IV

453 28 4
                                    


Duerme profundamente, pero solo por los analgésicos y cuando se despierta a la mañana siguiente, el departamento aun huele a hierba. El olor se siente fuertemente sobre Gabriel cuando está sentado en la cocina con un libro abierto sobre una de sus manos mientras que con la otra come su fruta. Solo han pasado de las ocho en punto y Liam todavía anda por ahí, claramente habiendo renunciado al ir al gimnasio esta mañana. Él viene y se sienta al lado de Gabriel para comer su propio plato cuando sale de la ducha. Gabriel se siente un poco incómodo a su lado, con Liam en su elegante pantalón,  al recordar que él solo viste una vieja remera y un bóxer. También se siente incómodo por otras razones, por las que no puede hablarle a Liam, pero las sigue reprimiendo, por ahora.

—¿Qué harás hoy?— pregunta Liam.

—Agus dijo que ella y Mateo vendrán a las diez, tengo que ir a algo de prensa. Creo que es parte de la campaña de Burberry.

—Oh sí— asiente Liam. Toma un largo sorbo de su vaso de batido y Gabriel lucha para no hacer una mueca, el recuerdo de su sabor desagradable se extiende sobre su lengua. —¿Tenés ganas de volver al laburo?

Gabriel se encoge de hombros. Está leyendo su libro otra vez, tratando de no hacer mucho contacto visual con Liam. No está seguro de poder arreglárselas, asustado por lo que encontrara ahí, porque Liam sabe algo. Liam tiene que hacerlo. Liam debe saber que los planes de boda están pospuestos. Debido de haber notado que Gabriel ya no usa su anillo de compromiso y Gabriel no sabe si está listo para enfrentarlo.

—Supongo— murmura Gabriel. Él deja caer su cuchara en su plato casi vacío para poder cambiar la página del libro. —Realmente no sé qué esperar.

—Estoy seguro de que estarás bien— le dice Liam. —Tendrás a Mateo y a Agus allí, ellos cuidarán de vos.

Gabriel solo se encoge de hombros otra vez, tomando lo último del jugo en su vaso. No ha estado bebiendo el batido que Liam le hace durante las mañana, y sabe que él se ha dado cuenta, pero ninguno de los dos ha dicho nada al respecto.

—¿Qué estás leyendo?— pregunta Liam. Se inclina para ver la portada del libro de Gabriel . —Perdida. Dejame decirte que cuando estábamos en el cine viendo la película, y dio ese giro, y entonces ella no estaba muerta y lo había inventado todo...

—¡Liam!— Gabriel grita. Enojado, arroja el libro sobre la barra, odiando la forma en que aterriza con algunas páginas dobladas pero lo deja y cruza sus brazos con el ceño fruncido. —¡No lo sabía!

—Pero... viste la película. Como hace dos años. —Liam se ve tan confundido, sonriendo y Gabriel suspira, recostándose en su silla.

—Pero no lo recuerdo— resopla Gabriel. —No sabía que había un giro en la trama y ahora lo has arruinado.

—Lo siento— dice Liam, todavía sonriendo débilmente. Gabriel sacude la cabeza y cierra los ojos.

—Está bien— murmura. Es estúpido enojarse por eso, lo sabe, pero estaba disfrutando del libro y Liam lo había arruinado. Siente los ojos de Liam en su espalda todo el tiempo que está enjuagando el plato, incluso mientras se está secando las manos en un paño de cocina.

—¿Qué debería de ponerme?— murmura Gabriel. —No sé qué se supone que debo vestir.

La cara de Liam se ilumina de inmediato y termina su último bocado antes de bajar de su taburete.

—Vamos a echar un vistazo— sonríe.

Gabriel lo sigue al vestidor, sin mirar el mueble que alberga el anillo de compromiso. No importa porque Liam ya está revisando el estante de las camisas de Gabriel, todavía sonriendo. Gabriel se pregunta si solían hacer esto juntos, antes del accidente, antes de que olvidara a Liam.

Olvidé donde estábamos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora