Capítulo 2

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Solté mi cabello de la desordenada coleta que llevaba y bebí mi café. Genial, al fin paz. O bueno, al menos eso pensaba. ¿Adivinen quiénes estaban en ESE mismo momento aquí? Sí, Simon y su novia. Y, ¿adivinen quién se había mudado con su novia, en frente de mi casa? Sí, Simon otra vez. 

Lo odio y quiero, pero es medio tonto.

-Hola -susurró Alaska, sentándose a mi lado. Alaska era mi mejor amiga desde siempre. De verdad, cuando teníamos pañales nuestros padres nos llevaban a la casa de la otra y así pasó como nos convertimos en mejores amigas. Guardería, jardín, primaria y ahora secundario juntas. 

-Chist -la callé, tapándome aún más con el libro que llevaba en la mano, que jamás mencioné. 

-¿Qué pasa?

-Están aquí, Al

-Oh, cierto. Tranquila, no pasará nada -masculló mientras ellos se besaban, y yo, sentía un puñal en la espalda.

-Pasame el cuaderno -susurré. Mi amiga tomó el cuaderno y me lo pasó.

Escribí y escribí.

Ella, con sus sentimientos aplastados.

Él, con su voz risueña.

Ella, con su corazón pendiendo de un hilo.

Él, sonriendo por ella.

Jamás se cruzarían, ni siquiera gracias al destino. 

La chica con el corazón roto, 

él sin saberlo.

Él, con otro amor,

ella, sola, cayendo por él,

como siempre.

Él, creía que todo estaba bien, que su novia le caía bien a ella,

pero no.

La odiaba y desde que tenía memoria.

Él estaba locamente enamorado de su novia,

ella, de él.

Ellos caían como dominós, ella por él

y él por otra.

Jamás pasaría nada,

él jamás se daría cuenta,

ella jamás se lo diría,

estaban dando vueltas

y jamás se resolvería.

Si claro, no estaba basado en la realidad. Hechos reales, puf... que mentirilla, ¿verdad? 

Mi mejor amigo ni se digno a mirarme. Jamás. Como lo odiaba en estos momentos.

-Alaska, ¿qué tal si salimos de aquí y vamos a Starbucks? Me haría sentir mejor... -susurré, corriendo los mechones de mi corto cabello. 

-Vale, Claire.

Caminamos hasta Starbucks, mientras yo me quejaba y maldecía a todo lo que se me cruzaba. Mis días del mes estaban aquí. ¡Felicidad extrema! ¡Qué hermoso! Pues no.

-Hey, yo voy a comprar y tú espérame, ¿vale?

-Vale -susurré jugando con un mechón de mi cabello. Quería teñirme las puntas de un color, como Alaska.

Ella volvió con su moccha latte y con el mío y emprendimos camino. Metí las manos en mis bolsillos y las calenté como pude. Bebí unos sorbos del café mientras mi amiga hacia lo mismo.

-¿Qué podemos hacer? No tenemos escuela por el clima y me parece que debemos hacer algo divertido.

-Es verdad, es verdad, Al.

-¿Y? Pensé que vendrías tú con una idea...

-¿Teñirnos? ¿Ver una película? ¿¡COMER!? -lo último lo dije más emocionada que nada, quién le mentiría...

-Ver una película, no me parece. Ya hemos visto todas las de la cartelera con Simon. Comer, sí, me parece genial. Teñirnos más. Quiero el pelo violeta o verde agua.

-Te quedaría genial. Nos teñimos y luego...

-¡COMEMOS! -gritamos juntas. 

Caminamos unas cuadras hasta el centro comercial. Paramos en la peluquería donde nuestras madres se cortaban y cortan el pelo. Recuerdo que hacíamos demasiados desastres allí. 

-Como extrañé venir aquí, John -exclamó Alaska. Jonh nuestro peluquero preferido se presentó allí y nos besó las mejillas a las dos.

Alaska se tiñó primero. Tenía ahora el pelo de un color violeta pastel con unas mechas verde agua pastel. Mi amiga estaba hermosa así. Luego era mi turno. Tal vez jamás mencioné que mi cabello es del color más cliché que tienen casi todas las personas de esta ciudad: Castaño claro. Así que quise darle un toque más anormal. Decidí que las puntas iban a ser de un violeta pastel. Y me quedaron... normal.

-Amiga, estás muy linda. 

-Gracias -respondí. Caminé hacia la salida y llegamos rápidamente al patio de comidas. Alaska pidió en Subway y yo me encaminé a un lugar nuevo de comida rápida, donde ni leí el nombre, solo pedí, pedí una hamburguesa y una bebida.  

Nos quedamos un rato comiendo y charlando, hasta que tuvimos que ir al baño. 

Hasta las ocho nos quedamos en el centro comercial y después de eso nos fuimos a mi casa. Alaska se fue a su casa y yo entré en la mía. Cené, me bañé e hice mis necesidades. Me fui a dormir cuando Alaska y Simon me habían mandado un mensaje que decía buenas noches.

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2015 ⏰

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