NOCHE

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Iluminada al fin la plata

los hilos encienden su llama,

suspiran las suaves cortinas

remueven la rosa rojiza.

Luciérnagas la sala llenan

brillando como las estrellas

activan la rosa de piedra

que hace que mi reloj se encienda.

Felices playas se avecinan

con olas de aguas cristalinas.

A los pies tierras pasajeras

¡Me encantaría ser como ellas!

Pero las luces y el color

que inundaban mi habitación

fueron por las nubes robados

cuando el metal hubo sonado.

Ni las puras blancas palomas

pudieron parar esas sombras.

Tornaron sus plumas oscuras,

y otra vez, ganó la negrura.

Ahora un oscuro algodón

me busca bajo el edredón,

y aunque permanezco acostado,

sé que me acabará encontrando.

Yo, yo y yoWhere stories live. Discover now