

Todo acompañado de un solecito.

Sonríe. Te Quiero -MiriTama-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora