No he asistido al colegio durante una semana, realmente ni siquiera tengo ganas de abrir los ojos por las mañanas. Ni nunca más.
El día que Min me trató de tal manera cruel e hiriente, sufrí un ataque de ansiedad llegando a casa, me hice daño a mi misma raguñando mi rostro, cuello y brazos, en ese momento mi aspecto físico y emocional, eran lamentables. No estaba pensando con claridad, la única idea que pasaba por mi cabeza, era el odio que sentía hacia a mi.
Yo ya no padecía de aquellos episodios, gracias a la ayuda de mis psicólogos, pero ese día me sentí muy mal, y fue inevitable no hacerlo.
Mis padres han estado muy preocupados, mentí al decirles que sólo fueron los recuerdos que me hicieron volver a hacer eso.
Los conozco bien, y se que harían un escándalo.
Y yo ya no quería más problemas.
Después de varias charlas con ellos, me convencieron de regresar, es obvio que ellos no saben sobre los abusos de Min Yoongi hacia a mi, porque de ser así entonces no me hubieran permitido pisar más aquel lugar.
Pero debo ser madura, y afrontar mis propios problemas, aunque yo no me los busque.
Mi madre alistó todo para mi, y me dejó hasta la puerta del colegio. Su mirada era preocupada y triste, me siento tan mal por provocarle ese dolor, no la merezco en lo absoluto.
En la mañana me colocó maquillaje para disimular un poco las cicatrices temporales.
Las marcas en mis rostros estaban sanando, no eran de gravedad, pero si te acercas puedes notarlas. Y eso era lo que menos me preocupaba, pues la verdad no es como que alguien me mirara y notará alguna diferencia en mi.
Caminé por esos pasillos largos y llenos de gente, para llegar hasta la sala de profesores y así justificar mis faltas.
¿Qué les diré? ¿Me creerán? La verdad me da lo mismo, simplemente quiero que mi ausencia en la semana no afecte mis calificaciones.
-¡Hey!- giré mi cuerpo para observar quien gritaba detrás mío, y por fin sentí algo de paz dentro de toda la asiedad que había en mi- ¡Por fin te veo! ¿Por qué faltaste tanto?¿Estuviste enferma?¿Te sientes mejor ahora?-
Me bombardeó de preguntas de las cuales ni una respondí, quedé muda.
-Eh...yo tuve...algunos problemas-
- Ya veo, también sufres de ello-
-¿Eh?-
Con el dorso de su mano, recorrió mi mejilla izquierda, la cual resultó más afectada, su sonrisa se apagó y lanzó un largo suspiro.
-Sé muy bien lo que se siente- me sorprendió bastante el saber que alguien tan alegre como él, padecía de estos arranques emocionales.
-Tu...¿Sufres de ataques de ansiedad?- pregunté curiosa.
-Realmente yo no, alguien que era muy cercano a mi sí, eran muy constantes y aveces bastante graves, pero él lo tomaba a la ligera, como todo, como siempre- su mirada fue a otra dirección, algo perdido en sus recuerdos, luego observó mi rostro, y me sentí algo mal por ello- Yo también tengo algunas marcas, ¿Las quieres ver?- ni siquiera me dejó responder cuando alzó su camisa.
¡Pero qué está haciendo!
Su cuerpo es delgado, y para tener esa complexión, se veía bastante trabajado. No pude evitar sentir el calor en mis mejillas y orejas, claramente el no lo notó ya que estaba tan concentrado en explicarme aquellos hematomas que recorrían desde el inicio de su cintura hasta sus costillas.
-Mira...No son tan graves, y serán temporales, ves, ambos tenemos marcas, así que ya no te sientas mal por ello- bajo su camisa y por fin pude soltar el aire que está reteniendo.
-¿Qué te paso a ti exactamente?-
-Pues...- rasco su nuca y dio un largo suspiro- a causa del accidente- ahí comprendí que no debía preguntar más, ese asunto es como un tabú en el colegio.
Nadie quiere hablar sobre ello, y nadie comenta, a excepción mía, que siempre tengo que decir algo al respecto.
- Al menos no son tan notorias...- mencioné, en realidad casi se escuchó como un susurro.
- Lo sé, y espero que esta sea la última vez que lastimas tu tierno y bello rostro- oh bien, nuevamente ese sonrojo- ¡Dios pareces un tomate! Que dan ganas de robarte miles de besos...ok me calmó...- miró su reloj de mano y al parecer se sorprendió por la hora- creo que tengo que irme...nos vemos en el receso...- se despidió y desapareció de mi vista al tenerlo tan lejos.
Y mi corazón quedó hecho un manojo de sentimientos que nunca antes había experimentado.
Ahora con entusiasmo voy al aula de profesores, quienes me escucharon y borraron las faltas de mi lista de asistencia.
Saliendo de ahí, voy en dirección a mi salón, abro la puerta y la verdad es que nadie actúa ni se impresiona, seguro ni se percataron de que no estuve ahí.
Pero lo mejor de todo es que Min no está en el salón.
Gracias Dios, gracias por escuchar mis plegarias.
Hoy estaré en santa paz.
Y así fue en el resto de las clases, antes de que tocaran para la hora libre. Salí de primera para ir a los sanitarios, arreglo un poco mi apariencia, no sé que es eso que resalta en mis ojos, pero puedo asegurar que el rubor en mis mejillas no se ha ido.
Decido salir para regresar al aula, pero un cuerpo me lo impide. Levanto la vista esperando que sea Hoseok, pero resulta totalmente todo lo contrario, cuando percibo esa aura de odio y molestia.
Ni uno de los dice algo, y mis piernas no responden para salir corriendo de ahí.
Veo que alza su mano, la cual atrapa mi mentón, mueve mi cabeza de un lado a otro, y no hace falta preguntar que observa, pues es muy claro que con aquellos ojos felinos y oscuros, detalla cada rasguño en mi rostro.
Pronunció algo y se alejó de inmediato.
No sé exactamente lo que dijo, pero mis oídos escucharon un "Lo siento".
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Empty Voices// MYG
Fanfiction"Dejar asuntos pendientes, puede traer problemas" •Heterosexual •Depresión, temas sensibles •Hecha por mi autoría, si se quiere hacer un escrito o copia de está historia, recurrir a mi bandeja de entrada para consultarlo.