Capítulo 1

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Un amor verdadero?...pues aquí ya no quedan muchos…- decía nuestra narradora mientras buscaba historias románticas; pero no las típicas como “Romero y Juliana” ò “La
Ambicienta” ò quizás “La Sirenota”, ella buscaba historias reales, tan emocionantes qu- ...-La encontré!!!! Calla narrador que ahora me toca a mi!- Uff... Esta bien…
-Papá….me….me falta el aire- Decía una niña de once años mientras se aproximaba a su
padre. La niña cayó al suelo por falta de aire, sus padres se exaltaron, y enseguida mandaron a preparar el auto para ir al hospital.
Ya en el establecimiento, los médicos avisaron que no era nada grave, sólo que la niña tenía asma; A su madre le dio pena, y entristeciò levemente por ello, mientras que a su padre, le daba un poco igual.
Consiguieron un inhalador justo antes de volver a casa, y recostaron a la niña en su cama. -Espero que esto no le afecte a Cannelle….- mencionó su padre, pensando en las relaciones
que tenían con familias tan adineradas como la suya. -¿Philip? ¿Otra vez pensando en dinero? Deberías tener más consideración con tu hija.- Se quejó la madre de Cannelle. -Oh vamos Adeline, no estaba pensando en eso…- Reclamó Philip a la vez que la abrazaba. -Oui
Oui ...(Si si…) te creo, pero mejor vamos a dormir que mañana hay que trabajar- Respondió Adeline mientras depositaba un beso en su mejilla.
Al día siguiente, Cannelle despertó sintiéndose mejor y bajó las escaleras, encontrándose con sus padres en la cocina. El aroma a café y pan tostado dominaba aquella habitación,
Ella fue hasta su madre, y le habló, pero algo sucedía; las palabras no sonaban, sólo se escuchaba el aire saliendo de su boca. Cannelle se asustó y su madre y padre se alertaron -¿Cannelle? ….- dijo Adeline. La niña intentó hablar de nuevo pero lo mismo sucedió, las palabras no salían; ella comenzó a llorar por la desesperación, y sus padres la llevaron al hospital nuevamente.
El doctor examinó su garganta con cuidado, al terminar, dio un suspiro y se quitó los lentes. -Podemos hablar en privado?- Preguntó a la vez que los miraba. -Ok, vamos….- Respondió Philip preocupado y dirigió la mirada a su esposa. -Hija, quédate aquí con la
enfermera; papá y yo volveremos dentro de poco- Mencionó Adeline a la vez que acariciaba su cabeza con gentileza.
El doctor los guió hasta una oficina, entraron y tomaron asiento algo preocupados. -Seré breve...su Hija contrajo una enfermedad en la garganta bastante grave...y lamento decirles que...ella no podrá hablar nunca más.- Mencionó con tristeza. Al oír la noticia, los padres de Cannelle se quedaron perplejos, No reaccionaban…

Con el pasar de los años, la vida para nuestra protagonista no fue nada fácil; con la dificultad de no poder hablar todos se fueron alejando de ella lentamente, poco a poco fue
quedándose cada vez más sola, sus padres tampoco podían estar con ella debido al extenso trabajo, lo único que le quedaba era la compañía de sus mucamas, lo cual no ayudaba
mucho ya que sólo la seguían a todas partes atendiendo sus necesidades.

Ya que no podía ir a la escuela para evitar problemas, se contrató a un profesor particular para que Cannelle pudiese terminar sus estudios apropiadamente. Aunque le intentasen enseñar el lenguaje de señas, ella se negaba rotundamente y optaba por comunicarse a través de un cuaderno y un lápiz.
Finalmente terminó la escuela primaria y el Instituto, decidida a entrar a una Universidad común y corriente con la esperanza de forjar amistades de verdad….o al menos eso deseaba.

Durante las vacaciones Adeline envió a su hija junto con varias mucamas al  extranjero, a una pequeña  ciudad americana rodeada de  hermosos bosques y montañas, un lugar inundado de aire puro, fresco y sano, todo lo que necesitaba, y mucho mejor que el contaminado aire parisino.
Claramente ella nunca salió de esa  gran casa una vez llegó, se la pasaba de aquí para allá, escribiendo, viendo series, lo que sea menos salir,  no estaba permitido por la delicadeza de su piel.

Al fin llegó el gran día, las vacaciones habían terminado y Cannelle estaba muy emocionada por su primer día en la Universidad, un día cálido en la mañana la llevó a
tomar la decisión de optar por un vestido rojo con una tonalidad rosada que le llegaba a dos centímetros por
encima de las rodillas, con escote redondo y una hermosa tela de encaje en tonos carmesí en la parte de la falda, con unos zapatos color carne sin tacón para más comodidad.
Cepilló su blanco cabello (ya que era albina, este era su color natural) , se maquilló de manera muy sutil y salió de su habitación cargando su mochila con muchos libros, y teniendo en mano su cuaderno y su lápiz con el cual se comunicaba.
Una de las mucamas le dió una sombrilla para que su piel No tuviera daños y la acompañaron hasta el automóvil para comenzar el transcurso a la Universidad. Durante el viaje, Cannelle observaba los edificios, los automóviles en el tráfico complicado, y a la gente en el parque sentada o caminando apresurada.
El automóvil se detuvo. -Ya estamos aquí señorita…- Avisó el chofer justo antes de bajarse para abrirle la puerta a Cannelle. Abrió la sombrilla y se la entregó cuando bajaba de allí,
ella le sonrió y se despidió de él.
Mientras caminaba en dirección al establecimiento con la sombrilla en mano, los estudiantes la observaban, miraban sus ropas, su pálida tez y su cabello blanco, la penetraban con la mirada y eso a Cannelle la ponía muy nerviosa; no había ni un sólo estudiante con sus mismas características, y eso la hacía sentir extraña... -¡Vuelve aquí!- Se escucharon unos gritos y Cannelle se volteó algo exaltada, ahí estaba...era un chico de largo cabello negro azabache, tez morena y muy alto, su ropa estaba algo maltratada y estaba
herido, corría en dirección al edificio mientras era perseguido por un grupo de cinco personas que no parecían pertenecer a la institución.
Ella se tranquilizó y aprovechando que ya nadie la estaba mirando, entró al edificio principal cerrando su sombrilla a la vez que buscaba la oficina del director.
-Pase…- Dijo el director al sentir que tocaban la puerta. Cannelle entró y empezó a escribir en su cuaderno. -Dígame que necesita…?- Preguntó mientras la observaba con algo de
intriga. Ella le mostró su cuaderno. -”Soy la nueva alumna, Cannelle, querría saber el numero de mi locker y mi horario para las clases”- Había escrito. -Ah cierto, discúlpeme,
aquí está su número de locker, su tarjeta y sus clases- Mencionó a la vez que le daba los papeles y la tarjeta ya antes mencionada.
Luego de dirigirle una sonrisa, sale de la oficina y mirando el número de su locker, comienza a buscar entre los pasillos atestados de estudiantes. -( 918...va a ser difícil de encontrar entre tanta gente…)- Pensaba a la vez que se abría paso entre la multitud,
mirando cada número hasta encontrar el que le pertenecía. Este se encontraba justo al lado de un locker casi en su totalidad grafiteado, Cannelle optó por intentar ignorar que su vecino o vecina sería un delincuente y pasó la tarjeta por la ranura que le daría el acceso al
casillero. -”No abre…¿qué le pasa a esta cosa…?”- Pensó mientras pasaba la tarjeta una y otra vez, escuchando el “bip” cada vez que lo hacía.

De pronto una enorme sombra se posicionó detrás de ella, y se asustó, volteó para ver quien
era y se encontró con unos flamantes ojos verdes que la observaban detenidamente; Cannelle se quedó mirándolo por unos segundos y recordó a aquel chico herido siendo
perseguido….definitivamente era él… -Quítate…- Dijo él con un tono indiferente. A ella le entró un poco de miedo y se hizo a un lado. El chico golpeó el locker y este se abrió fácilmente.
Cannelle inmediatamente comenzó a escribir en su cuaderno -”Muchas gracias!”- Decía el cuaderno a la vez que se lo mostraba con una sonrisa. -Ah….si de nada.- Respondió
desinteresado. -¿Tu no hablas verdad? O acaso sólo eres tímida…?- Agregó el desconocido; A lo que ella asintió mientras posaba sus dedos en su cuello algo apenada. –Ah...lo siento, bueno...soy Morgan, tu nombre si se puede saber es...?– mencionó, a lo que Cannelle respondió – "No te preocupes; me llamo Cannelle, un gusto"– A través de su libreta. –¿Cannelle? Eso suena muy europeo...y no, no me preocupé por ti, no es necesario el comentario– respondió con un aire indiferente. Ella se mostró un tanto confundida ante la respuesta, pero escribió. – "Estás en lo correcto, de hecho vine desde Francia en busca de algo mejor– mencionó a través del papel. –No sé si encontrarás lo que buscas pero no pierdes nada al intentar...por cierto, tienes un buen inglés, y se nota que nadas en dinero por como vistes...– Mencionó con una mirada extraña hacia la chica, un tanto tirando a desprecio. Cuando Cannelle estaba a punto de responder, sonó la campana indicando el comienzo de las clases, y para cuando ella ya tenía su respuesta formulada, aquella melena negra ya se había perdido entre la multitud...

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Yyyyyyy.... acá se termina xd sorry, pero ya habrá nuevo cap mañana
:'v
En cuanto a la otra novela...perdoooooooon ;-; no tengo inspiración para ella en este preciso momento pero ya subiré cap, tengo el borrador sin terminar pero algún día me voy a poner ;-;

Si les está gustando la historia presionen la estrellita de aquí abajo~ no cuesta nada y aporta felicidad a su escritora que tantas ganas le pone :''

Nos leemos otro día, o quizás en un rato~~

Dulce CaperucitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora