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Lunes por la mañana, es regresó a clases y realmente no tengo ni una pizca de ganas por asistir. Siempre es lo mismo, caminar por esos pasillos llenos de hormonas y alumnos que están por muy lejos de serlo ya que se comportan como unos verdaderos animales. Pero en fín.

Mamá siempre quería preparar mi uniforme, nunca se lo niego, después de todo soy su única hija y soy su mayor preocupación, ella es tan amorosa, no merece recibir ni un sólo daño, aunque yo sea quien se los provoque.

Terminé de bañarme, me sentía más despierta, mi uniforme estaba extendido sobre mi cama, el tableado de mi falda se veía perfecto, la camisa no tenía ni una sola arruga, y mi moño estaba listo simplemente para colocarmelo, pues siempre me costó hacer nudos. Cepillaba mi cabello largo, mamá siempre dice que me veo hermosa cuando lo peino, pero a mi me da pereza hacerlo.

-¡Pequeña! ¡Baja, el desayuno está listo!-

Escuché su llamado, corriendo por las escaleras llegué a mi lugar especial en el comedor. Ése había sido mi lugar desde que yo era una niña. Me tendió el plato, panqueques bañados en maple. Mi desayuno favorito, mamá se sentó a lado mío, brindando esa sonrisa tan bella, me hubiera gustado heredarla, pero salí con está cara que da pena ajena.

Estaba plácidamente devorando todo lo que había en la mesa cuando vi la hora en el reloj de la cocina.

-¡Ya es demasiado tarde!- hablé mientras metía el último bocado.

-Mastica hija, podrías ahogarte-

Sonreí ligeramente, colocando mis zapatos, yo no me podía permitir faltar, le di un beso en la mejilla y salí corriendo para tomar un autobús. Gracias a Dios pude tomar el último colectivo que iba rumbo al colegio, no tardo mucho, cuando se detuvo enfrente de la entrada, tomé una gran bocanada de aire, realmente detesto éste lugar, no tengo ni un solo recuerdo agradable de aquí, y eso que ya justo me graduare.

Empecé a caminar en dirección a mi aula, demonios, todo el frente está ocupado, y los únicos lugares libres están hasta atrás y desgraciadamente yo no tengo una muy buena vista, solamente me queda suspirar y resignarme a que ese será mi lugar de ahora en adelante. Tomé asiento, observe que todos susurraban algún chisme nuevo, como era su costumbre.

-Si escuchaste sobre el accidente de Yoongi y los demás- 
-No, no tenía ni la menor idea-
-Dicen que él lo provocó y todo terminó mal-

Un accidente, ahora entiendo el cuchicheo, Yoongi es el chico más conocido en el colegio y no es porque sea el mejor estudiante, sino, porque se dedicaba a estar de fiesta en fiesta, retar a sus mayores, comerse a cada chica y junto con sus amigos causar un montón de molestias. Agradezco el hecho de ser tan invisible ante los demás, no debe ser muy bueno meterse en problemas con ellos.

Seguí escuchando los detalles de la noticia, pero la temperatura bajo de golpe, provocando que todos mis vellos se erizaran, es raro, estamos en verano aún, ¿Cómo porque vendría a ser este frío infernal? Salí de mis pensamientos cuando la puerta se abrió de golpe, todos pegaron un brinco, incluso yo.

Y ahí, estaba él, todos callaron de repente y tomaron su lugar, pues atrás también estaba nuestro profesor de curso. Al chico se le veía enojado, pero para haber sufrido un accidente, no tenía ni un rasguño y ni una sola fractura. Observo todo el lugar, existía un asiento vacío a mi lado, y con toda la molestia del mundo se sentó ahí. Si lo sé chico, no debe ser muy agradable sentarse con la chica menos sociable.

Pasaron las horas, y ese frío no desaparecía, empiezo a creer que ese chico es quien lo provocaba, de reojo lo pude observar algunas veces, su mirada grita irritación también llamado coraje, su cuerpo está tenso, y su piel se ve demasiado pálida, incluso más de lo que ya era. Se escucho la campana que anunciaba el almuerzo, todos guardaron sus cosas y salieron corriendo como si su vida dependiera de ello, sin embargo estaba yo, que guardaba mis cosas con tranquilidad y delicadeza.

-Dime, vas a querer un autógrafo mío, o una foto-

Dijo esa voz ronca, esa voz que medio mundo conocía muy bien, levanté mi vista y él ya estaba parado frente a mi.

-Ehh...n-no...- seguí con lo mío, pero su mano estampó contra mi mesa.

- Es por todos esos rumores ¿No es así?- mi cara de confusión era muy notoria, si los escuché, pero no tenían nada que ver con que lo mirara, el despide por cada uno de sus poros molestia, y yo soy alguien muy susceptible a ambiente pesados, y a él se le da muy bien provocarlos -tsk, no se porque te hablo, si a ti te comió la lengua el raton, niña rara...-

Dijo antes de salir y azotar la puerta, ese comentario no fue una fuerte agresión, pero si causa cierta tristeza en mi, todo el colegio me puso muchos seudónimos a lo largo de estos dos años "niña depresiva" "niña rara" "suicida" etcétera, simplemente porque no soy alguien que hable mucho o interactúe, el mundo juzga sin saber las razones. Salí del aula limpiando una lágrima que corrió por mi mejilla, que linda forma de iniciar el año escolar.

Mientras daba pasos sin un rumbo fijo, leía mi horario, no tenía la vista al frente y es por eso que un cuerpo contrario al mío, choco conmigo sin tirarme, pues su mano tomo mi antebrazo para evitar que terminará en el piso.

-Wow, lo siento mucho, ¿Estás bien? Por poco estampas contra el suelo - asenti tímidamente, mientras sacudia un poco mi informe.

-Gracias...- dije sin más y continúe mi camino.

Llegue a casa, mamá aún no regresa de su trabajo, me quite los zapatos y camine hasta la sala, pues desde ahí provenía un ruido.

-Oh, ya llegaste minino, ¿Qué tal tu primer día de escuela?-

-¡Papá!- grite emocionada, había regresado de su viaje, en el cual tardo demasiado, corrí y lo abrace con toda la fuerza posible. Lo extrañaba, y se que mamá también.

Hablamos de muchas cosas durante toda la tarde, y caí en cuenta de que ni uno de los dos había almorzado o consumido algo, así que ambos cocinamos la cena.

-Mamá trabaja muy duro en su despacho ¿Verdad?-

Asenti, observando una sonrisa de tristeza, a papá le preocupaba que ella trabajará en exceso.

-Sin embargo, lo hace muy contenta, ella quiere que cuando sean viejos y arrugados, tengan una buena pensión por parte de ambos y así darse la buena vida- reí un poco, porque esa era la idea de mi madre, a mi no me parecía mala, pero concuerdo con el hecho de que ella no debería de esforzarse tanto, el sólo sonrió, acariciando mi cabello.

- Es hora de que vayas a dormir minino, mañana tienes escuela- beso mi frente acompañandome hasta mi pieza- yo esperare a mamá, descansa...-

Cerró la puerta, mostrando esa sonrisa tan cálida que alegraba mis mañanas.

-Descansa, papá-

Empty Voices// MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora