Selfish Love/Cherik Marvel® [Editada]

El ataque.

¿Cuántas veces había escuchando antes la expresión "Todo pasó muy rápido"?

Siendo un Profesor y rememorando todas las historias que sus alumnos le contaban, Charles había podido oirla al menos una vez cada día. Ya fuera por que alguno presenció o fue parte de una pelea o fue atacado por una persona "normal" por el odio a los mutantes, la frase acompañaba al castaño en su día a día.

Esa vez no fue la excepción salvo que ahora se aplicaba en él...

Todo pasó muy rápido, Xavier intentó correr tras la mujer rubia, llevando sus dedos a la sien para evitar que cualquiera de ellos avanzara pese a lo débil que estaba, pero fue para él sorprendente y perturbador saber que su ataque fue bloqueado por la chica quien convirtiéndose en un diamante viviente, no lo dejó hacer nada.

Ella protegía su propia mente de la influencia de Charles, pero Sebastian lo hacía por sí solo.

— El casco. - Dedujo al instante, girando hacia Hank y señalando al castaño. - ¡El casco! ¡Quítaselo!

Pero cuando volvió la mirada a su amigo, éste la tenía perdida. El cuerpo del chico temblaba y la iris de sus ojos ya cambiaba a un tono ámbar.

Un fuerte rugido salió desde el pecho del mutante y en un parpadeo, aquel joven sensible y noble que destinaba cada uno de sus conocimientos a alguna mejora para la comunidad mutante, se perdió por completo dentro de vello azul y facciones grotescas.

El Profesor había visto mil veces esa forma antes pero jamás lo atacó, hasta ahora en que se dejó ir con todo el peso de su cuerpo, saltando cual gorila y golpeando a dos puños contra su pecho.

El aire abandonó el cuerpo de Charles, sus costillas tronaron y sus labios rosados se convirtieron en un par de bordes morados que dejaban ir el último aliento antes de perder la conciencia.

— Hank. - Interrumpió la rubia con voz firme, estirando un poco más su cuello de por sí, largo y detuvo al mutante de dar otro golpe sobre Charles. — Suficiente, cariño. - Con aquella mirada seductora que Emma Frost siempre tenía, vio en dirección a Sebastian, con esa complicidad que los caracterizaba. - No queremos matarlo.

- Aún. - Completó el castaño del casco con una sonrisa y avanzó hacia la exuberante mujer para tomarla por la cintura desde atrás, pegándola a él para avanzar y desaparecer tras la puerta entre los gritos de niños asustados que no sabían por qué el demonio los atacaba de ese modo tras negarse a unirse a él.