Capítulo 7. Sólo mírame.

368 69 35
                                    

Llamé su nombre quizás tres veces, no más. Tan solo sentía incomodidad pero nada apareció, y por un instante me sentí patético.
¿Por qué siquiera creí que algo como los fantasmas existían? Sólo eran palabrerías de mi abuela, quizás para call-

"Jisung."

Lo oí, no lo negaré, fuerte y claro. Pero me dio miedo voltear y afrontarlo, no sabía con qué me encontraría. Podría ver su rostro sereno y ordinario de antes, o podría no haber nadie.
Eso me asustaría más que realmente verle.

"Jisung, ven."

No, no, no.
Caminé y caminé, pronto sentí dos pasos contra el mármol y mi respiración se cortó.
Corrí hasta los ascensores y esperé que abrieran, pero me desesperé. No pude aguantar la sensación de que alguien estaba detrás mío, por lo que decidí actuar como un hombre y afrontarlo.

Me volteé, y a pasos de mí encontré que me miraba asustado, casi con temor de estar en sus pies.

Sus ropas eran antiguas y su aroma era de miel, vainilla y cigarrillo.

"Creéme, estoy tan asustado como tú."

Y esa frase me calmó más de lo que debería, porque no sabía si estaba mintiendo.

"¿Qué eres?"

Pregunté. En ese momento el ascensor abrió y yo caí dentro. Minho pareció tener intenciones de ayudarme, pero lo dudó un segundo y se rehusó.

"¿Por qué asimilas que soy algo y no alguien?"

No supe que decir, tampoco cómo actuar. Solo decidí mirarle, estudiar su imagen pero no lograba ver más allá de sus ropas y una mirada perdida. De hecho, su mirada se veía bastante esperanzada para ser de un no vivo.

"¿Estás vivo?"

No respondió por severos minutos, se sentó en el suelo de mármol y cruzó sus piernas, yo le imité y me senté en el suelo alfombrado del ascensor, con un pie en el marco de metal para impedir que se cerrara.

"No lo sé."

"Tienes miedo."

Afirmé, y él asintió. Por primera vez, sentí una conección con un extraño, pero ¿qué tan extraño era hasta éste punto?
Tanto la situación cómo él me parecían cosas tan familiares, y eso me espantaba un poco.

"Mira, no sé cómo llegué aquí y tampoco sé cómo volver. Tengo bastante miedo, no sé si estoy muerto o si ambos lo estamos."

Ante sus palabras sentí pánico, pero decidí ignorarlo por mi sanidad mental.

"Sólo sé que hace días perdí mi diario, y aveces me siento en una realidad paralela muy extraña. A veces siento tu voz, o a veces te veo y eso me pone de los nervios."

Un momento.

"Espera, dijiste que perdiste tu diario..."

Asintió. Le tomé la mano en un apuro y lo introduje al ascensor.

"¿Qué haces?"

Marqué el menos uno con su usual arco rubí destruído.

"Yo tengo tu diario, apareció en mi oficina cuando llegué a trabajar."

"¿Lo leíste?"

"Lo siento, todos me decían que no debía pero pensé que el dueño lo ababdonó porque no lo quería."

"Pues no es así, huh."

Sin más comentarios bajamos y nos encontramos con la oficina desordenada y lúgubre de siempre. Mingo pareció asustarse un poco, pero le miré con una sonrisa falsa, quise hacerlo sentir menos nervioso pero no funcionó.

"Allí."

Minho se acercó a mi escritorio y tomó el pequeño diario, para luego mirar curioso mi computadora.

"¿Qué es ésta cosa?"

Tocó la pantalla, y ésta al ser touch, se abrió la página de inicio.

"¿No sabes?"

Él negó aún asustado por la reacción.

"¿De verdad eres de otra época, eh?"

"¿Qué año es éste?"

"Dos mil diecinueve."

Y pareció espantarse aún más con mi respuesta.

"Está bien, te dará un ataque cardíaco si te doy más información y no tengo cómo llamar a una ambulancia."

"Necesito volver, ahora."

"¿Por qué?"

"Porque estoy entrando en un ataque de pánico, tengo miedo."

"¿Y cómo volverás?"

"No lo sé..."

"Pero... ¿Qué harás?"

"¡No lo sé!"

Me sorprendí ante el grito, por lo que decidí dejarle solo unos momentos. Cerré la puerta de mi oficina y me senté en el sofá largo. Cerré mis ojos y perdí la noción del tiempo.

Un nivel bajo el infierno [STRAY KIDS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora