II.

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La luna llena brillaba en el cielo, manchando a las nubes oscuras con su bello destello blanco.
Todos los relojes apuntaban a las 00.26, era bastante tarde, al menos para aquella pequeña ciudad, donde todos conocían a todos. El otoño apenas comenzaba, pero el frío era potente, las bufandas, los gorros y los guantes se encontraban en los conjuntos de casi todos los que caminaban por aquellas nevadas y oscuras calles, ¿Por qué casi? Claro, las prostitutas. Aquellas chicas que en su mayoría estaban desesperadas por dinero o tal vez verdaderas zorras.

En un callejón apartado, una de estas chicas casi carentes de ropa esperaba por algún hombre dispuesto a "pasarla bien"
Pero no fue lo que halló. Halló la muerte.
Aquella luna llena transformó a un agradable sujeto del pueblo en una bestia sedienta de sangre y con hambre de carne humana, la cual iría por su primera víctima de la noche.

El suelo se manchó de sangre de un momento a otro, mientras aquella chica gritaba con todas sus fuerzas, rogando por ayuda desesperadamente.
Pero un tajo mortal en el cuello la silencio, más sangre cayó, y con sus garras teñidas de rojo, la cruel bestia desgarró la carne de la chica sádicamente y la devoraba con una velocidad espeluznante.
La chica quedó irreconocible. Su torso, su pecho y parte de sus brazos mostraban gran parte de sus huesos ensangrentados. Y la cara... completamente desfigurada.
El hombre lobo ya se había ido.

The Old OnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora