Un día, una canción comenzó a sonar en su pecho, la oí al despertarme en él, era una melodía hermosa, pero repetitiva, aún así, nunca me harté de oírla. Calmaba mis penas, secaba mis lágrimas y me hacía dormir durante largas horas, mientras tenía sueños hermosos.
Pero esa canción no duraró eternamente. Pasaron las semanas y las notas comenzaron a torcerse, mis sueños se volvieron pesadillas, las lágrimas eran sangre cayendo de mis mejillas y las penas eran aullidos de dolor.
Veía cómo su pecho se oscurecía mientras su piel se marchitaba cómo una rosa en su último día de vida.La canción paró. Liberando a un ejército de monstruos en mí cabeza, monstruos que no tardaron en atraparme y desgarrar mi mente pedazo por pedazo llevándome a una inevitable insanidad.
Me rompí, al igual que los huesos de gente inocente se rompían detrás de mis pasos. Al igual que la melodía de su pecho, la cuál silbaba mientras la sangre se deslizaba por mis garras, donde solía haber uñas.
ESTÁS LEYENDO
The Old Ones
Historia CortaContenidos viejos de la obra "El Persistente Ahogo". Aproximadamente escritos entre 2014 y 2016.